Prohíben el uso de PowerPoint en el colisionador de hadrones

Ciudad de México.- Tal vez el uso excesivo y abuso de PowerPoint ha comenzado a cobrar facturas a todos los que aman utilizarlo. Reuniones o juntas de trabajo en una sala sin luces y con imágenes proyectadas en una pantalla no es el mejor formato para mantener la atención de los asistentes.

Presentaciones más largas que toda la saga de películas de Harry Potter junta, con 100 o más diapositivas no ayudan en mucho a que la junta logre su cometido. Hastiados de dinámicas como estas, los investigadores del colisionador de hadrones decidieron prohibir el uso de PowerPoint en todas sus reuniones.

Y es que, para ellos, dedicar tanto tiempo a una reunión en un monólogo que parece interminable, tiene resultados muy pobres. La solución: implementar un sistema de pizarras para que el expositor escriba solamente lo estrictamente necesario, hable el tiempo suficiente y dialogue con la audiencia.

El resultado: fue mejor de lo que se esperaba, se redujo el número de reuniones, pero el tiempo de las mismas se extendió positivamente. Ahora los asistentes contaban con la oportunidad de participar y dialogar con el expositor.

Otro de los efectos que notaron, es que la pizarra exhibía las habilidades del orador, mientras que en las reuniones con PowerPoint el esfuerzo del expositor era mínimo y gracias a una presentación monótona. Con la pizarra los oradores se vieron expuestos a cuestionamientos más activos, y por ende, hubo quienes si pudieron responder y quienes no lo lograron.

Un caso más

Jeff Bezos, fundador y director ejecutivo de Amazon, prohibió el uso de PowerPoint en sus reuniones. Para fines prácticos, antes de cada junta, el expositor debía redactar en un máximo de seis páginas, un resumen de la presentación. Así, durante la reunión, se discutía el contenido.

Prohibir PowerPoint es una medida bastante radical, sin embargo, hay otras soluciones para no torturar a los asistentes. Por ejemplo, hacer presentaciones más cortas, como máximo 10 diapositivas. No poner pantallas atascadas de textos que nadie va a leer y tampoco abusar de gráficas que resulten incomprensibles. La clave: la simplicidad.