Pedro Alonso

Consejería

Pedro Alonso

25 Jul, 2014

Coincidencias en las estimaciones

Probablemente cuando usted lea esta Consejería, estaré atendiendo a un seminario organizado por Banco de México y el Fondo Monetario Internacional, aquí en la Ciudad de México, sobre las fortalezas macroeconómicas de la región y los retos “visibles”. Siempre es —y será—agradecible que Banxico convoque a expertos en temas económicos y organice este tipo de eventos. Desde luego agradezco que me inviten a participar.

Incidentalmente, ayer se publicaron, por una parte, las cifras del Indicador Global de Actividad Económica (IGAE), al mes de mayo, y por otra, la actualización de las proyecciones del crecimiento global del Fondo Monetario Internacional (FMI); esto último, fechado en nuestra ciudad capital, aprovechando la presencia de las autoridades del FMI, que participarán en el seminario que mencioné en el párrafo anterior.

La coincidencia en la publicación de las cifras señalan en la misma dirección: la economía mexicana acusa debilidad, más allá de lo que a los mexicanos nos gustaría, lo que desde luego no es novedad. Las estimaciones del FMI indican que el PIB mexicano crecerá 2.4% en este año, lo que implica una reducción a su estimación previa (3%, en abril pasado), por debajo de la estimación gubernamental (2.7%)  y de la de los analistas del sector privado (2.6%), en la encuesta de Banxico.

“Lo que se ve no se juzga”.  Uso el dicho popular, pues independientemente de las encuestas, los que salimos todos los días a hacer la economía, nos topamos con que el crecimiento no es de lo mejor y las aseveraciones que la “oficialidad” insiste en ofrecer, no hacen más que perjudicar su credibilidad. Ayer se circuló una nota, sin membrete oficial, pero proveniente —claramente, según dirección electrónica— de la esfera gubernamental, en la que se pretendía explicar por qué el -0.12% del IGAE en mayo, no era tan malo, sino más bien bueno. El mensaje del envío era: “Por si les es de utilidad”.

La reducción de la estimación del crecimiento mexicano por parte del FMI está enmarcada en la contracción que este organismo plantea para la economía global. La estimación que se publicó en abril pasado fue 3.7% de crecimiento para el mundo y ahora es de 3.4%, fundamentalmente por el bajo desempeño de la economía estadunidense en el primer trimestre de este año, sobre lo que he escrito varias veces.

Valga decir que la estimación de crecimiento global para 2015 no sufrió cambio y sigue siendo de 4.0%, misma cosa que se establece para México, con una tasa de crecimiento estimada de 3.5%, para 2015. Lo anterior deja claro
—según el FMI— que el promedio de crecimiento en nuestro país entre 2013 y 2015, será de 2.3%, en promedio, si sus estimaciones son correctas. Si consideramos las estimaciones de los analistas mexicanos, el crecimiento para el periodo mencionado es un poco mejor: 2.5 por  ciento.

Algo importante de mencionar, es que en las consideraciones que el FMI hace alrededor del crecimiento mexicano, ocupa un importante lugar la caída del sector de la construcción. Hace algo más de un año, en la Consejería del viernes 8
de marzo de 2013, a raíz del Mexican Housing Day, evento que se efectuó por muchos años en Nueva York y en Londres, escribí que lo que ahí había ocurrido, había sido una confusión entre un asunto de negocios y un evento político por parte del gobierno que promovía las nuevas reglas para el sector del desarrollo de vivienda. Las consecuencias de aquello están a la vista, lo que junto a los temas del gasto público que son de todos conocidos, tienen al sector de la construcción en el estado que conocemos.

Mire usted, amigo lector, esto de las estimaciones es claro que no son designios fatales y que al final pueden ser muy diferentes a la realidad. Pero cuando muchos pensamos que las cosas apuntan en cierta dirección, al menos cabe cuestionar seriamente a los que insisten en ir en sentido contrario. No pongo en duda la necesidad de cambios estructurales, pero no estoy en la línea de los que piensan que son actos de magia. El nombre lo dice todo. Cambiar las estructuras de lo que sea tiene costo y requiere tiempo. El problema es no decirlo o, peor aún, decirlo a medias. Suerte.

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