Salo Grabinsky

Del verbo emprender

Salo Grabinsky

12 Jul, 2014

El humor y la productividad

El mundo y nuestra vida cotidiana están llenos de tensiones, violencia y riesgos tanto en la economía como en nuestra familia. No hay mucho que podamos hacer para evitar que el Oriente Medio y África sigan siendo un polvorín, donde todos  son perdedores por el fanatismo de unos cuantos, de crímenes y revanchas y las víctimas se apilen ahí y en otras partes del mundo. Es deprimente,  pero fuera de buscar métodos pacíficos para resolver controversias a nuestro nivel, el mundo seguirá convulso, por muchas generaciones.

Sin embargo si nos analizamos como mexicanos, somos un pueblo alegre y nos burlamos de asuntos tales como la muerte  haciendo ceremonias y altares para recordar a seres queridos con flores, comida y canciones, aparte de los rituales religiosos correspondientes. Creo que esta tradición es única de ciertas regiones del país, con fuerte influencia indígena. Lo mismo es con el uso del lenguaje por medio de albures. Me acuerdo por ejemplo de un concurso entre dos compañeros albureros que duró horas y que acabo en empate. Finalmente, la chispa humorística ligada a políticos en pasadas décadas, cuando la libertad de expresión y prensa estaban muy limitadas, y los chistes políticos se esparcían mucho más rápido que los tuits y el Facebook de ahora. Era un desahogo general contra la censura. En otro aspecto más popular, el libro Picardía Mexicana del “gallito inglés” el señor Jiménez, las canciones de doble sentido del gran cronista de la ciudad capital, Chava Flores; Palillo y otros  siguen siendo  muestras del humor nacional. Somos mayoritariamente propensos a las bromas, un tanto valemadristas y ese rasgo nos distingue para bien de otras nacionalidades.

Esto viene a cuento  porque sesudos sociólogos y sicólogos han descubierto que el humor en el trabajo reduce la tensión y provoca un estado más propicio a ser productivos y cumplir mejor con nuestras labores cotidianas. Todo con medida, por supuesto, pero he visto lugares donde los empleados están alegres, se comunican haciendo chistes o bromas y eso ayuda a que el equipo funcione de manera más coordinada y efectiva.

En otros casos, el ambiente de trabajo un tanto opresivo y totalmente callado o rígido es, según los especialistas, poco propicio a nuevas ideas, creatividad o simplemente hacer más agradable (o tolerable) la jornada de trabajo.

Los niños pequeños juegan y ríen porque el mundo se les está abriendo y no tienen a personas mayores que lo prohíban. Su curiosidad y alegría funcionan y les permiten crecer emocionalmente. En otras edades  se va perdiendo parcialmente ese buen humor, pero si se puede mantener, es un instrumento útil para hacer amistades, novias(os) o parejas y ese carácter ayuda muchas veces a obtener un buen trabajo. No lo digo yo, sino gente dedicada al clima laboral en las organizaciones. Las personas demasiado serias , que se toman muy a pecho la vida no inspiran a sus compañeros la confianza requerida para ciertas labores. Tal vez los obedezcan, pero no necesariamente los apoyen. Bromas sanas, humor y otras formas de relajar el ambiente son útiles y para aquellos que lo duden, les digo que si no ayudan, tampoco estorban. Repito, todo con medida.

El reciente Mundial nos dio, aparte de muchos corajes, algunas muestras de humor. Empezando con el muy vulgar, pero común grito de los aztecas al portero del equipo contrario (que causó una polémica de muy corta duración) y que fue adoptado por el público brasileño hasta su masacre ante Alemania, cada noche salían por la televisión chistes y caricaturas, algunas muy ingeniosas. Al mal humor buena cara. Y repito… no fue penal.

Total, amigos lectores, esta columna es parte del ambiente vacacional, tómenlo con una pizca de humor, gocen a su familia y regresando al trabajo háganlo con alegría. Es de lo más sano.

Síguenos en Twitter @DineroEnImagen y Facebook, o visita nuestro canal de YouTube