Luis Enrique Mercado

Perspectivas

Luis Enrique Mercado

30 Jun, 2014

El problema es ahora, no el largo plazo

Como al gobierno se le ha hecho bolas el engrudo con el manejo de la economía, se ha equivocado consistentemente con el uso de las reformas estructurales como explicación de lo que pasa.

Primero, el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, respondió a las críticas por la desaceleración económica con el argumento de que el bajo crecimiento se debía a que aún no estaban listas las reformas estructurales.

Ahora dicen que dichos cambios no traerán dinamismo económico sino a mediano y largo plazos.

En este mismo espacio dijimos el año pasado que, contra lo que decía Videgaray, el problema de que la economía mexicana no creciera no se debía a la ausencia de reformas estructurales, porque sus efectos serían a mediano y largo plazos.

El único que esperó que las reformas estructurales dinamizaran la economía este mismo año fue el propio secretario de Hacienda.

Y ahora, como es evidente que 3.9% del pronóstico oficial de crecimiento quedó muy grande y que en unas semanas más se verá que el 2.7% corregido también sigue siendo optimista, ya empiezan a decir que las reformas estructurales producirán crecimiento… pero a largo plazo.

Para ello le pidieron a uno de los personajes que mejor conecta con la opinión pública en materia económica, José Ángel Gurría, actual director general de la OCDE y quien salió a fines de la semana pasada con los favorables efectos a largo plazo que traerán las reformas estructurales.

Y su argumentación es impecable: las reformas son extraordinarias, en especial la energética, pero sus efectos en la economía mexicana se verán a finales de este sexenio y entre más tiempo pase, será más evidente la bondad de los cambios.

La transformación que ha introducido este gobierno es extraordinaria. México necesitaba un impulso de cambio tan grande como el que ha emprendido este gobierno.

El problema es que el manejo de la economía es torpe y equivocado.

Torpe, porque el año pasado no pudieron ejercer el gasto y la inversión públicos y con eso le dieron un frenón a la economía tan grande, que apenas crecimos un miserable 1.1 por ciento.

Torpe, porque iniciaron 2014 metiendo una reforma fiscal que destruyó la confianza de los consumidores, dificulta la operación de las empresas y, en suma, le dio otro frenón a la economía.

Y equivocado porque pensar que la economía mexicana va a crecer con más gasto público, con más deuda y con más déficit es un error.

Lo que preocupa de México no es el mediano y largo plazos, porque sin duda las reformas estructurales empezarán entonces a derramar sus beneficios.

Lo preocupante es un corto plazo en el que el crecimiento económico está incluso por abajo del promedio de los últimos 20 años.

John Maynard Keynes fue un economista inglés, probablemente el más influyente de siglo XX. Una de sus muy famosas frases era que “a largo plazo todos estaremos muertos”, en respuesta precisamente a funcionarios como Luis Videgaray, que nos dicen que no nos preocupemos del ahora porque el largo plazo se ve extraordinario.

El problema es que en este momento las ventas están frenadas, la confianza del consumidor caída, las inversiones apenas respiran y el desaliento por el comportamiento económico tiene a todo el país irritado y decepcionado.

Este corto plazo es el que hay que corregir; es sobre el que hay que tomar decisiones y no recurrir a la otra falacia: es que la economía mundial no funciona bien.

Falso, este año la economía mundial crecerá más que la economía mexicana.

Este año, la economía de Estados Unidos podría crecer más que la de México.

¿Y qué van a decir entonces? Es que el largo plazo se ve maravilloso.

Lástima, porque el largo plazo es el siguiente sexenio.

Hasta el próximo lunes con nuevas… Perspectivas.

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