Salo Grabinsky

Del verbo emprender

Salo Grabinsky

9 Ago, 2014

La separación entre hermanos-socios (Fin de serie)

Continuamos con nuestro somero análisis de la separación entre hermanos-socios en las empresas familiares, de segunda o más generaciones, que aunque difíciles por naturaleza (como es todo divorcio por muy civilizado que sea) se puede lograr. La siguiente categoría,  es penosa y económicamente lesiva para las partes, y trae enormes implicaciones. Esta es:

c) La separación por conflictos y rencillas entre socios.

En estos casos ya intervienen fuerzas contrarias entre sí, con diferentes expectativas e intereses algunos lógicos, como proteger a sus seres queridos ante cualquier injusticia o abuso, y otras causas más obscuras, que rayan en actos no aceptables y peligrosos.

Aunque en la superficie, una separación de este tipo se maneja en términos monetarios y de una valuación justa y aceptada por las partes, la realidad es que hay factores que influyen en el proceso, generalmente para contaminarlo, atrasar su solución e incluso hacerlo fracasar. Entre otros son la lucha por el control y/o el poder entre las partes, los celos y envidias de los hermanos(as) entre sí y, desgraciadamente, la influencia nociva de participantes directamente interesados como son los cónyuges, amigos y personas  oportunistas dentro y fuera de la familia o de la empresa que esperan sacar tajada del conflicto y de profesionistas cuyo interés no es el de resolver el conflicto al menor tiempo y costo posibles, sino el de alargarlo y sacar un beneficio adicional.

He participado en casos en los que por diversas razones es necesaria una separación y trato, como asesor y facilitador imparcial, llegar a una solución aceptable y firmada, previa a los procesos notariales. Es una función incómoda y triste, además que salen a relucir lo que yo llamo, actos de “miseria humana” que afectan a inocentes y rompen con la solidaridad y apoyo de las familias entre sí.

Un sicólogo norteamericano nos sugirió lo siguiente en una conferencia de empresas familiares: “Al final de cuentas, todos los conflictos dentro de las empresas familiares se van a resolver mediante un arreglo económico satisfactorio (no ideal porque eso no existe) entre las partes, por lo que hay que ir directo a ese arreglo y ahorrarnos dolor, tiempo y muchos gastos legales entre otros”. El refrán de que “Más vale un mal arreglo, que un buen pleito” es totalmente aplicable a los familiares en pugna.

La función de un asesor familiar es la de ser imparcial, no tomar partido jamás, y buscar una solución razonable para que, al ser aceptada por las partes, estas la lleven a cabo sin cambios. Su función termina ahí y de ningún modo puede forzar a cualquiera de las partes a que cumpla con lo establecido, ya que hay otros profesionistas (notarios, abogados corporativos, interventores, contadores, etc.) que pueden coordinar el proceso. La imparcialidad es vital para que haya confianza de todas las partes en el asesor y en su buen juicio. En la calentura de un conflicto alguna de las partes quiere forzar a ese mediador a que tome la iniciativa y obligue al otro a cumplir pero el asesor debe negarse a hacerlo para mantener su función profesional. No es algo sencillo, pero no hay remedio. Para rematar este penoso asunto, en el momento en que entre el conflicto en un litigio, la labor del asesor termina  de manera automática. Nosotros debemos buscar, por medio de reglas y estructuras flexibles tanto familiares como empresariales y patrimoniales, el prevenir este tipo de problemas y no corregirlos cuando ya empezó el pleito.

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