América Móvil: preponderancia, exclusión... y divorcio con AT&T

La operación costará a AT&T 48 mil 500 mdd, y permitirá sellar una alianza entre los servicios de video de Direct TV y los suyos de banda ancha, en línea con la tendencia de la convergencia digital
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Randall Stephenson, CEO de AT&T. Foto: Reuters
Randall Stephenson, CEO de AT&T. Foto: Reuters

Por José Miguel Moreno*

Hace tiempo que la empresa AT&T, el segundo operador de telefonía celular más grande de Estados Unidos, estaba inquieto. Tres años atrás intentó engullir a T-Mobile, por el que ofreció 39 mil millones de dólares (mdd). Pero los reguladores echaron el plan abajo por la dominancia que habría implicado. Después se puso a tantear al mercado europeo, y allí andaba cautivando al gigante británico Vodafone, atraído por el crecimiento del segmento de la banda ancha móvil en el viejo Continente. La idea era adquirirla este mismo año, pero la estrategia no fraguó.

De hecho, no fraguó porque al final buscó un matrimonio distinto, lejos de las venerables damas de la telefonía inalámbrica, un mercado ya un tanto saturado. Más acorde con los nuevos tiempos de la era digital, donde proliferan los enlaces entre la televisión y los servicios de internet, buscó entablar relación con alguna deslumbrante y esbelta doncella televisiva, hasta que se encontró con la más glamurosa y dotada de todas, Direct TV, la mayor operadora de televisión satelital, de quien hace poco se rumoraba que flirteaba con la empresa Dish.

Costo de la operación

Con esta boda, que costará a AT&T 48 mil 500  mdd, no busca expandir el mercado de telefonía celular doméstico, como antaño, sino sellar una alianza entre los servicios de video de Direct TV y los suyos de banda ancha, en línea con la tendencia de la convergencia digital.  Este casamiento se hizo más perentorio tras conocerse el compromiso de Comcast y Time Warner Cable, un enlace de 45 mil mdd que conferiría al grupo resultante de esa fusión de un poderoso control del sector.

Ahora bien, lo malo de que AT&T contraiga nupcias con Direct TV es que tiene, inexorablemente, que romper con su novia latinoamericana de toda la vida, América Móvil. Con ella trae un idilio desde 1990, cuando la entonces Southwestern Bell, una de las “baybell” que se engendró con el desmembramiento de la antigua y monopólica AT&T, apoyó la privatización de la compañía estatal mexicana,  la cual era comandada por el ahora mayor ejecutivo de AT&T, Randall Stephenson.

Pero no había de otra. Se dice que un clavo saca a otro clavo, y un amor saca a otro amor. Y América Móvil y Direct TV son rivales en el negocio de la televisión de paga en Latinoamérica. Unir ambas dinastías habría implicado un poder y una hegemonía en algunos países que las agencias antimonopolio no habrían tolerado. Por ejemplo, en Brasil ambas compañías acaparan en torno a 83% del mercado, y en Colombia poseen, conjuntamente, una cuota de 62 por ciento.

Como muestra de su irrenunciable amor por Direct TV, el rompimiento con América Móvil fue drástico: anunció que vendería su patrimonio dentro la empresa mexicana, que ascendía a una participación de ocho por ciento (algo así como 73 mil 400 millones de pesos, o en torno a cinco mil 680 mdd al precio de cierre del miércoles) y retiró a sus dos miembros del Consejo de Administración.

El desaire no sentó bien a América Móvil, que se niega a comprar la participación de AT&T bajo el argumento de que supondría un mayor endeudamiento para la empresa cuando uno de sus actuales objetivos es desempalancarse.

Incertidumbre

Sea como sea, este desencuentro llega en un mal momento para América Móvil. El hechizo que tenía la empresa hace unos años se ha venido apagando.

Sus tribulaciones iniciaron con la propuesta de reforma de telecomunicaciones del gobierno de Enrique Peña Nieto, lo que envolvió a la empresa y su futuro en un halo de incertidumbre que golpeó a la acción desde principios del año pasado, sobre todo en tanto no se conocieran las leyes secundarias que apenas se discutirán en el Congreso en este mes de junio. Además, en México ha sido declarado preponderante en el sector de telecomunicaciones, donde concentra 61.5 por ciento del sector, lo que supone cumplir con ciertas medidas y restricciones en su operación.

Ahora, el divorcio con AT&T provoca varios inconvenientes adicionales, entre los cuales hay que resaltar dos: uno, su principal rival en el negocio de televisión de paga en Latinoamérica, Direct TV, se fortalece con su alianza con su exsocio, AT&T, quien conoce perfectamente a América Móvil; y dos, se arruina la posibilidad de intentar penetrar en Europa juntos, como aliados, una aspiración que evaluaron en el pasado con Telecom Italia.

Pero además hay más cosas: AT&T aportaba a América Móvil importante experiencia para desarrollar la estrategia de telecomunicaciones en Latinoamérica, que está importando el modelo estadunidense; y finalmente, TracFone, la subsidiaria de telefonía inalámbrica de América Móvil en Estados Unidos, usa la red de AT&T (aunque también de otras empresas como Verizon, T-Mobile y Sprint) para ofrecer sus servicios.

Mercado de paga

El contratiempo es importante. En lo que se refiere a la televisión de paga, Carlos Slim pretendía impulsar ese negocio como alternativa de crecimiento ante el menor dinamismo del negocio de servicios de telefonía inalámbrica, aunque dentro de América Móvil sigue siendo el segmento más pequeño, al representar apenas ocho por ciento de los ingresos totales. Pero ahora se topará con un antagonista más poderoso en un mercado cuyo apetito es voraz.

En ese mercado, América Móvil es un poco  más grande: al final de 2013 contaba, a través de sus distintas subsidiarias y marcas, con 19.7 millones de suscriptores para televisión de paga en Latinoamérica, comparado con 18 millones de Direct TV. Y ambos crecen de manera vigorosa: América Móvil incrementó los ingresos en 7.6 por ciento el año pasado para situarse en 60 mil 800 millones de pesos (en torno a cuatro mil 800 mdd) en tanto Direct TV aumentó sus ventas en 9.5 por ciento para situarlos en seis mil 800 mdd. Pero el crecimiento promedio de los últimos tres años ha sido de 25 por ciento.

Por tanto, hay un equilibrio de fuerzas entre América Móvil y Direct TV, donde se dan codazos en el mercado latinoamericano de televisión de paga.

Por eso, perder a AT&T para que se pase a la competencia no es buena noticia.

A su vez, y para su desesperación, América Móvil tiene los brazos atados en México (al menos de momento) lo que está siendo aprovechado por Direct TV.

De acuerdo a la regulación mexicana, América Móvil no podrá ofrecer un servicio de televisión de paga en los próximos 18 meses. Lo más que posee es un acuerdo de marketing con Dish México, propiedad de MVS Comunicaciones SA y EchoStar Corp, empresa que es propietaria y opera los satélites de otro competidor de Direct TV, Dish Network.

Por el contrario, Direct TV sí compite en México de la mano del Grupo Televisa, y de su unidad de televisión satelital, Sky México. De hecho, 59 por ciento de esa empresa es propiedad de Televisa, mientras que 41 por ciento restante es de Direct TV.

Otras regiones

Al otro lado del Atlántico, en el mercado europeo donde tan activo ha estado Slim, también AT&T parece haberle dado la espalda a América Móvil. Apenas la semana pasada América Móvil oficializó la oferta por todas las acciones ordinarias de Telekom Austria que aún no posee. Asimismo, posee una participación de 27.1 por ciento en Royal KPN, y pretende mantener una alianza con su socio holandés. Sin embargo, contaba con la posibilidad de que la adquisición de Vodafone por AT&T le permitiera también establecer sinergias con ella en Europa.

La larga relación de AT&T y América Móvil ha sido fructífera, y a ambas les ha generado mucho valor. Pero AT&T empieza a percibir que el negocio ya no está tanto en los servicios de telefonía inalámbrica, sino en su integración con las cableras (aunque en verdad el negocio está ahora en los servicios de video en línea). Así lo decidió, y América Móvil se resintió. La semana empezó mal: la acción se hundió cuatro por ciento y cerró en 12.69 pesos, muy cerca del mínimo del año de 12.65 pesos por unidad con el que cerró a finales de marzo.

En cuatro ocasiones, en lo que llevamos de año, América Móvil ha puesto a prueba esos soportes. Cuidado, porque en caso de romperlos se puede ir por debajo de 12 pesos.

* Director de llamadinero.com

 

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