Guillermo Zamarripa

Guillermo Zamarripa

Guillermo Zamarripa

26 Abr, 2014

Acaba el periodo legislativo y aún no hay resultado

El próximo miércoles 30 de abril termina el periodo ordinario de sesiones del Congreso. Al día de hoy no hay resultados concretos respecto de las leyes reglamentarias de las reformas estructurales. Si bien los niveles de avance son diferentes, las condiciones para tener los resultados que se esperaban no son las adecuadas.

Pero, ¿cuál es el impacto si no se concluyen pronto los procesos legislativos? Hay aspectos de derecho, de hecho y en las expectativas.

Empecemos por los impactos de derecho. Si bien las reformas constitucionales ya se aprobaron sin los cambios a las leyes reglamentarias, el marco legal que se sigue aplicando es el anterior.

Ahora bien, la estrategia de hacer las reformas constitucionales en dos vueltas hizo más rápida la primera etapa y facilitó la comunicación de muchos logros al inicio de la presente administración. Es claro que hacer de manera simultánea el cambio constitucional y la ley reglamentaria no hubiera permitido hacer tantas reformas si hubiera dado más certeza a la economía.

De hecho, ex-post esta estrategia ha complicado los procesos legislativos en varias dimensiones.

La primera es de logística. No es lo mismo negociar cambios legales a un número reducido de artículos en un número reducido de páginas a hacer las revisiones de las leyes reglamentaria. Estas tienen cientos de artículos, y en algunos casos con cientos de páginas. Se empezó por lo fácil y se dejó lo más complejo para la segunda ronda.

Como ejemplo se puede comparar la reforma constitucional en materia de telecomunicaciones con la iniciativa de su ley reglamentaria. 

La segunda es de capacidad de reacción. Esto tiene que ver con que los grupos de interés afectados por los cambios legales han tenido mucho tiempo para buscar plasmar en las leyes reglamentarias aspectos que logren atenuar el impacto del cambio constitucional.

La tercera es del contexto. En un segundo año de gobierno con una reforma política en proceso se contaminan otros procesos legislativos por temas netamente políticos más que técnicos.

Los impactos, de hecho, los relaciono con que los cambios en la actividad productiva en los diferentes sectores vinculados con las reformas no se han dado.

En resumen, este tipo de reformas lo que buscan es aumentar la competencia y la competitividad en los diferentes sectores. Un indicador en el que se ve reflejada la mejor dinámica en los sectores es una mayor productividad.

Entre los mecanismos que logran lo anterior es la entrada de empresas a los diferentes sectores y una mayor inversión.

Con empatía nos ponemos en el lugar de los empresarios e inversionistas. Con lo que se ha hecho hasta ahora no tienen certidumbre de las condiciones que regularía la actividad en telecomunicaciones y en energía. Ante esta situación lo racional es esperar como lo han hecho.

Esto nos lleva a dos reflexiones. La primera es de tiempos y la segunda de condiciones.

La de tiempos tiene que ver con los plazos en los que se materializarán las inversiones y en los que se tendrán los efectos en el crecimiento económico. Si esto tarda mucho y se prolonga el periodo de un crecimiento económico limitado, los inversionistas pueden perder la confianza en México.

La de mayor riesgo es la de condiciones. Ésta tiene que ver con que el nuevo marco legal sea uno que realmente fomente la apertura de los sectores y dé certeza a las inversiones.

Sobre esto no tendremos información completa hasta que se concluyan los procesos legislativos. Aquí hay un riesgo real que no debemos subestimar.

Los impactos en las expectativas tienen que ver con lo que ha sido el discurso oficial durante los últimos 15 meses. Se puede sintetizar que el elemento que detonará el mayor crecimiento vendrá dado por las reformas.

Hoy tenemos reformas en proceso, pero que no se han concluido. Si no se llegan a materializar, ¿dónde quedará el discurso oficial en materia de crecimiento económico y dónde quedarán las expectativas?

En resumen, el proceso legislativo para tener la legislación secundaria ha sido complejo por los temas y por lo que busca cambiar. Todavía está en proceso de definición. Esto ha tenido un efecto en que las inversiones no se han dado por la falta de marco legal. Es decir, se pasó del derecho al hecho. Si las inversiones no se dan tendrán un efecto sobre las expectativas.

Hay mucho en juego. Al día de hoy pareciera que, con suerte, sólo se tendrá una reforma aprobada (Competencia). La pregunta es: ¿se lograrán los acuerdos rápido y se implementarán o regresaremos a la etapa de parálisis?

                *Director general del FUNDEF
                guillermozamarripa@itam.mx

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