Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

14 Ago, 2014

Cuidado con estos dos grupos; sus integrantes sí pueden descarrilar la Reforma Energética

El martes vimos que las izquierdas carecen —no obstante sus bravatas—, de la fuerza política y ascendencia entre los ciudadanos para evitar la aprobación de una nueva ley, o la reforma de una vigente.

Sin embargo, hay dos grupos que desde adentro se oponen a la Reforma Energética; además, dado el poder e influencia de sus integrantes, si podrían descarrilarla. Durante las discusiones de las leyes reglamentarias, soterrada, pero activamente pretendieron oponerse, pero, ante la decisión presidencial sólo les quedó recular (por el momento). Lo alcanzado da la impresión que dichos grupos fueron derrotados, pero, no nos dejemos llevar por lo de encimita; recularon, es cierto, pero para tomar impulso.

¿Quiénes son esos dos grupos? El primero, el que tiene la menor capacidad de descarrilar el proceso que busca concretar lo legislado en materia energética, está integrado por los serviles; básicamente son senadores y diputados del Partido Verde a quienes acompañan, gustosos, algunos senadores y diputados priistas.

Éstos, formados en el dorado autoritarismo, ni siquiera se dan cuenta que el lenguaje que usan a nadie sirve; ni a la reforma misma, menos al presidente Peña Nieto. El daño que causa este grupo radica, más que en descarrilar lo legislado, en generar rechazo y descrédito con sus lambisconerías y servilismo casi obsceno.

El segundo, el más peligroso, por desgracia no lo vemos como opositor real y efectivo a la reforma sino como su apoyo; no pocos de sus integrantes, se han comportado cual promotores sinceros de la misma. Sus integrantes no están fuera del aparato, laboran en diversas áreas del sector público y las más de las veces, ocupan posiciones de nivel medio o alto. No pocos de ellos, son personajes relevantes en la estructura de sus respectivos partidos.

Asimismo, su presencia e influencia se deja sentir en los tres órdenes de gobierno y en áreas fuera del sector central; también, en las estructuras de Pemex y CFE, y en las dirigencias sindicales y organizaciones de campesinos, obreros y sectores populares. Esta vez, ante la Reforma Energética, comprendieron que correrían un riesgo muy grande de haberse opuesto a la decisión del presidente Peña Nieto, pues la decisión de éste era clara: Había que sacar la reforma constitucional en materia energética y sus leyes reglamentarias. 

Ayer, su oposición a cualquier modificación constitucional en materia energética por pequeña que fuere, era irreductible; hoy, debieron allanarse para no perecer políticamente. Su visión caduca —ayudados por la mezquindad de los panistas—, descarriló la reforma de Zedillo; después, detuvieron todo intento reformador de Fox, y se opusieron a la reforma light en materia de energía propuesta por Calderón en el año 2008.

Hoy, ¿en verdad se convirtieron? ¿Puede ser creíble que los que adoraron el inmovilismo e hicieron de México un desastre en la economía, la educación y la salud, el campo y los sistemas públicos de pensiones, sean fervientes adoradores del cambio que incluye reformar la Constitución? Sí, es verdad que recularon pero, ¿significa que comparten la visión de Peña Nieto?

¿Qué harán ahora? Lo ignoro, pero, hay que estar atentos; identifiquémoslos, y no los perdamos de vista.

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