Viriathus hace negocio con la historia

CIUDAD DE MÉXICO.- Ernesto y Viriato Cuenca, son dos hermanos que decidieron abrirse paso con un negocio de antigüedades. A la fecha, el total de artículos en su bodega supera los cinco millones de pesos.

Pero lo novedoso de este negocio, es que sus productos han logrado colocarse en tiendas de la talla de Casa Palacio, pues además de ofrecer un artículo antiguo y único, cada uno cuenta su propia historia.

Entre los objetos que han encontrado estos dos cazadores de antigüedades y que están disponibles para la venta hay floreros de María Félix y hasta las maletas de Adolfo López Mateos.

“Siempre la añoranza por los objetos antiguos va a existir, seguiremos buscando esos objetos”, afirmó Ernesto Cuenca.

Viriato, quien está a cargo de la parte comercial, explica que el proyecto lleva dos años, y empezó como alternativa a una agencia de publicidad que operaban, pero los artículos gustaron tanto que comenzaron a crecer, pues
algunos datan del siglo XVIII.

En tanto, Ernesto, como historiador de arte, es el encargado de encontrar los artículos que se exhibirán en sus aparadores, que incluyen tanto balones de cuero, como sillones, moldes de zapatos, teléfonos, cohetes en miniatura o candelabros, todos ellos, son objetos que se pueden trasladar a un ambiente contemporáneo y hacer “un gran contraste”.

“Estamos recuperando objetos que no necesariamente tienen un valor artístico, son cosas cotidianas que se vuelven artículos decorativos”, dijo.

Sus productos

En Viriathus se puede encontrar un artículo decorativo en 400 pesos, como un molde antiguo para gelatina. A decir de los dueños, son productos que se venden muy bien; también hay opciones de 15 mil pesos, como un cohete conmemorativo de la Comisión Nacional del Espacio Exterior y existen otros en más de 150 mil pesos, si se trata de una cajonera de las antiguas mercerías del centro histórico.

Ernesto explicó que los artículos los obtienen de bazares o herencias, algunos objetos se pueden encontrar a muy bajo precio y luego venderse mucho más caros, esto porque los vendedores en ocasiones desconocen el valor real de lo que están comercializando.