Aún una compañía sin cargos, tendrá jerarquías

Investigaciones muestran que la percepción de estatus social afecta cómo tomamos decisiones, qué tan altruistas somos, así como nuestra salud física y mental
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Aún una compañía sin cargos, tendrá jerarquías. Foto Especial
Aún una compañía sin cargos, tendrá jerarquías. Foto Especial

CIUDAD DE MÉXICO.- Radicalmente plano. Esa es la herramienta gerencial que Tony Hsieh, fundador del gigante del comercio electrónico Zappos, espera alcanzar a finales de 2014.

Hsieh planea dejar a un lado la jerarquía tradicional de la compañía eliminando entre sus 1,500 empleados los nombres de los puestos que puedan llevar a cuellos de botella en la toma de decisiones.

El resultado final: una “holacracia” centrada en equipos que se organizan solos y que hacen avanzar el negocio.

Derivada de la palabra griega “holos”, raíz de la palabra inglesa “whole” (N. de la T: en español “entero”), una “holocracia” es una organización en donde todas las partes trabajan juntas para crear un todo autónomo.

Hay motivos para pensar que este experimento podría funcionar en Zappos.

Desde Hsieh hasta el representante de servicio al cliente más nuevo de la empresa, todo el personal de la firma está impulsado por 10 valores centrales.

Y Zappos ya ha empezado a implementar el nuevo enfoque con aproximadamente 150 empleados. ¿Pero es una opción sustentable para la mayoría de las empresas?

Hay evidencia que apoya la idea de que aplastar los silos administrativos no solo ahorra dinero, sino que también apoya decisiones ágiles sin la carga de juicios miopes de un puñado de ejecutivos.

Por el otro lado, los críticos señalan la forma en que la naturaleza humana puede tomar el control cuando las estructuras jerárquicas de poder desaparecen junto con los nombres de los cargos que las denotan.

Percepciones innatas de estatus entran en acción para trazar las líneas evolutivas de quién es el jefe y quién no.

Agreguémosle el hecho de que la gente lucha naturalmente para alcanzar mayor estatus en forma de admiración y respeto de sus compañeros y de los que percibe como más poderosos.

En una “holocracia”, nuestra inclinación instintiva a subir peldaños en el trabajo no encontrará recompensa cuando no hay un jefe que nos ofrezca un golpecito en la espalda.

El estatus es tan importante para nosotros como la respiración. Investigaciones muestran que percepciones de estatus social (de nosotros mismos y de los demás) y nuestra posición general en las jerarquías sociales afectan cómo tomamos decisiones, qué tan altruistas somos, incluso nuestra salud física y mental.

Puesto que nuestros cerebros están integrados para captar las amenazas sobre los premios, la gente tiende a actuar más defensivamente cuando siente que su estatus está en peligro. Y cuando la gente se siente amenazada, ocurre un número de reacciones fisiológicas que pueden deteriorar nuestra memoria y nuestra capacidad para tomar buenas decisiones.

En una “holocracia”, los cargos desaparecen, pero no las dinámicas humanas. En un ambiente donde todos son líderes, se debe aplicar algún otro mecanismo para garantizar que todo mundo siga comportándose de acuerdo con los principios de justicia y transparencia.

Harrison Monarth es asesor ejecutivo y autor de "The Confident Speaker", un best-seller del New York Times, y de "Executive Presence", un best-seller internacional. Su libro más reciente es "Breakthrough Communication"

*bb

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