David Páramo

Análisis superior

David Páramo

11 Jun, 2014

Héroes legislativos

En la política mexicana son muchos los que han construido su carrera con base en la denostación, la crítica absurda e incluso en la corrupción intelectual (y económica) que les permite hacer alianzas contra naturaleza o aliarse a los que consideraban enemigos irreconciliables con tal de afectar al gobierno en turno.

Pocos, realmente muy pocos, son los legisladores que están dispuestos a cargar algo que, los enamorados del lugar común, llaman el costo político. Como si, por definición, se tratara de algo malo.

Si el costo político fuera malo lo deberían cargar individuos como Andrés López Obrador, Cuauthémoc Cárdenas, Manuel Bartlett, Dolores Padierna y la gran mayoría de la izquierda mexicana que a ciencia y conciencia han tomado decisiones en contra de los que menos tienen. Algunos ejemplos son el seguro de responsabilidad civil, el retraso a la Reforma Energética que no es de esta ocasión sino de décadas, la oposición ridícula a todo lo propuesto por el gobierno federal.

Pocos legisladores tienen la determinación de cargar un tema y llevarlo adelante sin andarse cuidando de cómo puedan ser percibidos en la siguiente elección.

Para el bien de las reformas energéticas y de telecomunicaciones hay dos legisladores que no se parecen al promedio, a la masa que durante demasiado tiempo ha estado en el Congreso. Se trata de David Penchyna y Javier Lozano.

En la carrera de estos dos hombres, que he conocido desde principios de la década de los noventa, pocas han sido las veces que descalifican una propuesta o una iniciativa a favor de México. Los dos se han caracterizado por determinación y, a pesar de las descalificaciones de sus pares y una buena parte del público, su capacidad para lograr acuerdos.

En las negociaciones de las leyes secundarias a estas dos reformas, que son fundamentales para el desarrollo del país, estos dos hombres se han destacado por empujar los temas. Hay quienes como Mario Delgado que les critican por estas determinaciones que jamás se han destacado por sus grandes resultados ni como servidor público ni como senador. Se ha dedicado a asuntos menores y de aplauso fácil por parte de los políticamente correctos.

Penchyna

Sí, Penchyna ha dicho que tiene prisa para que se aprueben las leyes secundarias. Y todos los legisladores deberían tener esta premura por una reforma que le dará 1.5 al crecimiento inercial del PIB, que es lo más importante que ha pasado en México desde la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Que generará riqueza y prosperidad para la mayoría de los mexicanos. Si a Delgado le importaran las personas estaría en lo mismo y no haciendo el juego a sus correligionarios que siguen creyendo que los mexicanos somos una suerte de estúpidos que sólo podemos ver futbol.

Sí, Lozano ha generado la impresión entre algunos que los trabajos de la Comisión de Telecomunicaciones del Senado de la República sólo son de él, cuando en realidad ha generado buenos equipos de trabajo.

Para la mayoría sería muy fácil hacerse de ladito o venderse barato como el senador mala paga Javier Corral. Ya sabe, el miedo al monstruo de dos cabezas, al monopolio y a los poderes fácticos a los que algunos les dan poderes muy por encima de lo que sería aceptable en un país democrático.

Congruencia

Sin embargo, Lozano ha seguido siendo leal a los principios que siguió como funcionario público en el sector de las telecomunicaciones. Cualquiera que conoce su historia, no la reputación que le hacen sus críticos, ha sido un hombre que ha buscado continuamente una mayor competencia dentro del sector de las telecomunicaciones y por eso se ha enfrentado a los grupos preponderantes que, no es exageración, se la tienen jurada.

Si se analizan las decisiones que tomó como presidente de la Cofetel y como subsecretario de la SCT no encontrará ningún viraje intelectual en la toma de decisiones a favor de las personas y la competencia en el sector.

El país requiere muchísimo más héroes, en el amplio sentido de la palabra que vividores de la política, quienes con base en el no, al estilo Cárdenas junior mueren y reviven cíclicamente en la política nacional.

Si el país tiene esperanza de lograr las tasas de crecimiento que requiere es gracias a la determinación de personas como Penchyna y Lozano Alarcón.

Ridículo II

A pesar de que algunos tomaron como broma o ridículo lo informado ayer en esta columna sobre un grupo de vecinos de Lomas de Chapultepec que pretenden que los aviones que aterrizan en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México cambien de ruta por que les “acorrientan” su colonia y les generan ruido, la realidad es que se trata de un movimiento tan clasista como absurdo; tan desinformado como ridículo.

Este grupo no sólo ha ido a tocar la puerta de la Canaero sino que también sostienen una gran presión sobre la Dirección General de Aeronaútica Civil con movimientos que, por momentos, podrían rozar en el tráfico de influencias.

La cabeza visible de este grupo es Verónica Belaunzarán, quien ha llegado más lejos de lo debido en buena medida por la ayuda de su hermana Trinidad. Esta mujer que se desempeña como directora ejecutiva de Enlace Delegacional de la Miguel Hidalgo, ha usado su cargo (en la frontera con el tráfico de influencias) para abrirle puertas y facilitarle contacto al ridículo que protagoniza su hermana.

La pregunta que debería responder la funcionaria delegacional es si en esa demarcación no hay cosas más importantes en las cuales trabajar a favor de las personas. Amplias zonas de la Miguel Hidalgo padecen problemas muy graves.

De hecho, se debería analizar el caso de otro de sus promotores, Dennis Stevens, a quien hace poco le clausuraron un establecimiento en Polanco por vender alcohol fuera de horario. Ése sí es un problema grave en esta delegación.

Las rutas de los aviones, ni en México ni en el mundo se diseñan pensando en la comodidad de grupos de vecinos sino, primero, en la seguridad de las operaciones aéreas. Pretender el cambio de rutas es una ocurrencia ridícula impulsada por lo que apunta a ser un tráfico de influencias o, en el menos malo de los casos, prepotencia.

Síguenos en Twitter @DineroEnImagen y Facebook, o visita nuestro canal de YouTube