Enrique Castillo-Pesado

Ficción financiera

Enrique Castillo-Pesado

12 Jul, 2014

¿Negocios que abultan crisis?; gigantes: ¿el gobierno, Slim o Azcárraga?; Wall Street, Google (¿abundancia de saber?)

Carlos Barroso, CEO de AVD, se pone tieso cuando escucha la palabra pirámide, además de que reacciona como un pivote de bicicleta. Al referirse a negocios que abultan cualquier crisis, confiesa que “no están hablando conforme a legalidad (¿?)”. Sé que la firma que dirige (Herbalife; sí, la hermana mayor de la firma que aquí preside el empresario mexicano Jorge Vergara) es un tema relacionado a la nutrición, pero a un nivel alto. ¿Por qué?: los resultados a favor llegan por venta directa, además de las decenas de comisiones de los nuevos distribuidores que van agregando. Y sí, “nada que observar”, como señala Barroso, con las pirámides, cuya supervivencia depende de la entrada de ¿nuevos miembros? Por ende, la arquitectura se viene ¡abajo!

Herbalife lanza sus números en naciones afectadas por la crisis. Le diré, no me lo confesó Vergara, que sólo en la madre patria sus números en 2013, llegaron a 50 millones de euros, 25% más que el año anterior. Y Barroso, que es muy puntilloso, declara: “Posiblemente, sea por el ¡paro!”. Pero él mismo no desea dar a conocer los ¿beneficios? o el ¿pequeño margen? de negocio de los que se dedican a vender, que se han vuelto —dicen— “legión de legiones”, que tocan el timbre de la puerta a familias, amigos o conocidos, para ubicar los célebres batidos nutricionales. Pero, mire amigo (a), los que dedican parte del tiempo (¡sólo unas horas!) a Herbalife reciben honorarios por seis mil 500 euros al mes, según la institución. Pero sé que los más picudos ganan alrededor de siete mil 500-8 mil euros mensuales.

¿Quiénes son los afectados? Hay apuestas

Sé que los políticos que defendieron a ultranza el proyecto que recién se votó en la capital mexicana, subrayan que se gana tiempo, calidad y dinero, para los millones de usuarios y la tremenda audiencia. Of course, este debate de las leyes secundarias de la Reforma de Telecomunicaciones se redondeó para saber si serían afectados don Carlos Slim Helú o Emilio Azcárraga Jean, quienes defendieron el proyecto al que me refiero al inicio de este párrafo. Sí, finalmente, les importan los usuarios/audiencias. No olviden algunos de los beneficios: una excelente cobertura (las firmas que compiten con América Móvil —que domina ampliamente con Telcel, mercado de telefonía—, ofrecerán ahora mejor tarifa de roaming, y yo creía que esto terminaría a nivel nacional, porque se habló de que las empresas deberán eliminar el 1 de enero de 2015, los cargos de larga distancia para las llamadas de celulares y teléfonos de casa/oficina). Sé que las familias mexicanas ahorrarán 960 pesos anuales con esta medida.

Derechos de usuarios
en telefonía

También, nuestros compatriotas tendrán más opciones en televisión. ¿Por qué?: no olvido que miles de generaciones de mexicanos crecieron viendo televisión abierta y también observando retransmisiones de las series de telenovelas que desde hace tres décadas encabezan horarios estelares (¿qué vergüenza?, ¿o no?). Y sé que la Reforma de Telecomunicaciones desea brindar ahora ¡una televisión de mayor calidad! Me acuerdo cuando varios figurones de antaño subrayaban que “esta TV es la que desea el pueblo de México”. ¡Por favor!, no crean tan tonto a nuestro pueblo, porque si les ofrecen calidad, sí la desean y la entienden, pero durante años sólo ofrecieron —con excepciones de telenovelas históricas— basura. Qué triste, pero es verdad. Ahora, dos nuevas cadenas —a escala nacional— serán licitadas y tendrán que “poner toda la carne en el asador” para competir con Azteca (Ricardo Salinas Pliego) o Televisa (Azcárraga Jean) con otra barra de mejores programaciones. El asunto no es fácil, pero yo pregono que es mejor la calidad que rating. Tiempo al tiempo. O qué, ¿desean que nuestro pueblo permanezca en la ignominia?

Brecha digital y
derechos de los usuarios

Qué extraordinario es saber que habrá internet gratuito en el parque, hospitales, edificios públicos y escuelas. ¿Y por qué no en restaurantes y cafeterías donde cuentan —bueno, algunos— con Wi-Fi? Esta nueva reforma ¿aumentará el acceso a la red?”, es la pregunta que se hacen los usuarios en un país donde la telefonía es de las más caras del orbe. Actualmente, a lo largo del país, se ofrecen más de 37 mil hot spots para que podamos conectarnos con el célebre internet. Nuestro gobierno informa que la cifra aumentará a más de 250 mil sitios “para engancharse al ciberespacio”. Por otro lado, la esencia de reformar es transparente: sí, me refiero al statu quo.

Querido usuario, lector o amigo, al adquirir un aparato de telefonía, los usuarios recibirán un equipo para desbloquear. ¿A ver si no bloquean éstos? Y le informo que cuando el servicio —o la Red—  fallen, se realizarán bonificaciones/descuentos.  O sea, el divorcio con las diversas empresas de telefonía, será sencillísimo.

¿Reciprocidad?

Los analistas subrayan lo siguiente: Estados Unidos desea que los bancos que operen en su país, informen a la Comisión de Comercio en Futuros acerca de las operaciones derivadas y realizadas fuera del vecino país del norte. Sin embargo, Christine Lagarde me dijo que (en una conversación televisiva, que me concedió en un salón del Club de Industriales) “la Unión Europea no exige reciprocidad en este tema. Al contrario, debemos hacer hincapié para que no existan reglas extraterritoriales, algo que, verdaderamente, alborotó y alegró a todos los que trabajan en Wall Street”.

¿El derecho a olvidar?

Eric Schmidt, alto directivo de Google, invocó una ¿intrigante defensa legal? para justificar agresivas prácticas de su negocio, ¡el derecho a saber! Por supuesto, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea insiste acerca del llamado “derecho a olvidar”. Sé que este tribunal quiere que Google (¿usted qué opina?) permita a los usuarios que informen aquellos resultados de búsqueda de sus nombres que sean “irrelevantes, incómodos, de forma que puedan ser borrados de los índices de búsqueda”. ¿Cuál sería el argumento/guión en este tema?: esta medida implica una fórmula/colisión “entre el derecho a ser olvidado y el derecho a saber”. ¿Qué prefieren ustedes? Schmidt desea que usted y yo creamos que el tribunal cometió un error, mientras los geniecitos de Google acertaron al primer pensamiento con el tema relacionado al ¿equilibrio balanceado? Y hasta la próxima, ¡abur!

 

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