Guillermo Zamarripa

Guillermo Zamarripa

Guillermo Zamarripa

17 May, 2014

La punta del iceberg

Durante la semana, el Imco publicó un documento titulado Mapa del Magisterio de Educación Básica en México que tiene información que revela un mal ejercicio del gasto en esta materia. Si bien el tema da para un análisis muy profundo, creo que lo más preocupante es que este fenómeno de un mal ejercicio del gasto no es exclusivo de la educación.

Empezaré por comentar algunos temas muy precisos que derivan del documento, pero tienen implicaciones más allá de éste.

En cuanto a la información de las bases de datos de las nóminas del magisterio hay cuatro estados que no las entregaron y ocho más que entregaron reportes vacíos o incompletos.

Lo anterior revela que hay un nivel de incumplimiento relevante con lineamientos relacionados con la implementación de la reforma estructural educativa. Esto confirma la hipótesis de que los cambios legales no son las reformas. Éstas tendrán un efecto hasta que se instrumenten de manera correcta.

La hipótesis anterior explica por qué los agentes económicos no han generado inversiones. Por eso todavía no se ve aún el movimiento en la actividad económica. La mala noticia es que falta tiempo para que se vea.

En cuanto a indicadores relacionados con los maestros la edad promedio es de 42 años que parece razonable. El problema surge con la nómina en cuanto a su administración y montos de pago. De los estados con información solamente cuatro tienen menos de 200 categorías salariales, siendo el que menos tiene Sonora con 157. El estado que más tiene es Zacatecas con mil 843.

La complejidad de manejar tabuladores con tantas categorías es grande y varía mucho entre estados. En cuanto al nivel de sueldo, el promedio nacional es de 25 mil 153 pesos, siendo el Estado de México el mejor pagado con un promedio de 29 mil 212 pesos.

Las dispersiones en sueldo y categorías apuntan a que en este momento es sensato cuestionarse si el modelo de descentralización instrumentado hace dos décadas fue el adecuado. Hay que entender las distorsiones que generó y en su caso tratar de replantearlo.

Esto indica que el tema de la Reforma Educativa además de tener aspectos de calidad también involucra aspectos económicos.

Si bien el tema de los sueldos elevados de algunos maestros es de escándalo, creo que el sueldo promedio refleja una realidad muy diferente a la percepción que se tiene del magisterio como un sector mal pagado.

El sueldo promedio nacional de 25 mil 153 pesos mensuales es alrededor de 12 veces el salario mínimo mensual. Si lo vemos en términos del trabajador promedio que cotiza al IMSS estamos hablando de más de tres veces. La conclusión es clara: el magisterio es en promedio un sector bien pagado.

Ejemplos de aspectos vinculados con la infraestructura educativa muestran que hay 536 telesecundarias sin luz y un número importante de escuelas que no existen y que tienen nómina.

Lo anterior me lleva a la siguiente pregunta: ¿el gasto público en México es ineficiente sólo en educación básica o hay más rubros donde también lo es?

Empezaré con una referencia internacional. Hay un índice de calidad del gasto público que se publica en el reporte de competitividad global del Foro Económico Mundial. Cuando se analiza la tendencia del dato de México los últimos años se aprecia que vamos a las baja, es decir, cada vez gastamos peor.

Cuando se compara a México con países de la región, destaca cómo estamos muy por debajo de Chile.

Para explicar lo anterior basta con revisar algunos datos del gasto público. El primero es su crecimiento sostenido durante los últimos años. El segundo es que el crecimiento principal se dio en gasto corriente. El tercero es que se financió con los ingresos petroleros. El cuarto es el aumento en los programas sociales de asistencia. El quinto es el aumento en la inversión de Pemex que se dio en los últimos ocho años y estuvo acompañado de una contracción en la producción de 30 por ciento.

Hay elementos para sustentar que el gasto en México no se ejerce de manera eficiente en varios rubros, distintos a la educación básica. Es decir, la evidencia de educación básica es como la punta de un iceberg.

Estos argumentos me llevan a dos cuestionamientos viendo hacia adelante. El primero, si no debía haber una alto en el crecimiento del gasto para eficientarlo y orientarlo a actividades de impacto. Los datos reflejan que hay mucho margen para hacerlo. Segundo, si el aumento en el gasto público será realmente un acelerador del crecimiento. Esta información da evidencia de que en su caso lo será, pero menos de lo que nos dicen.

                *Director general del FUNDEF
                guillermozamarripa@itam.mx

 

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