Apá, ¿y los pasivos laborales de Pemex y CFE producto de pensiones y jubilaciones?

Uno de los faltantes —en este debate de las leyes reglamentarias de la Reforma Energética—, es el tema de los sistemas de pensiones de Pemex y CFE y los pasivos laborales resultantes. Lo mismo sucedió durante la discusión de la reforma constitucional.

Tal parece han evadido el tema, no porque lo desconozcan sino por sus implicaciones; el hecho de que más de cien sistemas públicos de pensiones y jubilaciones carezcan de viabilidad financiera, parece haber convencido a unos y otros —en el Senado y la Cámara de Diputados— a evadir el tema.

La Reforma Energética se nos presentó desde un principio, como un cambio estructural profundo lo cual, debe aceptarse, es verdad. Otra cosa es llevarla a buen fin; es decir, concretar las transformaciones que en ella aparecen claramente descritas.

Se nos dijo hasta el cansancio, que en ella sólo hay beneficios y ventajas de índole diversa para el país y los mexicanos; jamás se habló de problemas que pudieren representar un impacto negativo para las finanzas públicas.

Sin embargo, cuando ha quedado evidenciando que los beneficios casi inmediatos en los precios del servicio de energía eléctrica, gas de uso doméstico y gasolinas para los automóviles se concretarán, en el mejor de los casos, en el mediano plazo, los problemas han aparecido.

Me referiré esta vez, a los pasivos laborales de Pemex y CFE, los cuales, por su elevada cuantía, tienen en una situación casi de quiebra técnica a ambas empresas. Dejaré para una colaboración posterior la suerte de los sindicatos de ambas, y el inevitable recorte mediante liquidación o jubilación anticipada —si en verdad se quiere que sean empresas productivas— de decenas de miles de trabajadores y empleados.

Si bien la declaración reciente del senador Gamboa acerca del futuro del sindicato de Pemex fue contraria a toda lógica, se explica y entiende en función de la máxima que bien conocen nuestros políticos: no hay que alborotar la bitachera.

Los sistemas públicos de pensiones y jubilaciones, son el Talón de Aquiles de las finanzas públicas; el problema no es sólo la cuantía sino también, la inviabilidad para hacerles frente. (De interesarle el tema, por favor lea —entre otras publicaciones—, Pensiones en México: La próxima crisis de Pedro Vázquez Colmenares Guzmán, y Pensiones… ¿y con qué? de Francisco Miguel Aguirre Farías).

¿Qué sucederá mañana con los pasivos laborales de Pemex y CFE? La única salida —que por sabida se calla—, es la asunción de los mismos por parte del gobierno federal. ¿Veremos la repetición de lo que sucedió en 1997, cuando debió asumir los pasivos generados como consecuencia de la Ley del IMSS de 1973, para crear lo que hoy se conoce como IMSS Transición? ¿Habrá entonces un Pemex-CFE Transición?

¿De qué monto estamos hablando? De cientos de miles de millones de pesos que sin duda, se verían reflejados en la salud de las finanzas públicas. ¿Cómo se pagarían? ¿Con cargo al erario como sucede con IMSS Transición, o recurriríamos a los ingresos por concepto de la renta petrolera?

Dada la importancia del tema, ¿por qué nadie lo toca? ¿Temen en exhibir la inviabilidad de los otros sistemas de pensiones, que obligaría al Congreso a enfrentar, desde ya, el problema que representan?