Opinión del experto

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22 Abr, 2014

Los sobrecostos en grandes proyectos de infraestructura de transporte

Por Fausto Barajas

A lo largo de la historia de la humanidad, el desarrollo de infraestructura ha estado ligado al éxito económico de las civilizaciones. Es esta expresión de adaptación a su entorno la que ha permitido al ser humano avanzar en la mejora de las condiciones de vida.

Para los gobiernos, la realización de grandes obras de infraestructura es un mecanismo de política pública que se utiliza para impulsar el crecimiento económico, reducir las desigualdades y generar condiciones que aumenten la competitividad de sus países, estados o regiones.

Las grandes obras de infraestructura en el sector de transporte son de las más utilizadas por los gobiernos para incidir en el aumento de eficiencia en infraestructura. Así se renueva infraestructura que está saturada o se construyen obras totalmente nuevas que permiten la transformación de la economía de las regiones.

En cualquiera de los casos, estas son obras que pueden sufrir sobrecostos para su realización, entendido el sobrecosto como un incremento del costo del proyecto u obra respecto a la cantidad presupuestada inicial, como fue el caso, a mediados de los noventas, del tren de alta velocidad Eurostar, que cruza de Londres a París.

Algunas de las características de los grandes proyectos de transporte que pueden incidir en la generación de sobrecostos se pueden catalogar dentro de los siguientes rubros:

*Definición del proyecto. El enfoque y el alcance del proyecto sufren cambios a lo largo del tiempo.

*Planeación. Hay cambios o eventos no previstos que no son considerados, por lo que los presupuestos resultan inadecuados.

*Riesgo. Por su dimensión y complejidad, los proyectos de infraestructura son altamente riesgosos.

*Tecnología. Son proyectos que requieren soluciones tecnológicas nuevas o de reciente creación, que en muchos casos todavía no están estandarizadas.

*Actores implicados. Involucran a un gran número de tomadores de decisiones con intereses enfrentados o simplemente con un nivel de coordinación y liderazgo inexistente.

El sobrecosto de los grandes proyectos u obras de transporte es un problema mundial, tanto en  países desarrollados como en países en desarrollo, nos enfrentamos a un fenómeno que no es nuevo. De acuerdo con Bent Flyvbjerg, especialista en planeación de la Universidad de Oxford, en las últimas siete décadas del siglo pasado los grandes proyectos de infraestructura ferroviaria a nivel mundial presentaron, en promedio, 45% de incremento en sus costos. Por su parte, los proyectos carreteros rondaron cifras cercanas a 20 por ciento. Flyvbjerg identificó que en nueve de cada diez proyectos los costos fueron subestimados desde la fase de planeación.

De acuerdo con el artículo de Cantarelli et al, las fallas en las previsiones de los costos pueden ser de diferentes tipos, entre las que se encuentran:

*Causas políticas. Falta de compromiso a largo plazo o ajustes de previsiones para hacer más atractivos los proyectos en su fase de planeación.

*Causas técnicas. Aumento en los precios de los insumos, errores de diseño del proyecto, mala gestión del proyecto o estimaciones incompletas.

*Causas económicas. Falta de incentivos y recursos o incorrecto proceso de financiamiento.

*Causas sicológicas. Falacia de la planificación y sesgo optimista: la actitud cautelosa de las personas frente a los riesgos cuando se toman decisiones conlleva al error.

Durante los últimos años en México se incrementó el nivel de inversiones en infraestructura. De niveles de inversión de 3% del PIB  entre 2000 y 2006 se llegó a niveles de 5% entre 2007 y 2012. Afortunadamente, los niveles de inversión que se prevén para los próximos cinco años se mantendrán cercanos a cinco por ciento. Sin embargo, ante este panorama es especialmente relevante que el desarrollo de los proyectos busque los menores sobrecostos posibles. Para ello será fundamental la disciplina, oportunidad y transparencia con la que se manejen los proyectos de infraestructura en nuestro país y, particularmente, en las obras de transporte.

La mejor forma de actuar para los gobiernos federales y locales es aquella que evite la tentación política de seleccionar proyectos que subestiman sus costos y  exageran sus beneficios. Para ello, la disciplina, transparencia, la evaluación realista de los costos y los riesgos,  la evaluación externa e independiente de proyectos y el avance en la profesionalización de los servidores públicos involucrados en la toma de decisiones son acciones indispensables. Sólo así se lograrán llevar a buen puerto los grandes proyectos de infraestructura en transporte.

                *Economista y director de la Fundación Desarrollo Humano Sustentable
                fausto.barajas1707@gmail.com

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