¿Traerán los autos el ‘shock schumpeteriano’ que se necesita?

El impacto tecnológico, aprendizaje y la creación de modelos para adaptarse a las nuevas industrias generará más inversiones, empleos, aumento en la productividad y rentabilidad: en suma, crecimiento económico
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Hace dos semanas el prototipo de Google, un auto que se conduce solo, sacudió a la industria automotriz. Foto: Cortesía
Hace dos semanas el prototipo de Google, un auto que se conduce solo, sacudió a la industria automotriz. Foto: Cortesía

CIUDAD DE MÉXICO.- El automóvil fue, sin lugar a dudas, el mayor invento del siglo XX. Se convirtió en la industria  emblemática de la modernidad durante el siglo pasado, y de la difusión del American Way of Life en todo el mundo. Impactó sobre una amplísima gama de sectores económicos, configuró a su gusto y necesidades a prácticamente todas las ciudades del mundo y transformó nuestras vidas cotidianas, el paisaje y el ambiente quizás hasta el exceso. La próxima década podría llamar al automóvil a la transformación más radical de su historia y empresas como Google y Tesla, al igual que Ford hace cerca de 100 años, quieren ser parte fundamental de esa transformación.

Son precisamente estas transformaciones radicales lo que la economía mundial necesita para romper estos años de crecimiento aletargado. Lo que hace falta es un “shock” al estilo de los propugnados por Joseph Schumpeter, una innovación radical –un nuevo producto, proceso o sistema de organización con amplio potencial de generalización e impacto en otras industrias o sectores– que promueva una “destrucción creadora” en la cual las empresas tienen que adaptarse o morir –como un ser vivo en un nuevo ambiente– y ese esfuerzo de aprendizaje y creación para insertarse en las nuevas industrias genera mayores inversiones, nuevos encadenamientos, nuevos empleos, mayores tasas de productividad y mayores tasas de rentabilidad y crecimiento para la economía en su conjunto.

Y la industria automotriz puede proporcionar, en los próximos años, ese “shock” al crecimiento.

Evolución y vanguardia

Los cambios más importantes en el sector apuntan en dos direcciones centrales: la conversión a los autos eléctricos y la automatización total del manejo. Una tercera dirección podría venir de los autos voladores, aunque en este caso más bien se trataría de una nave aérea con capacidad para circular en carretera y no propiamente un automóvil. Además, la posibilidad parece más lejana y con menor potencial para su generalización en el corto plazo.

La penetración de los autos eléctricos, aunque avanza con un dinamismo importante, aún no es significativa y está reservado a algunos fanáticos. Representa menos de 0.6% del mercado en Estados Unidos. En algunos países tiene algo más cuota de mercado, como en Noruega, donde alcanza 6.1%. Pero tampoco alcanza uno por ciento ni en Japón (0.91%), ni Francia (0.83%). Evidentemente,  aún existen tres problemas que siguen pesando: el mayor costo relativo de los autos eléctricos, la poca duración de la batería que los limita para viajes largos y el tiempo que tarda en cargar la batería. Las mejoras tecnológicas han ido abatiendo a pasos agigantados estas limitaciones por lo que se espera que este sector comience a ganar más cuota de mercado.

Según las estadísticas, las ventas de autos eléctricos en 2013 crecieron en Estados Unidos 228%, y se ha apostado mucho a su crecimiento futuro. Obama se ha propuesto que existan para 2015, dentro de su país, un millón de enchufes para la recarga de los autos eléctricos, y 2.1 millones para 2030, para lo cual ha preparado una enorme batería de recursos en el rubro de financiamiento para la recuperación económica (Recovery Act) destinados a la manufactura y créditos fiscales para dicha infraestructura.

Oportunidades, descensos y desafíos

En este frente de batalla, Tesla Motors, dirigida por Elon Musk –que a la muerte de Steve Jobs podría ocupar el trono como el CEO más innovador– es la empresa más emblemática. Si bien sus menos de 30 mil autos vendidos hasta 2013 no se comparan con más de tres millones de ventas alcanzadas por el hibrido Toyota Prius, ha destacado por sus aceleradas innovaciones en capacidad de las baterias, por la velocidad alcanzada de sus autos y por su acelerado crecimiento de ventas en los últimos tres años de operación. El valor de las acciones de la empresa han crecido más de 500% desde marzo de 2013 y su capitalización de mercado es de 25 mil 830 mdd, cerca de 38% del valor de Ford. Quizás su valor sea injustificado, y por eso enfrentó turbulencias que lo hicieron caer más 26% entre marzo y mayo de este año. Si Tesla sólo será un fabricante más de automóviles eléctricos no se justifica su valor actual. Sin embargo, si Tesla es la principal empresa que va a dominar la creciente industria de autos eléctricos en las próximas décadas, el precio de la acción podría tener aún un largo camino por delante.

En el otro frente de batalla,  la automatización de la conducción de los autos, Google anunció que luego de cuatro años de experimentar con autos pilotados con una computadora planea entrar de lleno con sus prototipos y tener listos en un año 100 vehículos sin conductor –sin pedales, sin frenos y sin espejos– transitando por las calles de California.

Hasta ahora, Google había usado un Toyota Prius y una minivan Lexus para probarlos en las calles y autopistas de California. Según la empresa, los autos han recorrido más de 1.12 millones de kilómetros conducidos por un sistema de geolocalización y sistemas de reconocimiento que le permitieron sortear las situaciones más complejas que un conductor promedio enfrenta habitualmente. Para la producción del nuevo auto ya cuenta con un prototipo, redondo,  compacto y con un radar en el techo. Estos prototipos tendrán una velocidad máxima de 40km/h por razones de seguridad. Por su parte, California tuvo que adaptar su legislación para permitir el tránsito de vehículos sin conductor en los caminos públicos.

Google no ha respondido a la pregunta clave, quizás porque aún no lo tiene claro: ¿planea vender autos al público o sólo comercializar la tecnología de conducción?. O quizás la apuesta sea más ambiciosa que cualquiera de esas dos opciones. Quizás lo que pretende sea abrir toda una revolución en la industria automotriz que fusione definitivamente a la industria más dinámica del siglo pasado, la automotriz, con la industria más dinámica de los últimos 30 años, las llamadas “NTIC” (las nuevas tecnologías de la información y comunicaciones). Esa transformación significaría el mayor paso en la unión entre máquina y tecnologías de la información, con un significativo impacto para nuestras vidas cotidianas.

Nueva directriz

Si bien es cierto que las tecnologías de la información son actualmente omnipresentes, su fusión con el automóvil podría representar un paso más allá hacia la industria robótica, industria a la cual ciertamente Google ha apostado desde finales del año pasado, cuando se lanzó a comprar empresas orientadas a la robótica e  inteligencia artificial como Boston Dinamycs, uno de los gigantes del sector dedicadas a la fabricación de robots para el ejército norteamericano.

De hecho, la industria de semiconductores y circuitos integrados ya está recibiendo un poderoso impulso  de las crecientes aplicaciones en el mercado automotriz y están reenfocando sus esfuerzos y esperanzas a los nuevos nichos que encuentran en las aplicaciones requeridas para los autos: desde la conexión entre el smartphone y el automovil, la asistencia al estacionarse, sistemas de seguridad cada vez más complejos y finalmente, para la conducción automática. Este sector, en 2013, representó un mercado de más de 26 mil millones de dólares para empresas como Intel, Infineon, STM Electronics, Renesas o Qualcomm, las cuales están encontrando un mercado dinámico y con altas tasas de rentabilidad en un sector que los expertos consideran con un potencial tan grande como el de las tablets y los smartphones hace algunos años. En especial, el sector trae mucho ímpetu en los BRICs. De hecho, Strategy Analytics espera que la industria automotriz crezca, en esos países, a una tasa de 14% en 2013-2018, el doble de la tasa de crecimiento a escala global, en tanto que el contenido de circuitos integrados en la industria aumente nueve por ciento anual frente a un promedio mundial de cinco por ciento.

La economía mundial, cuya recuperación es lenta y titubeante, precisa de un shock schumpeteriano que de una vez por todas resuelva la ausencia global de crecimiento económico. ¿Cuándo y por dónde y vendrá? No lo sabemos, pero si tuviéramos que apostar por un sector, el que mejor se perfila es el automotriz… aunque todavía tendremos que esperar un rato.

* Analista de llamadinero.com

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