Guillermo Zamarripa

Guillermo Zamarripa

Guillermo Zamarripa

5 Jul, 2014

Lo que se necesita para lograr una buena inclusión financiera

La semana pasada comentaba sobre las estrategias de política pública que se proponen por el gobierno en esta materia. Para entender lo que puede pasar en términos de inclusión hay que considerar a los otros dos participantes del proceso: consumidores e instituciones financieras.

Voy a empezar el análisis con la demanda por servicios financieros. El primer tema tiene que ver con necesidades. Sobre este punto se puede argumentar que toda lo población tiene necesidades financieras. Por ejemplo, tienen que hacer un manejo de sus recursos, tienen excedentes que pueden ahorrar y en ocasiones tienen que pedir prestado. Las tres situaciones se dan por igual, independientemente del nivel socio económico de la población.

Si la necesidad existe, la siguiente pregunta es: ¿Cómo se satisface la necesidad? Pensemos en el caso del ahorro. Quizá la manera en que mucha gente piensa que puede ahorrar es en el banco. Pero la realidad es que hay muchas otras maneras de hacerlo. Por ejemplo, en ciertos segmentos de la población, el principal mecanismo de ahorro es en la casa haciéndole otro cuarto. En las zonas rurales, parte del ahorro de las familias se hace con los animales.

Lo anterior nos lleva a la conclusión de que todos tenemos necesidades financieras pero la manera de satisfacerlas es por dos vías: dentro del sistema financiero formal o fuera de éste.

El paradigma de inclusión financiera, lo que asume, es que la mejor manera de que las personas tengan una buena administración financiera es en el sistema formal. El manejo financiero informal lo conceptualizan como de mayor riesgo, más costoso y más ineficiente.

La inquietud que tengo es: ¿Por qué si el sistema financiero formal es superior en atributos a los mecanismos informales, el nivel de inclusión financiera en México no es elevado?

La respuesta la puedo encontrar en que lo que ofrece el sistema financiero formal no es lo que la gente necesita. Es decir, los atributos de los productos no se ajustan a las necesidades de los usuarios.

Por ejemplo, para las personas de menores recursos, el ahorro que tienen es temporal y necesitan tener flexibilidad en su disposición. Dependiendo de la situación, se puede pasar de tener ahorro a pedir prestado en un corto tiempo. En este último caso, la rapidez con la que pueden tener el crédito es fundamental. Si no hay respuesta rápida en el sistema formal, se van al informal. Por eso hay vehículos de otorgamiento de crédito que tienen mucho éxito aunque sean más caros, como es el caso de las casas de empeño.

El tema de sensibilidad al precio de los servicios varía mucho. Si bien del lado del crédito se observa que los usuarios no son tan sensibles a la tasa de interés, del lado de la captación y los medios de pago se observa que sí son sensibles a los precios.

En este último caso, las comisiones por manejo de cuenta, por transacción, por saldo mínimo, etcétera, son costos de transacción que inhiben la inclusión financiera.

En resumen, del lado de la demanda lo que se tiene es que sí hay necesidades financieras pero buena parte de la población prefiere satisfacerlas en esquemas informales por los atributos del producto, como flexibilidad, oportunidad, costo, etcétera.

Para que esta gente se mueva al sector formal, se necesita tener productos más apegados a sus necesidades. Esta última frase nos lleva a analizar aspectos relacionados con la oferta. En esta área voy a cubrir dos temas: infraestructura y producto.

En temas de infraestructura, en la medida en que el acceso a ésta sea más complicado, las personas no van a ir al sistema formal.

Pasando al tema de producto, si pesamos en productos para fomentar la inclusión financiera estos por su naturaleza tienen que ser masivos. En los productos masivos, la restricción que tienen es que son estandarizados y por lo mismo buscan satisfacer necesidades genéricas de la población.

Hay un aspecto de oferta relacionado con costos que limita que se puedan ofrecer productos hechos a la medida de cada usuario.

En conclusión, el fenómeno de una limitada inclusión financiera se explica por características de oferta y demanda. Para tener éxito en esta política pública se debe buscar modificar los factores que afectan oferta y demanda, situación que no se da por decreto.

                *Director General del FUNDEF
                guillermozamarripa@itam.mx

Síguenos en Twitter @DineroEnImagen y Facebook, o visita nuestro canal de YouTube