Guillermo Zamarripa

Guillermo Zamarripa

Guillermo Zamarripa

22 Mar, 2014

Nuestros programas de gasto social

La evidencia muestra que la economía de mercado es el mejor arreglo institucional para que un país funcione de manera eficiente. También la evidencia muestra que no se puede dejar todo al mercado. Por ejemplo, no es deseable que una economía genere riqueza, pero que ésta se concentre en unos cuantos.

La política tributaria y el gasto del gobierno son herramientas que permiten mover a la economía de un equilibrio de mercado a otro que sea mas justo y equitativo desde el punto de vista social. Estas políticas tienen implicaciones importantes desde el punto de vista de incentivos a la actividad productiva y a la sociedad.

Ya he analizado los malos incentivos de la política tributaria actual. El día de hoy voy a analizar diversos aspectos del gasto. Un poco de historia.

Durante los últimos cinco sexenios el gobierno federal ha cambiado su perfil de gasto ampliando los programas de gasto social. Previamente el gasto era para tener el apoyo de grupos políticos.

Este cambio se dio en un contexto que resultó en el peor equilibrio. No se eliminaron las transferencias a los grupos de interés anteriores y sí se amplió el espectro para incluir grupos que su rasgo común era tener una característica demográfica.

Un buen ejemplo del esquema anterior es el rubro del campo. Mucho del gasto de gobierno en esta área estaba ligado a mantener la relación con líderes de organizaciones como la CNC. Otro ejemplo es el de la educación básica.

Pasando a analizar el comportamiento del nuevo gasto social, estos programas tienen la característica de que sus criterios de elegibilidad ya no están vinculados con una asociación sino con una cierta población objetivo con algunas características.

La dinámica es que los gobiernos federal y estatales han aumentado consistentemente durante los últimos años los programas sociales en número y en beneficiarios.

Una explicación de esta nueva política de gasto tiene que ver con la mayor competencia política y cumplir promesas de campaña.

El primero fue el programa Solidaridad del sexenio del presidente Salinas. Durante el sexenio de Zedillo el programa cambió un poco. Los apoyos estuvieron condicionados a una serie de requisitos para garantizar un mínimo de salud y educación para los niños.

Este programa se mantuvo con otros nombres en las dos administraciones posteriores lo que demuestra que si hay una rigidez para disminuir este tipo de gasto.

La dinámica a partir de 2000 es que en las administraciones a niveles federal y estatal se han instrumentado cada vez mas programas para dar beneficios a sectores de la población importantes.

A continuación voy a mencionar tres de los más emblemáticos:

El primero es el programa de apoyo a los adultos mayores de López Obrador que fue quien empezó con esta nueva tendencia asistencialista y clientelar del gasto para ganar votos. Éste es un programa que es una especie de pensión mínima cuyo único requisito de elegibilidad es la edad.

El segundo es el seguro popular, un programa en el cual el gobierno federal asume los costos de atención médica de toda población. Este programa tiene dos grandes problemas presupuestales para el país.

El costo que se incurre anualmente es muy pequeño porque México tiene una población joven, pero va a crecer mucho en el mediano plazo. No se tiene una estimación del valor de este pasivo que asumió el gobierno. También elimina una de las pocas diferencias que tenían los trabajadores formales sobre los informales.

El tercer ejemplo es que en muchos estados del país hay programas de útiles escolares para ayudar  a los padres de familia en el regreso a clases.

Si bien lo anterior ha sido una tendencia de los últimos 12 años, lo que vemos en esta administración es un empuje para ampliar aún más estos programas. Tres ejemplos: el programa de cero hambre, el seguro para jefas de familia y la propuesta de pensión universal.

Gastar más y de nuevas forma es muy fácil, no requiere de mucha imaginación. El problema de fondo es la presión al gasto de gobierno. Este proceso se dio en un contexto de ingresos excedentes del petróleo que fue un ingreso extraordinario, que me lo gaste y lo convertí en un gasto fijo.

En resumen, veo a México con una visión de corto plazo cada vez con mas programas asistenciales, que han creado derechos adquiridos, que no necesariamente esta creando los incentivos correctos y que van en contra de lo que está sucediendo en otras partes del Mundo.

 

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