Guillermo Zamarripa

Guillermo Zamarripa

Guillermo Zamarripa

1 Mar, 2014

Pemex no es lo que parece

En la discusión de la Reforma Energética y en lo que se perfila para las leyes secundarias hay un supuesto que no se cuestiona: Pemex es una gran empresa, es de todos los mexicanos y permite explotar nuestra riqueza petrolera. Pero queda la duda si esto es cierto o no.

Sobre el primer tema, si el término gran empresa se refiere a grande de tamaño es correcto. Si se refiere a eficiente y al crecimiento del país, no lo es.

Sobre el aspecto de tamaño cuando para una revista, como las 500 empresas de Expansión, Pemex es la empresa más grande de México, lo es por mucho.

Pero para considerar la eficiencia, uno debe de entender otros aspectos. Dos pueden ser su capacidad de producción y su productividad. En cuanto a la capacidad de producción, en 1990 se producían poco más de 2.5 millones de barriles diarios. En 2013 la producción está nuevamente en 2.5 millones de barriles diarios. El máximo fue de 3.4 millones hace diez años.

Casi un cuarto de siglo después se produce lo mismo. La pregunta relevante es la siguiente: ¿qué empresa que se diga exitosa mantiene su nivel de producción durante 25 años? La respuesta es muy sencilla: Ninguna.

En cuanto al tema de productividad, si Pemex hace diez años producía casi 3.4 millones de barriles al día, hoy produce casi 25% menos y con los mismos trabajadores. Hay una caída muy relevante en la productividad laboral de Pemex .

Por lo tanto, si la empresa más grande de México no crece y además se vuelve menos productiva no podemos esperar que le aporte mucho al crecimiento económico del país.

Sobre el tema que es de todos los mexicanos es sólo discurso. Si fuera cierto se rendirían cuentas como se hace con otras empresas que son de muchos accionistas, como las que cotizan en Bolsa.

Ya comenté que no hay crecimiento, pero que otras cosas se esperan de empresas públicas. Una es que entiendan su industria y tengan estrategias para competir y volverse los líderes.

Eso no es lo que hemos observado en las diferentes administraciones de Pemex. Un indicador de mal desempeño es que no se cumple con ciertos parámetros mínimos de restitución de reservas.

Las empresas petroleras que buscan la subsistencia en el largo plazo necesitan de un equilibrio entre lo que sacan del subsuelo y lo que descubren. Pemex  durante los últimos doce años ha mantenido un desequilibrio.

Hay algo más grave y se asemeja al comportamiento del avestruz, es decir, meter la cabeza al suelo y creer que afuera no sucede nada.

Si bien es cierto que México no ha evolucionado, lo que no nos queda claro es que el mundo sí ha evolucionado. Dos ejemplos de lo anterior en América Latina:

El primero Brasil. En 1990 producía poco mas de 600 mil barriles al día y en la actualidad produce poco más de 2.1 millones. El segundo Colombia, que en 1990 producía menos de medio millón de barriles, para 2013 casi produce el millón de barriles.

Fuera si hubo crecimiento de la industria y en México no, no hemos tenido una buena gestión.

En cuanto a que es la fuente para obtener la riqueza petrolera, hay que entender bien lo que hemos hecho. Si uno ve las cuentas públicas, los ingresos petroleros del gobierno federal son muy importantes como porcentaje del PIB. Queda claro que por esta vía se materializa para el gobierno federal la riqueza del petróleo.

Sobre la manera en que se ha utilizado la riqueza hay dos problemas. El primero tiene que ver con que toda la renta producto de los altos precios del petróleo nos la gastamos. Van varios años que dicen tenemos los mayores presupuestos. No hemos ahorrado como en otros países.

El segundo problema es no entender que la renta del petróleo viene de sacarlo del subsuelo, no de todo lo demás que hace Pemex. Nuestro marco legal establece que Pemex tiene que estar en toda la cadena, es decir en refinación, distribución, transporte, etcétera.

En esas actividades ya no hay renta petrolera y no hay por qué hacerlas. Lo que han significado para Pemex es una mayor inversión en lo no fundamental. Es decir, uso ineficiente de recursos públicos desperdiciando la renta.

En resumen, Pemex sí es la empresa más grande de México, pero por cuestiones internas y de marco legal no ha apoyado al crecimiento de México, sólo al gasto de gobierno. Si no se logra un cambio, los efectos adversos para la economía cada vez serán mayores.

*Director general del FUNDEF
guillermozamarripa@itam.mx

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