Multipropiedad

El gran escritor Francisco Martín Moreno ha dedicado una parte importante de su trabajo a desentrañar, con hechos, algunos de los mitos nacionales sobre la historia. Quizá podría abrir una nueva división en la cual analizara los mitos del pasado muy reciente.

No sólo aquellas mentiras que se han repetido una y otra vez hasta que algunos incautos se las han creído como la defensa del petróleo, que Pemex es de los mexicanos, los de siempre, los de arriba, el duopolio de la televisión, sino también otros que tienen que ver con el futbol.

Si hace una reflexión y luego lo pregunta a sus cercanos, muy posiblemente usted estará a favor de la prohibición de la multipropiedad de equipos de futbol, puesto que en el pasado se ha prestado para el arreglo de partidos. Muy bien, ahora hágase la siguiente pregunta: ¿Cuándo ha sabido de un arreglo de partidos en el futbol mexicano? Lo menos sería preguntarse sobre un caso presentado en tribunales o la inhabilitación de un equipo.

Tal vez usted pueda esconderse como todos los que tienen fe en los mitos o creen en las historias de sospecha que le gustan, sin importar la realidad, que existe un compló a lo Andrés Manuel López Obrador, que impide que los mexicanos sepamos la verdad.

Ayer se jugó el primer partido de la final de la Liga Bancomer entre dos equipos que son parte de Grupo Pachuca, propiedad de Jesús Martínez, y en los cuales Carlos Slim tiene una participación reconocida de 30%, tanto en Pachuca como León.

Muchos han hablado, con gran simpleza, del arreglo del partido, de la sospecha sin hacerse preguntas por lo menos lógicas. ¿Qué ganarían arreglando el partido a favor de uno y otro?

Al ser un grupo, los ingresos entran de igual forma, antes ya les pasó lo mejor, puesto que tiene a sus dos equipos en la final. El primer y segundo lugar tienen acceso a torneos internacionales y, en fin, para hacer una opinión de este tipo, habría que conocer íntimamente no sólo las finanzas de cada división del grupo sino, además, los planes de expansión para ambos.

Necesidad

En el futbol e incluso otros deportes como el beisbol mexicano la multipropiedad es una necesidad.

A diferencia de ligas internacionales de otros deportes (señaladamente la NFL, MLB o NBA) los deportes en México no tienen elevados índices de rentabilidad.

Se trata de negocios altamente demandantes de capital en los cuales las utilidades son muy bajas. Habría que ver la necesidad que tienen los equipos, especialmente los que no son parte de grupos sólidos, de convertir sus uniformes en una suerte de mantas publicitarias.

Los ingresos de la mayoría de las organizaciones son de carácter local cuando se trata de un negocio que debería ser nacional o, incluso, internacional.

No habrá que detenerse por el momento en la Liga Mexicana de Beisbol o La Liga Mexicana del Pacífico, que tienen multipropiedad y nadie anda tejiendo historias sin argumentos, en el futbol mexicano.

El hecho concreto es que hay pocos empresarios o grupos que estén dispuestos a invertir en un negocio como el futbol donde, reiteramos, los ingresos son pocos comparados con los gastos.

La experiencia demuestra que esta realidad genera una gran cantidad de equipos cuyo destino depende de las relaciones de los propietarios con el gobierno del Estado en turno. Ahí están historias como las de Chiapas, Veracruz, Aguascalientes o Querétaro.

Otros que simplemente no tienen la capacidad para mantenerse en el primer circuito tal como ocurrió con los Indios de Juárez.

El aferrarse a impedir la multipropiedad lleva a que se cuelen personajes de dudosa reputación que de pronto desaparecen en medio de investigaciones del Servicio de Administración Tributaria o incluso de la Procuraduría General de la República.

Los equipos que han logrado mantenerse estables en el primer circuito tienen grandes apoyos por parte de grupos empresariales, pocos que están dispuestos a invertir e incluso perder dinero durante largos periodos.

Así las cosas, se tiene que reconocer la realidad y actuar con base en ella; sin hipocresías como fingir que sólo se tienen participaciones minoritarias en varios equipos u otras formas bastante exóticas.

Precios

Hoy, por ejemplo, ascendieron los Leones Negros de la Universidad de Guadalajara.

Evidentemente esta institución no tiene fondos ni estadio, para mantenerse en la categoría y necesariamente requerirá un socio o un empresario que esté dispuesto a quedarse con una marca bastante popular en uno de los mercados publicitarios más grandes del país, pero que tiene una importante saturación por la presencia de Guadalajara y Atlas, ambas instituciones con un profundísimo respaldo financiero.

Una de las maneras que puede tenerse para calcular cuánto cuesta una franquicia del futbol mexicano es que el SAE ha dicho que por el Querétaro, que era propiedad de uno de esos que desaparecen en medio de investigaciones de fraude como Amado Yáñez, es de 25 millones de dólares.

Ese monto sólo es de entrada, es decir, se tiene que pensar en sueldos, salarios y demás gastos asociados para mantenerse en el primer circuito antes de pensar en hacer cualquier tipo de negocio.

El tema de fondo es determinar que si no hay empresarios suficientes hay dos opciones: hacer una liga sustancialmente más pequeña con los resultados lógicos en cuanto al espectáculo, salarios de jugadores y patrocinios. Vamos, hasta con el comportamiento de la Selección Nacional que, para algunos, es una suerte de baluarte nacional.

La otra opción es dejar atrás los mitos y que la Federación Mexicana de Futbol mantenga, como hasta hoy, la transparencia en el deporte.

Deseo

Seamos muy puntuales. Las características particulares del futbol mexicano hacen que la Selección Nacional sea un gran negocio para los propietarios de equipos y la Federación Mexicana de Futbol.

Algunos equipos, particularmente los más grandes, obtienen adecuados niveles de rentabilidad o son generadores de contenidos de televisión y otros medios de comunicación.

La inmensa mayoría vive con pérdidas y de ahí la cantidad de equipos que nacen, crecen y mueren en menos de una década sea tan elevada. Así, es necesario establecer que por el bien del negocio y sus anunciantes se debe apoyar la multipropiedad.