Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

10 Jul, 2014

Cuidado, ridiculizar al Estado y debilitarlo costará caro; más bien deberíamos fortalecerlo

Lo que sucedió este martes y la madrugada, y parte de la mañana del miércoles (la sesión terminó prácticamente a las ocho de la mañana), es muy grave; lo es no porque las telecomunicaciones y la radiodifusión vayan a experimentar un rezago mayor al actual sino por algo muy distinto, por el daño causado al Estado mexicano con esta forma de conducir el proceso legislativo.

Lo visto en San Lázaro, fue más allá de la repetición de lo sucedido en el Senado; también, debe decirse, fue mucho más grave. Sus consecuencias, no alcanzamos siquiera a vislumbrarlas. Procuraré explicarme mediante las dos conclusiones que aquí comparto con usted.

1.- Hay que cuidar al Estado: una de las tareas centrales del gobernante en las democracias, es evitar el debilitamiento y ninguneo del Estado; no debe aquél, con su conducta, reducir la fuerza de esa institución que le permite jugar eficientemente su papel constitucional. El Estado y sus representantes, no deben hacer escarnio de él; menos aún de las instituciones que lo conforman.

Lo visto estos últimos días en San Lázaro y el Senado va en contra de aquello; en ambos recintos se hizo mofa de una de las instituciones fundamentales del Estado: el Congreso, pues se atropelló de manera deliberada y consciente a ambas Cámaras y a sus integrantes.

Los operadores políticos de quien se ha arrogado un poder casi omnímodo, tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados, avasallaron a unos y a otros; a los propios y a los ajenos con tal de sacar adelante una decisión tomada fuera de ambos espacios legislativos.

Para llevar a cabo su encomienda, no dudaron en ridiculizar a buena parte de sus pares al convertirlos en simples marionetas y dejar al resto de los senadores y diputados en calidad de comparsas involuntarias para, simplemente, legitimar una decisión que como dije, fue tomada en otro ámbito y en una negociación donde el Poder Legislativo nada tuvo que ver.

2.- El único legislador real y efectivo en México es el Poder Ejecutivo: uno de los remanentes de los decenios del dorado autoritarismo, es la concentración en el Poder Ejecutivo de los tres poderes de la Unión. Ayer, el Ejecutivo legislaba, impartía justicia y gobernaba. ¿Es posible mantener todavía hoy esta forma perversa de gobernarnos?

Lo visto en relación con la reforma constitucional en materia de telecomunicaciones y radiodifusión, y la elaboración y aprobación de las iniciativas de reforma de aquélla y de las leyes reglamentarias, es prueba de lo que afirmo. ¿Lo repetiremos con la energética?

Esta conducta, además del daño al Estado dejó en calidad de irrelevante al Poder Legislativo; lo convirtió en un instrumento al servicio de una visión de la gobernación la cual, al margen de si es la adecuada o no para el país en la situación que enfrentamos, causó un daño al Estado —espero no irreparable—, y a una de sus partes fundamentales, el Congreso de la Unión.

¿Qué piensan hoy los 628 legisladores que integran ambas cámaras del Congreso, por lo hecho estos últimos días? ¿Cómo se ven y se juzgan, y qué opinan de su conducta? ¿Cómo ven la indignidad de unos, y el ridículo de los otros?

¿Este es el Congreso y los legisladores que requerimos para construir un mejor futuro?

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