Pedro Alonso

Consejería

Pedro Alonso

24 Jul, 2014

Costumbres y repeticiones

Pues como casi siempre, los patrones se repiten. Por eso funciona el análisis técnico, al menos en parte. Sí, los humanos somos “seres de costumbres”. Y como suelo decir, el mercado es gente. No hay mucho para dónde moverse, lo que visto desde el ángulo correcto, no deja de ser una ventaja.

La repetición a que me refiero es la que se está dando en los mercados, en relación a la evaluación de los eventos geopolíticos que hemos visto recientemente —de los que he escrito en los últimos días— y que más allá de su importancia implícita, parecen retroceder en pocos días de las noticias principales en los medios y desde luego en su grado de impacto en los mercados.

No resto importancia a los conflictos geopolíticos, en realidad creo que hablan de lo que está ocurriendo en el ámbito global con buena capacidad de diagnóstico; de otra forma no me ocuparía de ello. Pero parece claro que tienen que mostrar claramente su consecuencia económica para que en lo cotidiano les demos la importancia que realmente tienen, para los mercados y el ambiente de negocios, en general.

Como sea, pero no dejaré de ocuparme de estos temas, pues pienso que los mercados y la economía sí tienen que ver muchas cosas más que la oferta y la demanda de manera inmediata. La inmediatez, por naturaleza, provoca “miopía de taller”, lo que implica una visión corta de la realidad, condición que prefiero evitar.

Pero tampoco me peleo con los hechos; al menos no frontalmente. No tiene caso tratar de derribar a un muro cuando es más fácil escalarlo, aunque esto último también sea una tarea complicada. Y los hechos es que los mercados parecen estar en una de esas etapas en las que valúan bien —y a veces más que bien— las buenas noticias, minimizando el efecto de las no tan buenas y el de las que en definitiva, son malas.

Como escribí hace algunos días, los resultados corporativos —sobre todo los de las empresas estadunidense— que están resultando mejor a lo esperado se han convertido en la “fuerza guía” de estos tiempos y arrastran con ellos al ánimo de la gente, que confirma con los datos la percepción que hace mucho rato venía siendo claro: la economía estadunidense se recupera a buen ritmo.

Sé que cuando uno habla o escribe de ello sin que se tengan evidencias en las manos, tales afirmaciones carecen de veracidad y esto ocurre generalmente cuando el ambiente está dominado por las malas noticias, las dudas y el pesimismo. Los mercados, en consecuencia no tienen motivo para reaccionar positivamente.

Ahora estamos en el lado contrario. Los datos son buenos y mejorando: los resultados corporativos confirman el crecimiento y la política monetaria permanece relajada y no da señas de ir en sentido contrario; al contrario, toda vez que los hacedores de política económica aún están más preocupados por el crecimiento y el empleo que por la inflación. Es más, la preocupación pasa por el lado de la deflación.

Lo cierto es que las cosas no son muy distintas a lo que teníamos uno o dos meses atrás, pero entonces por alguna razón —como siempre ocurre— el humor no estaba para admitir alzas en los mercados y hoy parece que sí. Hablar en marzo pasado —en lo que a mí respecta— de ver al IPC mexicano en 44,000 parecía absurdo; y sólo fue hace cuatro meses.

Es más, más de uno me insistió cada vez que el IPC entraba en una etapa de consolidación —como la que probablemente desarrolle en las siguientes semanas—, que tal conducta bursátil lo que presagiaba era una próxima baja. Pero no. Por lo pronto hay que aprovechar el ánimo subidor. ¡Claro que da frío!, pero es parte de lo interesante en esta actividad.

Cuando usted lea esta Consejería, muy probablemente ya estarán publicados los datos de inflación y crecimiento (IGAE), que independientemente de su nivel, creo que serán evaluados por el mercado a través del filtro positivo al que me he referido, lo que sería lo “normal” en las condiciones de “humor” de los mercados, por ahora. Hasta el regreso de la Fórmula 1, en la Ciudad de México, será visto como una señal de progreso. ¡Merkatum, líbranos de la euforia! Suerte.

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