David Páramo

Análisis superior

David Páramo

18 Ago, 2014

Reforma Laboral (I)

La discusión sobre el incremento al salario mínimo fijado por la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos se ha convertido en una discusión de gran interés, incluso para el ciudadano común que está más preocupado por el aumento en el pago de sus créditos del Infonavit que por una eventual mejoría para sólo un grupo de trabajadores.

Es necesario hacer algunas puntualizaciones.

Primera. La propuesta presentada por el gobierno de la Ciudad de México sólo es para incrementar el salario mínimo fijado por la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos, es decir, para aquellos trabajadores que tienen una jornada completa dentro de la economía formal.

La ocurrencia de Acción Nacional, tristemente avalada ya hasta por José Isabel Trejo, no precisa absolutamente nada. No es mucho más que un hashtag electorero o un lema tan hueco como peligroso para la buena marcha de la economía.

El PRD y grupos de izquierda han tratado de hacer creer que el aumento al salario beneficiaría también a quienes están en la economía informal o subempleados, de ahí que lleguen a números de supuestamente siete millones de beneficiados sin que expliquen de dónde saldría el dinero.

Segundo. Lo relevante, como lo han planteado Banco de México, Secretaría del Trabajo, CTM, Consejo Coordinador Empresarial, Coparmex e incluso la Unión Nacional de Trabajadores son los salarios reales que ganan todos los trabajadores.

Quienes ganan el salario mínimo fijado por la CNSM son un porcentaje muy pequeño de la Población Económicamente Activa. No incluye que uno de cada seis trabajadores está en la economía ilegal. No incluye a los que se encuentran en figuras que conculcan prestaciones a los trabajadores.

Está plenamente documentado que el salario mínimo fijado por la CNSM ha perdido más de 70% de su capacidad de compra en los últimos 30 años. La razón tiene que ver con el uso, equivocado, de este dato como unidad de medida para cualquier cantidad de cosas.

Se ha impuesto a la CNSM calcular el impacto que tendrían en multas, precios y tarifas, incluidos los créditos del Infonavit que se dan en VSM (Veces Salario Mínimo), lo que impide que tomen sólo la necesidad de este conjunto de trabajadores, sino que, además, el impacto en la economía en su conjunto.

Indicador

Es un hecho que la solución será crear, ya sea a través de INEGI o Banxico, una nueva unidad de cuenta que sustituya al salario mínimo fijado por la CNSM.

Tercero. El PAN ha dicho que el salario mínimo debería subir a 170 pesos, tomando como base lo que establece la Coneval sobre los recursos que se requieren para satisfacer las necesidades mínimas de una persona, lo que equivale a unos dos mil 500 pesos por persona y considerando una familia tipo de cuatro miembros se llega a los diez mil pesos.

Los del PRD han dicho que se debe aumentar el salario mínimo por decreto, sin consulta popular siquiera, a poco más de 16 mil pesos.

El gobierno de la Ciudad de México ha dicho que, según ellos, existe una posibilidad de aumentar el salario mínimo a 100 pesos diarios (desde los 67 en los que se encuentra) sin que se causaran problemas económicos.

Las cifras están inventadas en el mejor de los casos. No explican, por ejemplo, de dónde saldrían los aumentos. Los de Morena, que viven en la irrealidad económica, dicen que podría ser bajando los salarios de los altos mandos y usan como ejemplo a los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

No explican, por ejemplo, de dónde saldrían los recursos para pagar el aumento al salario mínimo. El salario promedio de cotización al IMSS (que incluye directores y gerentes) es de ocho mil 500 pesos.

A pesar de la frivolidad a la que llevaron algunos la afirmación del entonces secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, la mayoría de los mexicanos gana entre seis mil y ocho mil pesos. El 60% de los clientes de la banca, tanto en depósitos como créditos, tiene ingresos de ese rango.

Populismo

No se necesita ser economista para comprender que es un absurdo pretender que el salario mínimo se ubique, por un acto político, por encima del salario promedio de cotización del país.

¿De dónde saldrían los recursos? Los populistas tienen ocurrencias que suenan de maravilla. Es lógico que parece una gran acción a favor de las personas que ganan 67 pesos diarios ganaran 170 o 300 pesos; sin embargo, no explican no sólo que sería imposible.

Es fundamental comprender que no importa cuánto se gane en número (de ser así se podrían volver a poner tres ceros a la moneda y un trabajador no ganaría 67 pesos diarios, sino seis mil 700 diarios), sino lo que se puede comprar con ese salario.

Las carreras precios-salarios, como quedó claro en la década de los 80, son ganadas por los precios, generando una espiral de inflación que termina dañando a prácticamente todos los mexicanos, con particular furia hacia aquellos que menos tienen.

Durante las épocas de hiperinflación se generaron grandes riquezas por parte de aquellos quienes tenían recursos para llevarlos al mercado de valores o la compra de valores gubernamentales a pesar del empobrecimiento de grandes capas de población.

Gran parte de la concentración de riqueza que se dio a finales del siglo pasado estuvo fundamentada en el desorden económico, que abrió oportunidades para algunos que especulaban en el mercado financiero y no tanto en la producción económica.

El aumentar el salario mínimo por decreto o por el capricho populista terminaría con décadas de trabajo nacional por lograr estabilidad económica caracterizada por una inflación que se encuentra consistentemente por debajo del 4% anual.

La “solución” al problema del salario mínimo podría ser parcial y se daría simplemente con quitarle el carácter de unidad de cuenta. Sin embargo, el país debe tener una discusión muchísimo más grande e importante: ¿Cómo hacer que aumenten los salarios reales?

Desde la crisis financiera de 2008-9 se ha presentado una caída constante en los salarios reales. Gente que pierde el trabajo y tiene que contratarse por menos recursos; personas que ahora son contratadas en esquemas de honorarios que les quitan el paquete de seguridad social (fondo de pensiones, seguridad social, Infonavit) y el mantenimiento de prácticas nocivas para los consumidores.

Tratar únicamente el tema del salario mínimo es sólo ver un árbol, no todo el bosque que implica la mejoría de los niveles de vida de la población por la vía de la productividad.

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