Reformas a fuego muy lento

Las reformas se cocinan a fuego muy lento. Los cambios estructurales, por los cuales México ha estado de moda en el mundo, viven tiempos lentos en el proceso legislativo. La iniciativa de telecomunicaciones debió haber quedado lista, según los legisladores, el 9 de diciembre pasado. Ya pasó el periodo ordinario. Y ahora va a periodo extraordinario… ¿para junio? La Reforma Energética que debe iniciar en septiembre la ronda uno con licitaciones donde participarán empresas privadas, todavía ni entra al  Congreso. La Reforma de Competencia apenas acaba de pasar al Senado con cambios.

Desde luego no se trata de tramitar lo más rápido las reformas sin discusión, sin diálogo, sin acuerdos. Pero en algunos casos, las reformas están debatidas, como fue durante el año pasado. Y ahora que viene el hilado fino de las iniciativas secundarias, el proceso empieza a ser muy lento y pone nervioso a más de uno.

Telecom, del traspié a empantanarla

La Reforma en Telecomunicaciones tuvo un traspié: el internet. Ahí se debe tener un equilibrio entre la seguridad velada por las autoridades y el derecho a la privacidad de sus usuarios, en especial cuando todos podemos ser generadores de
contenidos.

Sin embargo, este punto es bastante salvable. Y más bien debemos ver que la Reforma en Telecomunicaciones salga adelante con temas pendientes en más de una década en el sector de telecomunicaciones y radiodifusión. Postergar la reforma sólo hará que un sector que debe ser de calidad para los mexicanos siga igual.

Energética ni se discute y viene ronda uno

La Reforma Energética desde luego debe empezar a discutirse ya. El gobierno ha esperado y esperado para enviar la ley secundaria. Estoy convencido de que la Reforma Energética cambia lo que es imposible mantener: el actual modelo de gestión de Pemex, anquilosado, lleno de corrupción, donde la petrolera sólo extrae petróleo y olvidó todos los demás sectores.

Pero desde luego la reforma debe responder a la necesidad de energías limpias, renovables, evitar que las empresas privadas pasen por encima de pozos y del medio ambiente. Este tipo de discusión todavía no la tenemos. Y ya hay fecha para la ronda uno, la que tendrá las primeras licitaciones con los empresarios (en septiembre).

Competencia, una que llega a revisión

La Reforma de Competencia económica sí fue aprobada por el Senado.

La legislación desde su primera revisión en la Cámara de Diputados pudo sortear dos temas preocupantes: la desincorporación de activos (que ahora será hasta que la empresa pueda defenderse y terminar su proceso de amparo), y la determinación de insumos esenciales (se verán caso por caso para impedir que sean un control de precios).

Ahora del Senado salió con una Comisión Federal de Competencia más fortalecida en cuanto a sanciones e inicio de investigaciones (podrá acudir al Ministerio Público).

Sin embargo, es una reforma que debió haber salido desde hace tiempo.

La ruta de las reformas se ha complicado en el Legislativo, y de algunas de ellas depende la generación de expectativas para tener un mayor crecimiento.

Sanofi con vacuna vs. dengue

Para los laboratorios encontrar nuevos fármacos o vacunas es un logro de su inversión en investigación.

Sanofi investiga mucho en vacunas, incluso en México tiene presencia con la vacuna contra la influenza. Desde hace años ha investigado la vacuna contra el dengue, y por fin después de un estudio con más de diez mil voluntarios en Asia, en 56% de los voluntarios se redujo la enfermedad. Fueron 20 años de trabajo para llegar a la vacuna. Sin duda la inversión en investigación es clave.

CIP como Cancún para Teotihuacán, Calakmul y Chichén

En el Plan Nacional de Infraestructura presentado por Peña Nieto viene una inversión de 181 mil 242 millones de pesos para la infraestructura turística.

Pero lo más destacable es la decisión de crear Centros Integralmente Planeados, tal como sucedió con Cancún, pero ahora se hace donde sí se necesita pero también donde existe gran potencial turístico: las áreas arqueológicas.

Existirán CIP para Teotihuacán, Chichén Itzá y Calakmul.

Sucede que los turistas llegan a las zonas arqueológicas, las visitan un par de horas y se van. Ninguno se queda en la región, no hay derramas económicas para los pobladores, y tampoco se crean políticas de cuidado y sustentabilidad para las mismas.