Rodrigo Pacheco

Suma de Negocios

Rodrigo Pacheco

5 Jul, 2014

Necesitamos más coches

El primer coche que comencé a usar era un Datsun 1983 que había estado con mi familia desde que salió de la agencia; sin embargo, para cuando yo lo comencé a utilizar ya había dado más de diez años de servicio. Lo llevé a las montañas, conoció a varias de mis novias y muchas veces anduvo sólo con el vapor de gasolina.

Para la falta de mantenimiento y los años de servicio, el Datsun se descompuso un poco y, por supuesto, cuando llovía se empañaba y había que manejar de a oído.

Desde que ese Datsun salió de la agencia, México se ha transformado profundamente y se ha convertido en un país muy competitivo en la industria automotriz gracias, en gran parte, a la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio.

En poco tiempo, nuestro país se ha convertido en un potencia en el sector, ubicándose en la cuarta posición global en la exportación de vehículos, y ya representa 25% de las importaciones de autos que hace Estados Unidos, mientras que antes del Tratado de Libre Comercio la participación de México en la Unión Americana era de seis por ciento. Los ingresos por exportaciones automotrices ya superan las divisas que genera el sector petrolero y los empleos vinculados a la industria automotriz se encuentran por encima del millón de puestos de trabajo.

El acelerador

Sin embargo, la situación de la industria automotriz es un gran ejemplo de la realidad mexicana: por un lado, el país ha logrado desarrollar su infraestructura y su capital humano para convertirse en uno de los lugares más competitivos en producción y exportación. La arquitectura que ha permitido este florecimiento de la industria es la vocación de libre comercio y la apertura al mundo. 

El freno de mano

En contraste, el mercado doméstico se ha mantenido estancado e incluso todavía no alcanza los niveles previos a la crisis de 2008. A pesar de que se ha generado mucha riqueza a partir de la apertura al libre comercio la distribución de la riqueza sigue siendo uno de los retos que hay que resolver y que impide el surgimiento de una clase media que sea la constante. Uno de los síntomas mediante los que se manifiesta la clase media es a través de la adquisición de un vehículo propio y eso todavía no es la constante entre toda la población; la industria avanza como si tuviera freno de mano.

Arrancando en segunda

Otro de los grandes problemas es que la industria automotriz no acaba de avanzar, y cuando lo hace es como si tuviera metida la segunda porque hay una gran distorsión en el mercado debido a la importación de vehículos baratos y obsoletos provenientes de la Unión Americana. Como en muchos asuntos, el de los autos ilegales implica cálculos políticos y, por supuesto, también mucha corrupción. Una vez más, la industria doméstica se ve definida por la debilidad del Estado de derecho.

Sin aceite

El otro componente faltante, que es el equivalente del aceite para el motor de la industria automotriz, es el financiamiento. De acuerdo con las cifras de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA), entre enero y mayo de este año se otorgaron 245 mil créditos automotrices, lo que implica un avance de 6.6% en comparación con el mismo periodo de 2013; sin embargo, se encuentra todavía 16.1% abajo con respecto a los créditos otorgados en 2007.

Aditivos

Ayer, el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, dio a conocer que habrá un programa de renovación del parque vehicular en el corto plazo, lo que podría convertirse en un aditivo para el motor de la industria, aunque la gasolina, sin duda, es el crédito y hay que quitar el freno que implican los automóviles ilegales.  La historia automotriz de México está llamada a ser brillante, siempre y cuando se complemente la competitividad en producción y exportación con un mercado doméstico robusto.

 

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