José Yuste

Activo empresarial

José Yuste

7 Abr, 2014

Detrás de la quiebra de Mexicana

La falla original en Mexicana de Aviación fue bajarla del aire el 20 de agosto de 2010. La administración de Gastón Azcárraga avisó de su inminente quiebra cuando era demasiado tarde para tratarla de vender a alguien más. Y el gobierno tampoco podía salvarla porque era salvar a un empresario cuyas ganancias fueron privadas, y ahora quería que las pérdidas fueran públicas, de todos.

Tampoco se podía requisar

Desde la campaña de Peña Nieto los trabajadores de la aerolínea pidieron salvar a Mexicana. Muchas veces se había hecho: cuando Gerardo de Prevoisin tronó las dos aerolínas, cuando por el Fobaproa las perdieron los bancos y el IPAB tuvo que revenderlas.

Pero con Mexicana desde el principio se mantuvo una lógica: no se podía salvar a una empresa privada.

Hay quien decía que se podía requisar. Pero tampoco era viable, porque había otras aerolíneas, que si bien tardaron en tener más presencia, después de tres años fueron llenando los vacíos: Interjet, Volaris, VivaAerobus.

Entre el juez Consuelo y Advent

El concurso mercantil de Mexicana duró tres años y medio. Fue tortuoso. El juez Felipe Consuelo vio uno tras otro a supuestos inversionistas. Todos prometían inyectar a Mexicana con millones de dólares. Ninguno puso un solo centavo. Y el juez, asesorado por el administrador del concurso mercantil, Gerardo Badín, permitió seguir con el concurso mercantil a pesar de que ningún inversionista ponía dinero de verdad.

Se vendió en mil pesos, pero deudas de 200 mdd

Desde que Mexicana se bajó del aire fue Advent, el fondo de inversión con gran parte de las concesiones comerciales de la Terminal 1, el cual quería salvar a Mexicana. Pero el fondo de inversión vio que no le iba a alcanzar, que era entrar a un negocio intensivo en capital y con enormes deudas. Entonces, al final fue el abogado de Advent, Jorge Gastelum, quien terminó comprando las acciones de Mexicana por mil pesos.

Sin embargo, Gastelum nunca la capitalizó. De entrada, se tenían que saldar los 200 millones de dólares de deuda que traía.

Gastelum esperó un postor que le pagara dinero por las acciones de la empresa, y que fuera el nuevo postor quien pudiera invertir de verdad en la aerolínea.

Gastelum y la administración del concurso mercantil de Mexicana, a cargo de Gerardo Badín, estuvieron esperando y considerando que iba a llegar un grupo de inversionistas que capitalizara la empresa. Sólo que esperaron demasiado: tres años y medio. ¿Por qué esperaron tanto? Nadie lo sabe. Hubo varios rumores al respecto.

IXE lo intentó, no flexibilizó contratos

La única alternativa viable para Mexicana fue cuando al principio de todo el proceso el Banco IXE, todavía con Enrique Sánchez Mejorada como uno de sus inversionistas y previo a la etapa que IXE quedó en manos de Banorte, trató de adquirir Mexicana.

IXE no logró un acuerdo para flexibilizar los contratos colectivos con los trabajadores. Y se salió del proceso de compra y capitalización. Pero eso fue al principio. Después vimos pasar tres años y medio de toda clase de supuestos grupos de inversionistas y que ninguno puso un centavo sobre la mesa.

Todos los dizque nuevos inversionistas querían que el gobierno salvara la aerolínea, y así no tendrían que hacerse cargo de las deudas (con Banorte y Bancomext, así como con el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México y ASA, entre otros) que sumaban más de 200 millones de dólares en total. Más aparte tenían que capitalizar la empresa comprando o rentando nuevos aviones.

La juez analizó si había inversionistas serios

Ahora y después de tres largos años y medio, la juez del concurso mercantil, Edith Alarcón, tomó una decisión totalmente comprensible: quebrar Mexicana. Sí espero a ver si alguno de los inversionistas era serio, pero al ver que ninguno ponía interés en capitalizar la aerolínea, la declara en quiebra. Con una excepción: la Base de Mantenimiento.

MRO para parte de liquidación de trabajadores

La base de mantenimiento MRO es la única filial de Mexicana que sigue dando flujos e ingresos.

La SCT, hoy a cargo de Gerardo Ruiz Esparza, juntó a los distintos acreedores y les propuso hacer un esfuerzo para asumir pérdidas de su deuda, quedarse como accionistas de la empresa y venderla. Con dicha venta, que será de alrededor de mil millones de pesos, se pagará parte de la liquidación de los trabajadores de Mexicana.

Todos los activos al síndico

Vimos una historia empresarial lamentable. Un empresario que no supo cuándo decir hasta aquí, como Gastón Azcárraga, y quien hoy está fuera del radar de las leyes mexicanas, y una aerolínea que, con tantas deudas y costos, no pudo relanzarse con todo y tener un activo importante: sus trabajadores. Y ahora todos los activos deberán pasar al síndico para la quiebra. Es lamentable, pero así terminó la aerolínea más longeva de la aviación mexicana.

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