David Páramo

Análisis superior

David Páramo

10 Mar, 2014

El siguiente reto

Si bien es cierto que las determinaciones de preponderancia que tomó el Instituto Federal de Telecomunicaciones, así como la licitación de nuevas concesiones de televisión son los primeros pasos concretos para lograr una mayor competencia en este sector desde la privatización de Teléfonos de México, lo cierto es que son parte de un camino bastante incierto ante la gran cantidad de oposición que generará entre los afectados.

Primero es necesario hacer un recuento de cómo se generó esta historia. Desde mediados de la década de los noventa era claro que el sector de las telecomunicaciones requería una regulación especial, pero se cometió una gran cantidad de errores institucionales como la doble ventanilla o el jugueteo que se hizo con los nombramientos, destacando la pésima selección de los dos últimos presidentes de la Cofetel.

Este entorno no sólo propició una gran litigiosidad en el sector sino que, además, se generó una gran cantidad de deformidades que fueron aprovechadas por el grupo que tenía una posición dominante.

La reforma constitucional aprobada el año pasado por los miembros del Pacto por México ciertamente tiene una gran cantidad de puntos discutibles y se cometieron exageraciones pero, a no dudar, va en el sentido correcto, es decir, generar una mayor y mejor competencia en uno de los sectores más ineficientes de la economía.

En amplias gamas de la población hay quienes creen una gran cantidad de mitos repetidos una y otra vez por políticos irresponsables, como Andrés López Obrador, que siguen creyendo que hay intocables, poderes fácticos y quién sabe cuántas tonterías más.

Curiosamente estas versiones tomaron un especial énfasis a raíz de que los legisladores no pudieron cumplir con la legislación secundaria al sector, algo que debieron haber hecho antes del 9 de diciembre y aún no lo hacen.

El IFT confirmó lo que adelantamos en esta columna, harían todo para cumplir con su mandato como uno de los caminos para prestigiarse, lo que les permitirá ser un regulador y árbitro tan capaz como eficiente.

Las decisiones anunciadas el fin de semana pasado dejaron claro que el organismo presidido por Gabriel Contreras tiene una posición determinada y valiente sobre el sector de las telecomunicaciones.

Las medidas anunciadas van incluso más allá de lo que esperaban tanto el mercado como los propios regulados. Son lógicas las dudas e inquietudes que se han suscitado, es necesario hacer una digestión muy larga sobre la nueva dirección que tomará el sector.

Es evidente que no sólo las empresas de Grupo Carso y Televisa tendrían que realizar una gran reingeniería sobre sus operaciones, así como la manera en que hacen su negocio. Lo mismo pasará entre quienes se benefician con las medidas, puesto que están cambiando las reglas del juego de una forma nunca antes vista.

Futuro

Televisa ha optado por una posición mucho más abierta ante la declaración de preponderancia y durante el fin de semana lo dedicaron a analizar una resolución que les parece muy dura en temas como contenidos, incluso en sus canales de televisión de paga, empaquetamiento de publicidad y compartimiento de su infraestructura.

Por su parte, las empresas agrupadas en torno al grupo de Slim se han concentrado en comunicaciones hacia el mercado de valores y sus posiciones públicas han sido más bien cautelosas; sin embargo, no debe descartarse que también recurran a acciones jurídicas para tratar de disminuir los efectos negativos para su grupo de interés económico, aun cuando debe reconocerse que las posibilidades de defensa son disminuidas en gran medida por la reforma constitucional.

De hecho, una de las grandes dudas es qué tan cuidadoso fue el pleno del IFT en procedimientos, seguimiento jurídico de los temas y profundidad de sus determinaciones. No se necesita ser un genio jurídico para saber que gran parte de lo que intentarán los abogados será disminuir el impacto de las medidas por la vía de la forma y no del fondo en las resoluciones, puesto que eso logrará dilatar los procesos y, por lo tanto, su aplicación.

Futuro

La magnitud de los anuncios hechos por el IFT durante el fin de semana lógicamente generan una gran cantidad de dudas e incertidumbre, puesto que se requerirá una gran cantidad de explicaciones y detalles.

No puede decirse lisa y llanamente que todo ha sido comprendido y que los miedos y reticencias al cambio sean borradas por la fuerza de las determinaciones que tomó este nuevo instituto.

Sin embargo, visto en una perspectiva de conjunto debe tenerse claridad en que se trata de un gran paso. No es el único ni el último que debe darse, puesto que faltará entre otras cosas no sólo el detalle de las medidas, sino la aplicación ejemplar de las medidas.

Hay quienes, por ejemplo, temen sobre la aplicación de las medidas, puesto que piensan en acciones del pasado; sin embargo, el IFT se ha ganado un voto de confianza como un instituto que puede hacer las cosas como las merece el sector de las telecomunicaciones en México.

Cadenas

Uno de los puntos que puede generar decepción entre los observadores poco informados del sector de las telecomunicaciones puede ser la licitación de nuevas cadenas de televisión.

De entrada, parecería que los montos solicitados resultaban verdaderamente altos, puesto que invertir unos mil 500 millones de dólares tan sólo para hacerse de señales abiertas parece excesivo, si se considera que el verdadero negocio es la generación de contenidos sobre la posesión de redes abiertas, mucho más con las nuevas reglas de exclusividades, must offer-must carry.

Quizá no despierten el interés que algunos habían anticipado, lo que no debería ser visto como un error del IFT, puesto que ellos recibieron la instrucción proveniente de la Reforma Constitucional, así como el plazo para hacerlo.

De ahí que tomaron un esquema que estaba muy maduro en los tiempos de la fallida Cofetel y que no necesariamente plantea los mejores esquemas, más todavía considerando que el acceso y distribución de contenidos, así como las nuevas pautas para la venta de publicidad permitirán un desarrollo de empresas que no fueron sujetas a una regulación de dominancia.

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