Los pensionados de mañana eligen la opción menos peor

La extinción prácticamente mundial de los fondos de retiro con base en el salario final deja a los futuros jubilados ante pocas opciones satisfactorias, por lo que es esencial empezar a hacer cuentas y apostar por el instrumento que más se acerque a su realidad
Economía -
De acuerdo con el análisis, el ascenso de las pensiones de contribución definida significa que los trabajadores están por su cuenta. Los  patrones transfieren dinero al plan, pero los pagos dependen de los rendimientos de la inversión y eso crea riesgos para los futuros jubilados. Foto: Stock
De acuerdo con el análisis, el ascenso de las pensiones de contribución definida significa que los trabajadores están por su cuenta. Los patrones transfieren dinero al plan, pero los pagos dependen de los rendimientos de la inversión y eso crea riesgos para los futuros jubilados. Foto: Stock

CIUDAD DE MÉXICO.- La falta de conocimiento acerca de cuál es la mejor forma de manejar sus propios fondos de retiro ha llevado a millones de trabajadores del mundo a elegir tratando evitar el peor resultado, en lugar de buscar el mejor a la hora de jubilarse. Muchos optan por lo que parece ser la opción más segura, en forma de fondos con fecha de vencimiento en Estados Unidos o fondos predeterminados en Gran Bretaña.

Cuando los trabajadores se retiran, necesitan saber que sus pensiones no sólo durarán por el resto de sus vidas sino también que serán lo bastante fuertes para hacer frente a los estragos de la inflación. Las pensiones con base en el salario final funcionaban –al menos para los afortunados que las tuvieron– pero el ascenso de las pensiones de contribución definida significa que los trabajadores están por su cuenta. Los patrones transfieren dinero al plan, pero los pagos dependen de los rendimientos de la inversión.

Esto puede ser una lotería, como lo demuestran las recientes estadísticas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos. Éstas sugieren que el ingreso de retiro como proporción del salario final que los trabajadores podrían haber esperado, les habría hecho apartar 5 por ciento de su salario por 40 años en un fondo dividido entre 60 por ciento en acciones y 40 por ciento en bonos gubernamentales. El cálculo probablemente exagera la porción del salario final, porque no permite cargos o el efecto de la inflación posretiro, pero lo que importa aquí es la variación.

Hora de hacer cuentas

Comparen la fortunas de los retirados japoneses a fines de los 80 con los que dejan sus empleos actualmente, o el contraste similar entre los estadunidenses que se retiraron en el clímax del auge de las dotcom y quienes abandonaron la fuerza laboral en 2012. Esta variabilidad de resultados ayuda a explicar por qué tantos patrones han estado dispuestos a descontinuar los planes de beneficios definidos. Según esos planes, se les requería que compensaran cualquier déficit.

Otra forma de ilustrar el problema aparece en un artículo de GMO, una compañía de administración de fondos. Supongamos que un trabajador invirtiera un dólar en un activo con un rendimiento promedio de 5 por ciento anual, sujeto a una variación anual promedio de 14 por ciento. El miserable fondo de pensión después de 40 años sería de 11 dólares. Esa cifra está sesgada, sin embargo, por unos cuantos resultados en los cuales los rendimientos son excepcionalmente altos. El fondo promedio sería de 7 por ciento y el resultado más probable de solo 3.40 dólares.

Lo más importante para el trabajador típico es evitar el peor resultado, no apuntar al mejor. Como resultado, muchos optan por lo que parece ser la opción más segura, en forma de fondos con fecha de vencimiento en Estados Unidos o fondos predeterminados en Gran Bretaña.

Estos fondos ciertamente son mucho mejores que las decisiones que los empleados podrían tomar si se les dejara a su elección; colocar su cartera completa en efectivo o en las acciones de su patrón por ejemplo.

Generalmente siguen un “enfoque de estilo de vida” en el cual el grueso de la cartera se invierte en acciones cuando el empleado en joven y luego se cambia a bonos gubernamentales cuando se acerca el retiro.

Lejos de la realidad

No obstante, ¿es ésa la mejor estrategia? GMO argumenta que el enfoque de estilo de vida supone implícitamente que los rendimientos de las clases de activos son constantes a lo largo del tiempo.

Ese evidentemente no es el caso con los bonos gubernamentales. Dados los rendimientos actuales de entre 2 y 3 por ciento sobre los bonos de la Tesorería, la ganancia a largo plazo probablemente será mucho más baja de lo que fue para un inversionista a principios de la década los 80, cuando eran de dos dígitos.

Sin embargo, GMO añade que eso también aplica a las acciones. Los inversionistas pueden prosperar si invierten más cuando las acciones están subvaluadas y menos cuando son caras.

El truco, por supuesto, es identificar los momentos en que las acciones son baratas o caras. GMO favorece la proporción precio-ingresos ajustada cíclicamente, que promedia las utilidades a lo largo de 10 años y fue popularizada por Robert Shiller, de la Universidad de Yale en New Haven, Connecticut. Durante los últimos 130 años, esta proporción ha oscilado entre siete y 44 con un promedio de 16.

La proporción precio/ingresos de Shiller no es una guía de valuación a corto plazo particularmente buena, pero funciona mucho mejor a largo plazo: Hay una correlación de 60 por ciento entre la proporción inicial y el subsecuente rendimiento a 10 años de las acciones; entre más alta la proporción inicial precio-ingresos, menor el rendimiento. Eso le hace potencialmente útil para el proceso a largo plazo de formar un fondo de pensión.

Según las suposiciones de GMO, si las valuaciones accionarias son normales, una persona de 25 años de edad tendría un peso de 90 por ciento en acciones y una de 65 años de edad uno de 40 por ciento. Cuando las acciones parecen caras, sin embargo, el peso caería. En una proporción de precio/ingresos de Shiller de 19, la persona de 25 años tendría una ponderación de 45 por ciento y la de 65 sólo 25 por ciento. Seguir este enfoque habría reducido la posibilidad de que el retirado se quedara sin dinero para los 95 años de edad de alrededor de 50 por ciento a 13 por ciento.

Naturalmente, es necesario hacer advertencias. Analice suficientes teorías y llegará a un buen resultado. Conocemos las valuaciones históricas de las acciones en retrospectiva, pero los inversionistas no sabían en su momento cuál sería el rango.

Sin embargo, GMO tiene razón. Ahora que los trabajadores tienen la responsabilidad de sus propias pensiones, necesitan pensar más en dónde poner su dinero y cuándo trasladarlo a otra parte.

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