José Yuste

Activo empresarial

José Yuste

9 May, 2014

Recesión o crecimiento bajo, deben corregirse

El secretario de Hacienda rechaza la existencia de una recesión en la economía mexicana. La afirmación del secretario hace voltear a ver las definiciones de recesión.

La última definición basada en la OCDE, la del Sistema de Indicadores Cíclicos, la sigue en México el INEGI. Según la definición del INEGI, el indicador coincidente debe tener más de nueve meses con descensos y estar por debajo de su tendencia de largo plazo. La definición es técnica, pero con base en ello podríamos estar en recesión. Pero lo importante es que la economía mexicana debe crecer mucho más pronto y rápido de como lo ha venido haciendo.

Índice de confianza, el vaso medio lleno

La economía mexicana tiene un crecimiento mediocre. No podemos seguir así. Durante el primer trimestre del año los indicadores no fueron alentadores.

Incluso el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, señala que el último dato de confianza del consumidor ya puede representar un cambio de tendencia, hacia la mejoría, ya que en abril el indicador de confianza fue un poco mayor que el mes inmediato anterior.

Como sea: México está creciendo muy bajo, o como dicen algunos análisis, sí está dirimiéndose entre la recesión y una ligera recuperación.

Hacienda: 3.9%; analistas 3.01%

La Secretaría de Hacienda va a modificar su pronóstico de crecimiento hasta conocerse el PIB del primer trimestre del año, lo cual sucederá a partir del 20 de mayo.

Según el pronóstico inicial de Hacienda vamos a crecer 3.9% para este 2014. Pero los analistas consultados por el Banco de México ya sitúan el crecimiento en 3.01% para 2014.

Pymes, ahorro, mercado interno… agenda pendiente

Está claro que debemos implementar una política de crecimiento renovada. La administración de Enrique Peña acaba de dar a conocer una política de infraestructura alentadora, la cual puede apoyar al crecimiento.

Y los últimos indicadores de balanza comercial hablan de una mejor exportación hacia Estados Unidos. Pero si no impulsamos sectores intensivos en mano de obra, y las pymes dentro de ellos, el mercado interno seguirá deprimido y el crecimiento seguirá dependiendo más de la suerte de Estados Unidos que de nosotros mismos. De igual manera si no fomentamos el ahorro, para lo cual no hay ninguna ayuda, seguiremos sin un potencial de ahorro que pueda dirigirse a inversiones productivas. Desde luego no dejamos de ver el escenario de las reformas estructurales, las cuales ayudarán a la expansión productiva, pero su aliento será en el largo plazo.

La jugada de Casa Saba

Es fácil irse con la finta. La jugada de Manuel Saba y su equipo es interesante. Está vendiendo sus farmacias, lo cual de por sí son puntos de venta atractivos. Tanto las Ahumada en Chile y Sudamérica como las Benavides en México. En total más de mil 400 farmacias.

Por la venta de las farmacias está recibiendo nada menos que 638 millones de dólares. Nada despreciable, y que en los hechos le permite a Casa Saba hacer frente a sus deudas con dos grandes acreedores, HSBC (Luis Peña) y Banorte (Guillermo Ortiz).

Sin embargo, y aquí viene una jugada interesante de Manuel Saba y los bancos HSBC y Banorte, todavía no está vendiendo el negocio de distribución.

De lo que se está desprendiendo es de los puntos de venta al cliente minorista, es decir, de las farmacias. Pero el negocio al mayorista, aquel que obtuvo de la compra de Autrey, todavía se mantiene.

Negocio mayorista, saldrá a venta

Desde luego Casa Saba va a terminar vendiendo su negocio de distribución para pagarle a sus acreedores (HSBC y Banorte), pero también para salir de las deudas.

Otro negocio más que comete el pecado de la expansión: endeudarse de más. El apalancarse mucho es riesgoso. O asumes la deuda y la puedes ir solventando con el flujo del negocio que compras (en este caso Casa Saba compró Farmacias Benavides), o terminas por lo sano: vendes el negocio, pagas a los acreedores y te vas a otros sectores.

Esta última fue la decisión de los Saba, ya sin el fundador de la empresa (Issac Saba), con problemas familiares, pero con buen tino para evitar una catástrofe. Es mejor vender y pagar. Que no vender, quebrar, y terminar bastante mal, como lo hemos visto con muchos casos empresariales.

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