Alicia Salgado

Cuenta corriente

Alicia Salgado

25 Jul, 2014

Riesgo externo es más relevante para México

Desde la crisis de 2008, y dado el efecto que tienen los picos de volatilidad en los mercados financieros globales, el Fondo Monetario Internacional (FMI), que dirige Christine Lagarde, y a demanda del G20, decidió realizar cuatro revisiones del pronóstico para la economía global, de tal suerte que se puedan incorporar en ellas los efectos imprevistos.

Así, desde hace dos años, en enero, abril, junio y octubre se actualiza el World Economic Outlook, con las perspectivas de crecimiento para la economía mundial.

Dos revisiones se hacen durante las reuniones conjuntas del FMI y el Banco Mundial de primavera y otoño, y otras dos se realizan ahora de forma itinerante. Hoy tocó a México ser anfitrión y el economista en jefe y director del Departamento de Investigaciones Económicas del FMI, Olivier Blanchard, estuvo acompañado del subdirector del departamento, Gian Maria Milesi-Ferretti.

En esta ocasión la noticia no fue buena para el mundo porque la previsión para el crecimiento de la economía global bajó 0.3 de punto porcentual, para situarse en 3.4% para 2014 y se mantiene sin cambio la expectativa para 2015, en cuatro por ciento.

La causa del ajuste fue principalmente la sorpresiva y drástica caída de la economía de Estados Unidos en el primer trimestre del año (-) 2.8% y, dado que representa 16.5% del Producto Interno Bruto mundial, es evidente que ha cambiado hasta la perspectiva de China.

Con relación a México destaca la previsión del FMI, porque argumenta que la reducción en 0.6 de punto porcentual de la expectativa que tenía a principio de año (3%) para la economía mexicana (se sitúa ahora en 2.4%) obedece a dos causas: la principal, la caída en Estados Unidos y, la segunda, la debilidad del mercado interno ligado a una menor actividad en construcción (infraestructura y vivienda).

Sin embargo, lo más notable es el optimismo moderado que el equipo del FMI está mostrando por la serie de reformas estructurales que ha impulsado el gobierno del presidente Enrique Peña, lo que se reconoce, puede tener efectos contractivos en el corto plazo (por más impuestos y espera de inversión para conocer nuevas reglas del juego en sectores clave) y, segundo, porque amplía el potencial de medio y largo plazos de la economía mexicana.

El otro factor es el externo. No se descarta en ningún momento que haya nuevos episodios de volatilidad que puedan provocar ajustes abruptos en las tasas de largo plazo en los mercados financieros, aun cuando la Fed mantenga el ritmo de precaución y espera para reiniciar el alza en la tasa de referencia, pues el riesgo geopolítico (Ucrania y Gaza) puede escalar y tener efectos adversos sobre Europa y Oriente Medio, pero en general sobre los mercados financieros.

Finalmente, el mayor riesgo para el escenario económico de México, en el balance realizado por el FMI, proviene de la posibilidad de que se registren movimientos abruptos en los flujos de capital.

Por lo demás, es notoria la diferenciación que el Departamento de Investigaciones realiza de México y más al compararla con Brasil.

Por eso, lo interesante de la proyección del FMI no es la “foto del momento”, sino la proyección de medio plazo. Para 2015, no se modificó la expectativa de que el PIB podrá aumentar a 3.5% y entre 2016-18 se situaría alrededor de 3.8-4%. Antes de las reformas no consideraban que la economía pudiera crecer a tasas sostenidas de 3 a 3.5% sin enfrentar problemas.

Sin embargo, la expectativa se ubica por debajo de la expectativa gubernamental, que para entonces vislumbran que el efecto de los cambios estructurales permitirán que la economía crezca a tasas de cinco por ciento.

¿Por qué la diferencia? Por el entorno externo. Aun cuando el manejo macroeconómico y financiero de México es sólido, nadie descarta que el escenario enfrente choques externos (el default de Argentina está a la puerta), pero se confía en la capacidad y margen de maniobra de la Secretaría de Hacienda, a cargo de Luis Videgaray, y del Banco de México, que gobierna Agustín Carstens, para prevenir cualquier efecto de sobrecalentamiento que se derive de un incremento súbito en la inversión estimulada por las reformas o por una súbita salida de capitales de valores gubernamentales, dado el potencial de carry trade que tendría ante una elevación de tasas de interés en países avanzados.

De Fondos a Fondo

Llegó la hora de invertir. Los que han tenido en julio, un mes muy activo, son los de Grupo Inmobiliario MEXIGS 3, que encabeza Antonio Ruiz Galindo, a través de sus dos fideicomisos de Certificados de Desarrollo de Capital (CKD), que quedaron inscritos como IGSCK 11 e IGSCK 11-2 en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), que dirige Luis Téllez.

Ambos fideicomisos fueron puestos en marcha en octubre de 2011 por un total en conjunto de hasta mil 88 millones de pesos a diez años y el fiduciario es Grupo HSBC, que encabeza Luis Peña, y aún tiene para ejercer alrededor de 520 millones de pesos.

La estrategia de IGS está basada en tres divisiones, tome nota de ellas. Proyectos de tierra para vivienda, industrial y comercial. En el primer rubro, invierte en proyectos de tierra para vivienda de interés social que sean elegibles para financiamiento hipotecario para los compradores por parte del Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit), que encabeza Alejandro Murat, el Fondo de la Vivienda del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Fovissste), que dirige José Reyes Baeza, o la Sociedad Hipotecaria Federal (SHF), que lleva Jesús Alberto Cano Vélez.

En cuanto al sector industrial, canaliza sus inversiones para el desarrollo o adquisición de edificios y construcciones industriales, con la salvedad de que deberán estar localizados en zonas que permitan el acceso de la mano de obra calificada y ventajas logísticas.

Y en su tercer rubro invierte en centros comerciales existentes y el desarrollo de nuevos centros comerciales con arrendatarios ancla, que ya hayan sido negociados con anticipación.

Pues lo que han hecho en este mes, desde el día primero, liquidó la compra del edificio Hitachi, localizado en Tijuana, Baja California, restaba por pagar 3.1 millones de dólares y había sido adquirido en marzo de 2013; actualmente ya ha sido rentado en un 72% a la empresa Availmed, una división que manufactura productos médicos de Flextronics.

El 4 de julio, la división de tierra para vivienda compró el terreno para el proyecto Torres de Juriquilla, en Querétaro, por 24.2 millones de pesos, para la construcción de 168 viviendas. Y, para finalizar, el 11 de julio compró el terreno para el proyecto Sierra Vista 483, en Irapuato, Guanajuato, por 66.9 millones de pesos para construir 483 viviendas. Como se dará cuenta, ambos CKD andan muy activos.

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