David Páramo

Análisis superior

David Páramo

25 Mar, 2014

No está ganada

Sería muy fácil caer en la tentación de decir que el sector de las telecomunicaciones ha entrado en una fase definitiva a favor de los consumidores y que a partir de la presentación de todas las leyes secundarias, únicamente habría que esperar una discusión seria por parte de los legisladores para tener antes de unos 40 días los ordenamientos que transformen radicalmente al sector.

Desear esta resolución es lo correcto porque se trata de una serie de ordenamientos que harán, sin lugar a dudas, a México un país sustancialmente mejor y más competitivo.

Sin embargo, la realidad es muy diferente. La fuerza de reacción en contra del primer cambio verdaderamente relevante para el sector de las telecomunicaciones desde la privatización de Teléfonos de México está utilizando todo su poder no sólo para mantener sus espacios de privilegio sino para evitar que se tomen regulaciones que, sin lugar a ninguna duda, deben tener como centro y piedra angular el interés supremo de los consumidores.

Es importante recordar que una vez que el Pacto por México presentó esta iniciativa y que fue aprobada por el Congreso de la Unión, los legisladores se autoimpusieron la obligación de tener lista la regulación antes del 9 de diciembre, un plazo que no cumplieron con el pretexto o justificación de que tenían una gran congestión legislativa por todas las reformas estructurales.

El tiempo se acumuló en el calendario hasta mediados de la semana pasada cuando el coordinador de los senadores del PRI, Emilio Gamboa, aseguraba que serían presentadas la semana pasada y el plazo no se cumplió en gran medida por la presión del preponderante que ha encontrado ayudas en personajes siniestros del sector como Javier Corral, Juan Molinar Horcasitas, Mony Sacha de Swaan, Santiago Creel (quien como pandillero lanza la piedra y esconde la mano), quienes están usando una estrategia muy común en ellos: dilatar la discusión tanto como sea posible para ver si de ese modo logran descarrilar las regulaciones, que queden en los términos que ellos las desean o en el peor escenario seguir esquilmando más a la población y depredando a sus competidores con prácticas que el Instituto Federal de Telecomunicaciones ya calificó como indebidas y que merecen una regulación asimétrica.

Están tratando de desvirtuar la resolución con argumentos que supuestamente buscan descalificar el trabajo del Ejecutivo y los legisladores cuando, en realidad, están defendiendo los intereses de quienes los han patrocinado de una manera embozada.

Uno de los grandes cambios en el país es, justamente, que los poderes que se oponen al desarrollo del país no son tan poderosos frente a la fuerza transformadora de Enrique Peña Nieto y aquellos mexicanos que tenemos claro que seguir haciendo lo mismo y esperar resultados diferentes es una gravísima equivocación.

Hay quienes critican que el Presidente y su equipo abran tan públicamente sus cartas en procesos regulatorios. No faltaron quienes opinaron que el gobierno era bisoño al no guardar nada y hablar de frente con los agentes económicos porque eso ha permitido reacción a las fuerzas del preponderante.

La realidad es que quien ha detentado el poder en el sector de las telecomunicaciones durante demasiadas décadas no requirió de una posición abierta y transparente de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, encabezada por Gerardo Ruiz Esparza, para eso tiene su bancada y sus empleados incondicionales.

Así las cosas, es mucho mejor un esquema a través del cual se conoce abiertamente cómo se va construyendo el acuerdo que, hoy está en manos del Poder Legislativo.

Regulación

Así las cosas, la regulación que fue presentada hoy es un gran paso aunque tardío para las necesidades del país y que todavía tiene que enfrentar muchísimos retos que ahora están en manos de legisladores que deben estar a la altura de las necesidades del país.

La regulación secundaria a las telecomunicaciones tiene como primer punto fundamental un cambio de visión. Tradicionalmente se buscó regular a las empresas creyendo que eso, por consecuencia automática, traería beneficios para los consumidores.

Aquí no se trata más de los poderes fácticos o los mitos y mentiras que durante muchos años se han venido construyendo en el sector de las telecomunicaciones, puesto que el país se enfrenta a la oportunidad única de crear un nuevo entorno en el cual los consumidores tengan ventajas.

Es momento de cerrar filas y exigir una discusión transparente en la que, necesariamente, quienes han tenido posiciones privilegiadas las pierdan o las disminuyan en aras del bien común.

Puntual

El presidente de la Asociación de Bancos de México, Javier Arrigunaga, levantó la voz a favor de todo su gremio al recordar cuál es el principio básico de la actividad bancaria.

Por falta de educación y/o cultura financiera se cree que los bancos tienen como principal o única función el prestar. De ahí que sólo estén pensando en hacer leyes financieras para que los bancos presten más y con menores tasas de interés.

Gran parte de los problemas de estas regulaciones financieras es que tienen como objetivo disminuir los controles prudenciales de los bancos en aras de la inclusión financiera.

De hecho, hay quienes aseguran que se debe romper la paradoja de que México tenga una de las bancas más sólidas del mundo, pero que llega a un número muy limitado de personas, incluso comparando la penetración bancaria que se tienen naciones de similar grado de desarrollo como Brasil.

El presidente de la ABM recordó un principio fundamental: los bancos tienen como principal cometido proteger los recursos de los depositantes y darles rentabilidad. Así que cualquier medida que disminuya la solidez financiera de los bancos debe ser vista con particular reserva y cuidado.

Seamos muy claros. Antes de pensar en una competencia por ver quién coloca más créditos, las instituciones financieras deben mantener la solidez y demostrar que no generan problemas.

Asuntos como el de Oceanografía, que hasta el momento ha demostrado que causó quebrantos en por lo menos Bancomext, Banamex y Banorte deberían ser una adecuada llamada de atención, puesto que a pesar de tener una de las mejores bancas del mundo siguen colándose individuos indecentes que no atentan únicamente en contra de las instituciones financieras sino en contra de los depositantes.

De cara a una convención bancaria que se considera un tanto desangelada por la conyuntura, los bancos deben retomar este discurso poderoso: lo primero que tienen que cuidar es el dinero de los depositantes y después pensar en cualquier otra cosa.

No vaya siendo que con las mejores intenciones del mundo se esté sembrando la semilla de la próxima crisis financiera.

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