Luis Enrique Mercado

Perspectivas

Luis Enrique Mercado

21 Abr, 2014

México empieza a preocupar al mundo

Los mercados internacionales empiezan a levantarle las cejas a México, pese a que es ahí donde mejores calificaciones y con mayor optimismo se observa al país.

Y este levantamiento de cejas obedece a varios hechos: la falta de aterrizaje de las reformas estructurales, la incapacidad de México para sacar a su economía del marasmo en que cayó el año pasado y las acciones gubernamentales para aumentar el nivel de gasto en forma permanente, con acciones como la pensión vitalicia y el seguro del desempleo, combinadas con la promesa de no hacer otra reforma fiscal en lo que resta del sexenio.

Estos hechos empiezan a preocupar porque son el primer paso para un debilitamiento en el equilibrio de las finanzas públicas mexicanas y porque, con una economía débil, la recaudación de impuestos es igualmente débil.

La primera acción concreta es el aumento en el llamado “nivel de riesgo”, que en el caso de México aumentó tres puntos respecto al cierre de 2013. Pasó de 155 en diciembre pasado a 158 el 15 de abril de este año. El nivel de riesgo mide la diferencia de tasas de interés de la deuda de un país en cuanto a la deuda de Estados Unidos.

Esto significaría que a México se le prestaría 1.58 puntos porcentuales arriba de la tasa de interés de los bonos del Tesoro de Estados Unidos.

Es verdad que el nivel de riesgo de México es reducido, en especial si se le compara con los 804 puntos en que se ubica el de Argentina y los 224 el de Brasil, que por cierto aumentaron 25 y dos puntos respectivamente también el 15 de abril.

En el caso de México, el nivel de riesgo más bajo lo tuvimos en junio de 2007, con 71 puntos, y el más elevado de la época reciente, en octubre de 2008, cuando estuvo en 624 puntos.

El problema no reside en este momento en el nivel de riesgo en sí, sino en el hecho de que aumentó en abril, lo cual significa un extrañamiento de los mercados internacionales hacia el país.

Lo que hemos visto en este gobierno es una mayor manga ancha en el manejo de las finanzas públicas, con el pensamiento de que un mayor nivel de gasto, aunque signifique mayor déficit y con ello mayor deuda, alentaría la recuperación económica.

El problema es que vimos mayor gasto, mayor déficit, mayor endeudamiento y la economía sigue postrada.

En este mismo espacio hemos insistido en que México ya usó esa receta de mayor deuda para aumentar el gasto y la economía nunca se reactivó con eso. La historia reciente del país nos dice que las grandes crisis económicas se produjeron debido al endeudamiento y la natural debilidad de las finanzas públicas de México y estamos dando los pasos en esa misma dirección.

La tesis del gradualismo en este tema es falsa: no pasa nada si se actúa con cuidado y sólo se aumentan tantito el déficit y la deuda.

Pero ese discurso fue el que hizo que México llegara a declararse en suspensión de pagos ante la enorme deuda acumulada y que se llegara a déficit equivalente al 15% del PIB.

Lo prudente, lo adecuado, es trabajar siempre en favor de finanzas públicas más sólidas y menos comprometidas, y trabajar con cambios estructurales, como los que se han planteado, para lograr una economía con mayor crecimiento.

El problema es que las finanzas públicas se han debilitado un poco y que los cambios estructurales, en especial el energético, no han aterrizado. Quedarse sólo con la reforma constitucional es importante, pero más importante aún es concretar esos cambios en la realidad.

Hasta el próximo lunes con nuevas… Perspectivas.

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