¿Está funcionando la política tributaria contra la obesidad?

La recaudación generada por el impuesto a las bebidas saborizadas sería de 12 mil 455 mdp en este año, mientras que se prevé una bolsa de cinco mil 600 mdp por el impuesto generado a los alimentos de alto contenido calórico
Management -
Foto: Thinkstock
Foto: Thinkstock

Por Eddu Vera*

 

A Gary Becker, q.e.p.d.

Desde inicios de 2014, las reformas impulsadas por el Presidente de la República y aprobadas por el Congreso de la Unión han tenido impactos de diversa magnitud sobre la economía mexicana.

Hasta ahora, de todas ellas, la Reforma Hacendaria ha sido la de más pronta aplicación y, por mucho, la de mayor alcance. Tras un vertiginoso final en 2013, logró entrar en vigor desde el primer día de este año, obligando a una rápida adaptación de prácticamente todos los agentes del país. Fue dentro de esta reforma donde se abordó uno de los temas más sensibles para la sociedad mexicana, en cuestiones de salud pública: el combate a la obesidad y la diabetes a través de la imposición de gravámenes a los productos directamente relacionados con la propensión a esa enfermedad. 

Según un estudio realizado por el Instituto Karolinska, uno de los diez mejores institutos de medicina a escala mundial, con sede en Estocolmo; Suecia, el consumo de bebidas azucaradas incrementa en 20 por ciento el riesgo de desarrollar dos tipos de diabetes, al tiempo que incrementa otros padecimientos como la propensión a sufrir infartos, hipertensión y obesidad.

México es uno de los principales consumidores de refresco en el mundo. Fue ubicado por la ONU en el primer lugar mundial con obesidad infantil, y el segundo para adultos.

Medicina fiscal

Para combatir ese problema, la Reforma Hacendaria, propuesta al Congreso el 8 de septiembre de 2013, incluyó dentro de los puntos clave las reformas a la Ley del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), consistentes en la creación de un par de gravámenes relativos a combatir la obesidad: uno a productos de alto contenido calórico (275Kcal/100grs.); y otro a bebidas saborizadas o con azúcares añadidos, los cuales, al momento de aprobarse, el 11 de diciembre de 2013, fueron de ocho por ciento y un peso/litro respectivamente.

La efectividad de la política adoptada por el gobierno para combatir la obesidad dependía en gran parte de uno de los conceptos básicos en la economía: la elasticidad de la demanda de los bienes gravados.

La elasticidad se refiere a la sensibilidad de la demanda de los bienes respecto a su precio. Un bien es muy elástico si su demanda varía significativamente ante un ligero cambio en el precio, mientras que un bien es inelástico si su demanda no varía ante cualquier cambio en el precio.

La propuesta enviada al Congreso apostaba a que serían las empresas las que trasladarían el impuesto a los consumidores mediante el incremento en sus precios, y que la demanda de los productos de alto contenido calórico y las bebidas saborizadas sería lo suficientemente elásticas a su costo como para influir en el consumo de los habitantes del país.

Impacto al bolsillo

La aprobación de estos nuevos impuestos evidentemente obligó a un replanteamiento de la estrategia de cuatro de las empresas más grandes del país: Bimbo, Coca-Cola, Femsa y Pepsi Co.

Desde entonces, las cuatro compañías han optado por diferentes medidas operativas, siendo Bimbo y Coca Cola las que más rápido se adaptaron a trasladar el impuesto a sus clientes. La primera, aumentando precios desde septiembre, antes de que se definiera la propuesta de reforma. La segunda, incrementando los precios desde noviembre, mucho antes de que entrara en vigor la Ley de Ingresos.

En el caso de Bimbo, cuyas ventas netas en México representaron durante el primer trimestre de este año 42.2 por ciento del total de la compañía, incrementó sus precios por última vez el 2 de septiembre de 2013, poco antes de que se propusiera la Reforma Hacendaria.

Esa estrategia le permitió absorber,  por completo, el nuevo impuesto a sus productos. El resultado fue una caída en sus ventas netas de 0.2 por ciento en términos anuales durante el primer trimestre, comparado con un incremento de 4.1 por ciento durante el último trimestre de 2013, y de 5.2 por ciento durante el tercer trimestre del mismo año.

Por su parte, las acciones tomadas por Coca-Cola consistieron en elevar un peso el precio de prácticamente todas sus presentaciones de más de 600 mililitros, lo cual desembocó en una caída en sus ventas comparables del primer trimestre de este año en 2.1 por ciento en términos anuales, la primera caída en sus ventas desde el cuarto trimestre de 2006. A su vez, ya había registrado una desaceleración de sus ventas desde el tercer y cuarto trimestre de 2013, siendo el último el período durante el cual incrementaron sus precios como respuesta a la Reforma Hacendaria.

Femsa tampoco quedó incólume: su formato de tienda pequeña Oxxo no sólo se vio afectada por el aumento de los precios de refrescos y panadería industrial, sino también por el incremento del IVA en la frontera de 11 a 16 por ciento.

En consecuencia, las ventas a mismas tiendas de Oxxo se estancaron en el primer trimestre, con un magro crecimiento de 0.4 por ciento, comparado con una tasa favorable de 2.5 por ciento en el trimestre anterior.

Por el contrario, Pepsi Co., cuyo mercado abarca desde las bebidas saborizadas hasta los alimentos de alto contenido calórico, se resistió a elevar los precios en un intento por captar cuota de mercado frente a sus competidores. Y aunque no trasladó el costo del impuesto a sus clientes, el alza del tributo se encargó de mermar sus ventas netas, las cuales decrecieron tres por ciento en términos anuales en América Latina. Pepsi Co. argumentó, ante sus flojos resultados, el entorno adverso en México ante los nuevos impuestos a sus productos donde la caída de las ventas fue de cinco por ciento.

Resultados trimestrales

En primera instancia, pareciera que al menos durante el primer trimestre del año los incrementos en el precio de estos productos surtieron los efectos deseados por el gobierno sobre las ventas, lo cual repercutió en los resultados de las empresas más grandes del país dedicadas a la producción y venta de bebidas saborizadas y alimentos con alto contenido calórico.

En términos agregados, las ventas anuales de Coca-Cola y Bimbo se redujeron en promedio cuatro puntos porcentuales en el primer trimestre de 2014. No en vano, en los últimos doce meses, la acciones de Coca Cola y Femsa han sido las más castigadas de la muestra del IPC detrás de Wal-Mart, con derrumbes de 27 y 16 por ciento, respectivamente.

Pero el objetivo del gobierno no se reduce sólo a disminuir el consumo de dichos productos y aliviar los problemas de obesidad y diabetes en México, sino también a inflar las arcas públicas.

En México, la experiencia previa con este tipo de políticas la encontramos mediante la tributación al tabaco y al alcohol, donde el primero tiene un gravamen de 160 por ciento y el segundo de hasta 53 por ciento.

Estas medidas han permitido moderar las ventas tanto de cigarros como de bebidas alcohólicas. Pero también han logrado incrementar los ingresos públicos que podrían destinarse a combatir las adicciones.

Ingresos públicos

Según la Ley de Ingresos de la Federación, la recaudación generada por el impuesto a las bebidas saborizadas sería de 12 mil 455 millones de pesos durante 2014, lo cual equivale a 9.3 por ciento del total de la recaudación por concepto del IEPS, mientras que el impuesto a los alimentos de alto contenido calórico se espera que recaude cinco mil 600 millones de pesos, lo cual en conjunto aumentaría la recaudación por concepto de combatir el consumo de productos dañinos a la salud en 18 mil 55 millones de pesos.

El objetivo del gobierno, con la aplicación de estos gravámenes, es reducir el consumo de productos nocivos, disminuir los porcentajes de obesos y diabéticos y contar con más recursos para el tratamiento de estos problemas de salud pública. De momento, y a juzgar por los primeros números reportados por Bimbo, Coca Cola, Femsa y Pepsi Co., se ha logrado, mediante el aumento de los precios derivado del incremento de impuestos, reducir el consumo. Eso son buenas noticias para México, y halagaría al recientemente fallecido Premio Nobel de Economía Gary Becker, que en sus modelos de decisión racional, propugnaba subidas de impuestos para corregir las posibles externalidades negativas generadas por el consumo de productos contraproducentes para la salud, aunque en su estudios más seminales se refiriera, directamente, a las drogas.

* Analista de llamadinero.com

 

Tips para tus finanzas personales directo en tu correo.
Al registrarme acepto los términos y condiciones

  TAGS

Taboola
Icono de te puede interesar de en dineroenimagen

TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR