David Páramo

Análisis superior

David Páramo

6 Ago, 2014

Propuestas vs. ocurrencias

El tema del salario mínimo se ha convertido en una competencia entre la propuesta y la ocurrencia; entre Miguel Ángel Mancera y Gustavo Madero; entre una política pública y un arranque populista.

Desde la superficie parece que los dos proponen lo mismo: aumentar el salario mínimo a favor de quienes ganan este salario (ojo, no los que menos tienen, porque hay 2.5 millones de mexicanos que ni eso ganan); sin embargo, recorren vías total y absolutamente diferentes.

Mancera y su secretario de Desarrollo Económico, Salomón Chertorivski, no sólo ayer iniciaron un foro de discusión sobre el tema, sino que su propuesta central es liberar al salario mínimo de su carácter de unidad de cuenta para una gran cantidad de precios, tarifas y multas del sector público federal y estatal. La inmensa mayoría de las leyes se refieren al salario mínimo como una unidad de cuenta y no, como debe ser, del establecimiento de una remuneración a favor de los trabajadores.

La posición del gobierno capitalino es que se debe usar la herramienta correcta para el trabajo. De entrada, este punto lo tienen ganando puesto que Coparmex, encabezado por Juan Pablo
Castañón
, y la propia Comisión Nacional de los Salarios Mínimos, dirigida por Basilio González, han coincidido en la necesidad de crear otra unidad de cuenta diferente al salario mínimo para todo lo que no tiene que ver con el ingreso de los trabajadores.

La experiencia internacional demuestra que cuando el salario mínimo es liberado de la carga de ser referencia o unidad de cuenta, los incrementos a los trabajadores tienden a ser superiores. Dos ejemplos en América Latina son Brasil y Uruguay, donde crearon una nueva unidad de cuenta para precios, tarifas, multas y demás para liberar al salario mínimo y derivó en su incremento.

No está escrito en ninguna ley, pero la fuerza de la costumbre hace que los miembros de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos no sólo tengan que calcular la inflación esperada y poco más para la remuneración de los trabajadores, sino los impactos que tendrá en una gran cantidad de sectores.

Populismo

El llamado que hace el Gobierno de la Ciudad de México de crear una nueva unidad de cuenta contrasta radicalmente con la falta de seriedad del presidente de Acción Nacional y quienes le siguen de una manera tan frívola, como crear un hashtag que pide un salario digno.

Sí, para nadie es un hecho desconocido que el salario mínimo ha perdido poder de compra y que no es suficiente para cumplir con las necesidades del trabajador y sus familias. Sin embargo, la manera que propone Mancera contrasta radicalmente con la aberración que se le ocurrió a Madero.

Los populistas, ahora del PAN, no únicamente se separan de la seriedad económica y de los grupos que tradicionalmente se vincularon con ellos, sino que muestran una gran pobreza ideológica.

Es obvio que todo el mundo está de acuerdo con salarios dignos, así son los postulados populistas; sin embargo, hacerlo como se le ocurrió a Madero iría en contra no sólo de los que ganan el salario mínimo, sino de la inmensa mayoría de los mexicanos.

Aumentar las percepciones por decreto generaría inflación, desempleo y crisis económica. Esto está en las antípodas de la supuesta intención del dirigente nacional del PAN de buscar un salario digno para los trabajadores.

Lo que permite la recuperación de los salarios es, primero, la estabilidad económica que se caracteriza por una baja inflación como la que ha sido una constante durante los últimos años en México.

Segundo, por un incremento en la productividad que sólo se da si el gobierno y los partidos políticos cumplen con su función de abrir espacios para la iniciativa privada. Tres, generando una mayor competitividad para las empresas a favor de las personas.

Pretextos

Algunos, quienes tratan de justificar a Madero, dicen verdaderas barbaridades.

Señalan que se trata de una jugada maestra de cara al proceso electoral del año próximo, puesto que le acercará a la gente que menos dinero tiene. Paradójicamente serían los más afectados por quien dice querer defenderlos, pues la inflación es exponencialmente más grave para los que menos recursos tienen. Los del nivel más alto de ingresos, incluso, concentran más riqueza.

Dicen, también, que le está robando una bandera al PRD o a Mancera. Es absurdo que un partido político pretenda copiar al rival en las elecciones, puesto que eso significaría que creen que están en lo correcto. Deberían, entonces, fusionarse.

Quizá la realidad es mucho más sencilla que todos estos pretextos. La incultura, también financiera de Madero le hace creer que si se aumenta por decreto el salario mínimo mejorará la calidad de vida de los trabajadores.

Los senadores del PAN difícilmente irán con esta propuesta. No es casual la respuesta que dio el viernes de la semana pasada el exsecretario de Hacienda, Ernesto Cordero, sea vista como contundente. Habrá que ver si los diputados se doblan a los caprichos de su líder nacional o tienen el valor de apegarse a la ortodoxia económica que tradicionalmente fue divisa de este partido político.

Comparación

Al colgarse del tema, y peor en la manera en que lo hizo, Madero queda totalmente exhibido como un populista en comparación con Mancera, quien se parece mucho más a un estadista.

La propuesta del líder del PAN es inviable. Aun cuando se presente un punto de acuerdo en el Congreso de la Unión, la consulta pública no tendrá mayoría en el Congreso.

Sin embargo, sí es muy factible que haya una discusión seria que llegue al Congreso de la Unión, para crear una nueva unidad de cuenta que libere a la fijación del salario mínimo de la CNSM de ser un referente para todo aquello que se convierte en un ancla para el aumento del salario a favor de los trabajadores.

En la creación de esta unidad de cuenta necesariamente deben participar Banco de México y el INEGI, para dar garantías de transparencia y de corrección metodológica para no generar problemas adicionales a la economía.

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