David Páramo

Análisis superior

David Páramo

23 May, 2014

Competencia bancaria

El gobierno de la República y, en particular, el secretario de Hacienda han dado un viraje total sobre la impresión que tienen del sector bancario, así como la penetración del crédito entre la población.

A principios de esta administración el discurso oficial una y otra vez machacaba que había escasa competencia entre las instituciones de crédito por lo que prestaban poco y caro. De hecho, desde la presentación de la Reforma Financiera y durante el largo proceso de aprobación decían que el corazón de la iniciativa era que los bancos prestaran mayores cantidades y más barato.

Se utilizaban, la mayoría de las veces, comparaciones con países como Brasil y Chile para hablar sobre la penetración bancaria y, no faltaban aquellos, que aseguraban que había una suerte de colusión entre los prácticamente 50 bancos que operan entre el país y que compiten en contra de una cantidad incluso superior de otorgantes de crédito.

Se decía, por ejemplo, que hay una gran concentración puesto que cinco o seis bancos controlan tramos de mercado de 80%. Curiosamente no podían hacer comparaciones con prácticamente cualquier otro sector de la economía, puesto que en todos los índices de concentración son superiores.

En todo este debate, la Asociación de Bancos de México tomó la decisión de no enfrentar directamente al gobierno y los legisladores, tan desinformados como virulentos, y ellos mismos aportaron pruebas sobre la baja penetración de la banca entre la población y su deseo de prestarle a más personas.

Una vez ganada la batalla de lo evidente o simplón, se concentraron en dar argumentos contundentes sobre la realidad de la banca mexicana. No sólo explicaron cómo es un sector que tiene muy poco tiempo de estabilidad y el costo que tuvo para la economía en su conjunto la fiebre de crédito que se dio a principios de los noventa, la cual derivó en la última gran crisis de la economía nacional.

Explicaron que gran parte de la baja penetración del crédito tiene que ver con las condiciones propias de la economía y de la población, así como temas que necesariamente pasan por el debate entre que es prioritario entre las dos funciones esenciales de la banca: preservar el patrimonio de los depositantes o dar crédito.

Y no detuvieron ahí las comparaciones puesto que argumentaron, de una manera objetiva, que de acuerdo con los índices de concentración y competencia la banca mexicana tiene índices superiores a los que se registran en la Unión Europea y de las más altos fijados por la OCDE.

Adicionalmente, lograron establecer que la forma de la banca mexicana es similar a la de Canadá, considerada tradicionalmente como una de las más sólidas y competidas del mundo.

Conversión

La conversión de los funcionarios del gobierno se hizo evidente durante la 77 Convención Bancaria. Enrique Peña Nieto y Luis Videgaray, en público y privado, no sólo fueron afectuosos y amables con un gremio con el que tuvieron momentos bastante ríspidos, sino  que a partir de ahí no han escatimado en elogios sobre la solidez de la banca nacional.

Vale la pena decir que no se trata de una cercanía sin argumentos, puesto que el sistema bancario mexicano se encuentra entre los tres más sólidos del mundo en cuanto a índices de capitalización y reglas de supervisión bancaria.

El secretario de Hacienda, en todos los eventos en los que interactúa con este gremio tiene particular cuidado en hablar sobre la solidez de la banca mexicana y su compromiso con México.

Sin reacción

Sin embargo, si se analiza la penetración del crédito entre la población no ha crecido sustancialmente a pesar de la Reforma Financiera y la buena relación entre la Asociación de Bancos de México y el gobierno federal.

La salida sencilla sería decir que no funcionó la reforma o si fuera otro sector de la economía se hablaría de los poderes fácticos, el complot o cualquier otra fantasía de ese tipo; sin embargo, la explicación tiene que ver con el pobre crecimiento de la economía durante los primeros 15 meses de esta administración.

Los bancos han mantenido muy agresivos programas de financiamiento hacia prácticamente todos los sectores de la economía con especial énfasis en las micro y pequeñas empresas por su dinamismo económico. Las tasas de interés se encuentran en niveles mínimos históricos.

Hace unos días, HSBC, presidido por Luis Peña, anunció el más grande programa de garantías, junto con Nacional Financiera, que dirige Jacques Rogozinski, destinado hacia empresas de cualquier tamaño que de una u otra manera participen en el sector energético. Algunas otras instituciones han señalado intenciones similares o programas especiales para la reactivación de cadenas productivas.

Banco de México, encabezado por Agustín Carstens, estableció una primera línea de explicación al señalar que el comportamiento de la economía ha inhibido las solicitudes de crédito.

El país ha mantenido la mediocridad económica que ha sido una constante durante las últimas tres décadas y de ahí que las expectativas de mejora se estén diluyendo ante la falta de leyes secundarias en materias como la energética y de telecomunicaciones que tienen un potencial muy elevado de hacer crecer a la economía.

Cualquier dato sobre la economía nacional deja claro que existe una suerte de depresión en la iniciativa privada que no logra borrarse a pesar de las cifras espectaculares de captación de Inversión Extranjera Directa al cierre del primer trimestre, lo cual hace que la gente no solicite crédito.

No se necesita esperar a que la Comisión Federal de Competencia Económica, presidida por Alejandra Palacios, presente el estudio que le está copiando a la ABM y las autoridades financieras para saber que sí podría haber una mayor competencia dentro del sector bancario, puesto que siempre se puede mejorar.

Y, lo más importante. En la medida en que la economía nacional se acerque a la promesa del discurso que se podrá crecer a tasas del 5% con las reformas estructurales el número de solicitudes de crédito sano y de buenas condiciones aumentará sustancialmente a favor no sólo de la competencia en el sector bancario sino de todos los mexicanos.

Pronto revivirá el debate sobre la competencia entre las instituciones de crédito. No se deje engañar por las posiciones simplistas y mal informadas.

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