Adina Chelminsky

Aprendiz de brujo

Adina Chelminsky

15 Ago, 2014

Armas esenciales del emprendedor

Dice el dicho que a los hijos hay que darles raíces y alas para tener éxito en la vida, para que tengan una buena base, fuerte estructura y valores y que, a la vez, las agallas y empuje para cumplir sus objetivos.

En el caso de los emprendedores el dicho debería ser un poco diferente… “dale a tus hijos (o date a ti mismo) palabra y cara”. Éstas son quizá dos de las armas más importantes que se necesitan para tener éxito en el mundo de los negocios. Particularmente cuando inicias, o quieres llevar al éxito, un negocio propio.

Cuando pensamos en emprendedurismo y en las armas esenciales para tener éxito lo primero que viene a la mente son conocimientos financieros, conocimientos tecnológicos, conocimientos técnicos… pero entre más conozco de negocios más me doy cuenta que las bases del éxito son mucho más simples… lo que no quiere decir que son más sencillas.

Claro, todos los conocimientos mencionados son fundamentales, pero de cierta manera son aptitudes que se pueden tercerizar, subcontratar o aprender.

Pero hay cosas aún más importantes. Una de ellas es el carácter. Y, eso, no se puede comprar en Amazon.

El carácter tiene que ver con el empuje, el aguante, la perseverancia y la tolerancia a la frustración y al riesgo. Pero también tiene que ver con la manera en que manejas la realidad. He ahí en donde la palabra y la cara se vuelven tan importantes.

El vivir en el mundo de los emprendedores implica forzosamente pretender (y, a veces, lograr) cambiar la realidad del mundo en el que vives. Crear un producto que no existe, que es mejor, que es más barato, que atiende a un nuevo mercado, que se ofrece con un mejor servicio.

El riesgo de vivir en un mundo alternativo es que a veces la realidad en el mundo de los emprendedores se puede empezar a distorsionar. A veces empezamos a prometer cosas que no son posibles (ni con los mejores rezos y buenos deseos) o pretendemos que un problema puede desaparecer si cerramos los ojos.

Por eso: Palabra y cara.

La palabra para saber qué prometer, cómo prometer y cuándo prometer. El emprendedor vive haciendo promesas a sus colegas, a sus empleados, a sus proveedores. Desde tiempos de entrega y aumentos de sueldo hasta fechas de pago y planes a futuro. El hacerlas cuando uno No tiene palabra para cumplirlas se puede convertir en un grave problema para la viabilidad de largo plazo del negocio.

Una persona que tiene palabra y que tiene un compromiso moral con sí mismo para que esta palabra se cumpla, es mucho más certero y cauteloso a la hora de extender esas promesas.

Ojo, esto no quiere decir que todas las promesas que uno hace, aun con las mejores intenciones, vayan a cumplirse al pie de la letra. Pero un emprendedor tiene que tener los pies bien puestos en la realidad para poder saber que promesas son las que factiblemente se pueden cumplir.

Pero aun la persona con “mejor palabra” tiene que enfrentar que las mejores intenciones y el mayor esfuerzo no son suficientes para hacer las cosas realidad… He ahí en donde tener “cara” es importante.

Tener la cara para poder darla cuando las cosas no salen como esperas. Ser el primero en aceptar cuando existe un problema o una promesa imposible de cumplir y tomar el “toro por los cuernos” y hablar con la persona con quien quedaste mal. Directamente y sin rodeos. Para poder minimizar los daños o pérdidas y para poder continuar la relación profesional con las personas aún cuando existan problemas.

Palabra y cara. Suenan como consejos de jardín de niños. Redundantes en un mundo que se mueve a la velocidad de la luz y la competencia es feroz. Pero son, quizá, el secreto mejor guardado que tiene el emprendedor.

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