David Páramo

Análisis superior

David Páramo

10 Jul, 2014

Políticas efectivas

Pocas veces en la historia se puede ver el impacto de una política pública efectiva como está sucediendo con la Reforma a las Telecomunicaciones. Antes de que los diputados terminaran un absurdo debate de 20 horas, en el cual no le hicieron un solo cambio a lo aprobado por el Senado de la República, pero sí superar más de 540 reservas, el impacto central de la reforma se sintió.

Seguramente ya está informado que un día antes de la votación en la Cámara de Diputados, el Consejo de Administración de América Móvil anunció que habían llegado a la decisión de proponer a su asamblea de accionistas la desincorporación de activos para dejar de ser preponderante según lo establecido por el Instituto Federal de Telecomunicaciones.

En la reforma constitucional se creó la figura de preponderancia entendida como un grupo de interés económico que tiene la mitad más uno de un mercado relevante. En el caso de esta empresa es telefonía fija, móvil e internet donde tiene participaciones que rondan 75% de cada uno de los sectores.

Como ha reiterado la administración de Enrique Peña Nieto a través de diversos voceros, el corazón de la Reforma a las Telecomunicaciones era generar beneficios para los usuarios a través de una mayor competencia en el sector.

Es claro que el excesivo tamaño de un grupo de interés económico impide no sólo el crecimiento de otros competidores sino, también, causa graves daños a los consumidores.

Así, la intención de la reforma y sus leyes secundarias es la de generar mayor competencia, puesto que la decisión de América Móvil no se hubiera dado si la regulación no hubiera generado incentivos correctos para hacerlo.

Es claro que el Consejo de Administración de esta empresa determinó que les resultaba mejor abandonar más de 25% de cada uno de los mercados que domina que aceptar las reglas establecidas por el IFT, la cuales les implican no sólo compartir infraestructura o fijar la tarifa cero de interconexión sino, además, impedirles entrar al mercado de video mientras no cumplan cabalmente con las reglas de dominancia.

Desde que se discutía la Reforma a las Telecomunicaciones América Móvil había dejado entrever que esa sería su estrategia. En algún momento llegaron a decir que dejarían sectores como el de la telefonía rural o algunos otros segmentos que no les son rentables, pero que suman en la operación total del grupo de interés económico.

Sin embargo, las leyes establecen que el procedimiento no será totalmente al arbitrio de la empresa sino que deberá ser aceptado y coordinado por el IFT que, sin duda, tendrá la obligación de confirmar que este grupo de interés económico tenga menos de la mitad más uno del sector de interés económico desde un punto de vista totalmente objetivo.

El resultado entre el establecimiento de reglas asimétricas a los preponderantes en telecomunicaciones y la decisión de América Móvil debe ser que crezca, por lo menos, una empresa que pueda competir frente a frente en sectores como la telefonía fija, móvil e Internet, así como una mayor posibilidad para los consumidores a tener acceso a mejores servicios y más baratos.

La gran condicional de la decisión de América Móvil será que no únicamente cumplan con la regla de tener la mitad más uno del sector relevante, pero que los activos que desincorporen no sólo sean los menos rentables y sí constituyan una base para generar uno o varios competidores de elevada capacidad.

Se tendrán que analizar temas como los precios a los cuales se realizarán las ventas, en los cuales nuevamente jugará un papel fundamental el pleno del instituto que preside Gabriel Conteras. De acuerdo con la posición de América Móvil se realizarán a precios de mercado, pero también se deberá tener mucho cuidado en los procedimientos a los cuales se realizan las valoraciones.

Sin lugar a dudas se trata de una decisión positiva; sin embargo, requiere un intenso trabajo para aterrizarla, el cual pasará por un trabajo correcto del IFT para determinar con gran cuidado la calidad de los activos, su valuación y lo más importante, para garantizar la efectividad de la medida.

Televisa

Hay quienes creen que el grupo determinado como preponderante en radiodifusión podría seguir un camino similar en materia de desincorporación de activos. De hecho, durante la discusión de las leyes secundarias llegó a especularse que Televisa estaría dispuesta a vender alguno de sus canales de televisión abierta y no estar sujeta a normas de preponderancia.

Hubo quienes, incluso, llegaron a especular si sería la red del Canal 9 o la del 5, puesto que la mayoría de las utilidades de esta empresa en televisión abierta provienen del Canal 2.

En el caso de Televisa es necesario hacer un análisis desde otro punto. Su preponderancia en radiodifusión no es tan profunda, por así decirlo, puesto que tiene poco más de 60% del mercado relevante.

Así, una desincorporación de activos podría parecer una medida mucho más sencilla; sin embargo, el Consejo de Administración de esta empresa también deberá evaluar cuál es el impacto real de las medidas de preponderancia en sus operaciones.

Es fácil suponer que con el establecimiento de una o dos nuevas cadenas de televisión abierta, que si Televisa no desincorpora activos, podrán usar gran parte de la infraestructura del que será su más grande competidor, lo que disminuiría la preponderancia de esta empresa. Así, que el análisis no puede ser automático.

Reglas

Vale la pena destacar que, una vez que ya hay reglas secundarias aprobadas en materia de telecomunicaciones, no sólo revive el interés por la licitación de una o dos cadenas de televisión abierta sino también en todo el sector de las telecomunicaciones que ante el retraso de su aprobación (que debió haber estado lista a más tardar el 9 de diciembre del año pasado) detuvieron una gran cantidad de inversiones que se habían detenido ante la inseguridad jurídica.

Hoy las reglas son claras, pero no se puede pensar que se trata de un proceso terminado puesto que ahora viene una parte fundamental: la implementación de la ley para lo que se requiere que instituciones como el IFT muestren una gran fuerza y no vencerse a pesar de la gran cantidad de trampas que habrá en el camino disfrazadas de buenas decisiones.

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