Rodrigo Pacheco

Suma de Negocios

Rodrigo Pacheco

19 Jul, 2014

Los aviones y el capitalismo

En estos tiempos viajar en avión en clase turista  se ha convertido en un asunto de contorsionismo y flexibilidad. Después de la crisis del sector aéreo que comenzó el 11 de septiembre de 2001, el espacio en la cabina de los aviones comenzó a encogerse como si se estuviera transformando para transportar duendes. De acuerdo con los reportes del show aéreo de Farnborough, que se celebró en Reino Unido, y en donde Boeing y Airbus lograron nuevas órdenes de aviones por 100 mil millones de dólares, la tendencia de achicamiento de los asientos continuará. Por ejemplo, se dio a conocer que el Boeing 737, una de las aeronaves más utilizadas en vuelos cortos y de mediano alcance podrá ser configurada para acomodar 11 asientos más en la clase turista mientras que se hace más espaciosa la sección de business y primera clase.

Si el Titanic fue un microcosmos de la sociedad de principios del siglo pasado la cabina de los aviones de pasajeros de hoy es su equivalente en lo que se refleja en clases medias que se encogen como el espacio en clase turista, mientras que los segmentos más prósperos de la población cada vez pueden pagar más espacio en los jets comerciales.

La preocupación de la reducción de la clase media se ha reflejado en el éxito editorial del economista francés Thomas Piketty, quien escribió el libro: El capital del siglo XXI. Más allá de la controversia que ha generado el libro de Piketty hay una preocupación por la concentración de la riqueza y el adelgazamiento de las clases medias sobre todo en los países  desarrollados.

Una de las causas que ha tomado fuerza como explicación al fenómeno tiene que ver con el rápido avance de las tecnologías de la información que se han convertido en una agente de destrucción-creativa concepto originado por Joseph Schumpeter en el que se propone que la innovación si bien elimina puestos de trabajo genera otros nuevos.

Sin embargo, de acuerdo con un artículo escrito por Larry Summers, quien fue el director del Consejo Nacional Económico de la Casa Blanca, rector de la Universidad de Harvard, así como secretario del Tesoro en la administración de Bill Clinton, la innovación que han planteado las tecnologías de la información no ha tenido el componente de creación de empleos en el axioma de la destrucción creativa. Summers ejemplifica al mencionar como en los últimos 100 años se transformó la economía de EU debido a que hace un siglo un tercio de la población económicamente activa (PEA) se desempeñaba en el sector agrícola y en el momento actual se emplea únicamente 2% de la PEA, gracias a la mecanización del campo y los avances tecnológicos que han permitido aumentar el rendimiento de los cultivos. De acuerdo con Summers el avance de las tecnologías de la información hace palidecer el fenómeno ocurrido en el campo a finales del siglo XIX y principios del XX debido a la velocidad con la que avanza la innovación y la destrucción de puestos de trabajo. Summers dice que a finales del siglo XIX cuando se sentían los efectos de la revolución industrial se requirió de líderes muy fuertes como Bismarck, en Alemania; Gladstone, en Reino Unido, y ambos Roosvelts en Estados Unidos. 

Hoy hace falta impulsar una profunda revolución educativa que tiene que integrar modelos mucho más flexibles que empleen las herramientas de las tecnologías de la información, y el salón de clase tendría que ser únicamente el pretexto para aprender a socializar y recibir guía para integrar el conocimiento de manera didáctica.

Con la Reforma en Telecomunicaciones, México tiene uno de los componentes básicos para estar preparado para la sociedad del conocimiento del siglo XXI, ahora faltará que los modelos educativos se modifiquen de la mano del sector privado. Además se tiene que resolver el problema de la productividad que está íntimamente vinculado a la informalidad que, de acuerdo con el INEGI agrupó en junio 57.85 por ciento de la PEA. En caso de no resolver el problema en la próxima década lejos de que se encoja la cabina del aeroplano para las clases medias, los sectores informales se puede quedar sin subir al avión aunque doblen las rodillas.

 

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