Luis Enrique Mercado

Perspectivas

Luis Enrique Mercado

3 Mar, 2014

El dulce envenenado de Luis Videgaray

El secretario de Hacienda Luis Videgaray primero y el presidente de la República Enrique Peña Nieto después, anunciaron que en este sexenio no habrá nuevos impuestos ni alza en las tasas tributarias.

El anuncio fue muy festejado, en especial por los empresarios quienes consideran que se da certeza jurídica en materia tributaria.

Sin embargo, la realidad es que son pésimas noticias para todo el mundo y que tanto Videgaray como el Presidente de la República pudieron disfrazar un veneno con el dulce que significa que no aumentarán las tasas impositivas.

Hay muchas razones por las cuales esta estabilidad tributaria es mala noticia, pero dos son las principales:

1.– Deja permanente un sistema fiscal desbalanceado, injusto y equivocado.

En todo el mundo, la mayoría de los países, probablemente con la excepción de Haití, Corea del Norte y México, los sistemas se han inclinado por recaudar vía impuestos al consumo, como el Impuesto al Valor Agregado (IVA) y han reducido incluso las tasas del Impuesto Sobre la Renta (ISR).

En México vamos al revés: más impuesto sobre la renta y menos IVA y esta tendencia se acentuó con la Reforma Fiscal que entró en vigor este año.

El problema que presenta el esquema mexicano es que deja a muchos ciudadanos libres del pago de impuestos.

Precisamente para inducir a pagar impuestos a la informalidad es porque los sistemas tributarios se inclinan por el IVA en lugar de por el ISR.

En México los gobiernos no han podido o no han querido aplicar un IVA generalizado con una canasta exenta de alimentos y medicinas como existe en la mayor parte de los países.

Y lo peor. El PRI adoptó una reforma tributaria perredista que recarga el pago de impuestos sobre las clases medias. A ese sector se le aplicaron impuestos, como el IVA a los alimentos de mascotas; se les aumentó la tasa del ISR; se le pusieron IEPS, Impuesto Especial sobre Producción y Servicios, a los productos que más se consumen en ese segmento de la población y se le aumentaron las reglas  para evitar evasión y elusión.

Y como no hubo IVA generalizado, toda la economía informal quedo virtualmente exenta de pagar impuestos. Ahora, muchos agentes económicos que están en la formalidad buscan la puerta para volverse informales porque ahí hay exención total.

Y éste es el régimen que se mantendrá sin cambios hasta finales del sexenio, cuando lo lógico era una gran reforma tributaria que entrara en vigor paulatinamente de hache a que termine este gobierno.

2.– Mantiene la dependencia petrolera de las finanzas nacionales. No habrá forma de que el país  financie sanamente su gasto público.

Este punto probablemente es peor que el primero, dado que le da permanencia a una situación que pone en peligro la estabilidad de las finanzas públicas.

México es uno de los países que menos recauda en el mundo. Apenas 12% del
Producto Interno Bruto (PIB), sólo por encima de Haití.

En una época, el gasto publico se completó con deuda hasta que el modelo estalló en 1982; desde entonces, el gasto se ha financiado con ingresos petroleros.

La cuenta sale entonces más o menos bien: el gobierno mexicano gasta el equivalente a alrededor de 20%  del PIB; los primeros 12 puntos los financia con recaudación de impuestos; más o menos los siguientes seis, con ingresos petroleros y tiene un déficit no mayor a dos puntos del PIB.

Darle permanencia a esta situación raya en la temeridad. Si se cae el precio del petróleo estaremos en problemas; si se cae la producción, como pasó en 2009-2010, estaremos en problemas y hay que subir impuestos, como se hizo entonces. Eso de que es muy positivo que haya permanencia en materia tributaria es una mentira; es una pésima noticia porque significa que el país seguirá en ese rubro avanzando por un camino equivocado.

Hasta el próximo lunes con nuevas… Perspectivas.

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