Fausto Barajas

Fausto Barajas

26 Ago, 2014

La economía al segundo trimestre de 2014

La semana pasada se dieron a conocer los resultados de la evolución de la economía de México al segundo trimestre del año, registrando un crecimiento anual de sólo 1.6%. Sin embargo, todo indica que la economía llegó a su punto de inflexión en el actual ciclo, ya que al medir su evolución a través del Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) registró una expansión de 2.7% en términos anuales durante junio, su mayor crecimiento en tres meses.

A pesar de que estos resultados muestran una tenue mejoría de la economía, al analizar su estructura se observa que las fuentes que explican su expansión han tenido un comportamiento heterogéneo, ya que aquellas actividades vinculadas al sector externo son las que mejor desempeño han observado debido a la sincronía con el ciclo de la economía de Estados Unidos que registró una sólida expansión de 4.0% en el primer trimestre.

En efecto, el PIB industrial, que aporta una tercera parte del PIB nacional, registró un incremento anual de sólo 1.0% en el segundo trimestre, y destacó la evolución del sector manufacturero que creció 2.4% al ser impulsado por el aumento de 6.4% de sus exportaciones.

Sin embargo, los sectores cuya evolución depende del comportamiento del mercado interno se han quedado rezagados debido a la menor generación de empleos y al incremento de impuestos vigentes a partir de este año, lo cual afectó la confianza de los consumidores al ver disminuido su ingreso real y como consecuencia desaceleró al sector servicios. Lo anterior cobra más relevancia si se considera que el PIB de los servicios es el más importante al representar casi dos terceras partes de la economía nacional.

La industria de construcción fue de las más afectadas, ya que el entorno de desaceleración afectó las decisiones de inversión de los empresarios, y aunado al desfase del gasto público, generaron que su PIB cayera (-) 0.6% durante abril-junio, con lo que acumuló siete trimestres ininterrumpidos en contracción, aunque esta caída fue la de menor magnitud en los últimos seis trimestres, lo cual es un indicio de que está cerca de cambiar de tendencia.

Hasta ahora han pasado 18 meses de la actual administración y el desempeño de la economía ha estado lejos del que se hubiera deseado: en el primer semestre promedió una expansión de 1.7%, lo anterior indica que para llegar a 2.7% que estableció como meta el gobierno federal para este año, la economía tendría que registrar un ritmo de expansión con tasas de al menos 3.5% para los siguientes dos trimestres.

Para lo que resta del año se espera que la economía nacional incremente su ritmo de crecimiento, impulsada en primera instancia por un mayor dinamismo de la demanda externa derivada de la expansión de Estados Unidos, así como también por un mayor ejercicio del gasto público el cual favorecerá particularmente a la alicaída industria de la construcción con su consecuente impactó en la generación de empleos.

Sin embargo, por la magnitud del estancamiento del mercado interno luce complicado que éste pueda contribuir lo suficiente para que la economía alcance la meta de crecimiento de 2.7% para este año. En este entorno, se revalora el sentido de las reformas estructurales que se han aprobado y se espera que con su correcta implementación incrementen el potencial y competitividad de la economía mexicana en el largo plazo, para que su expansión esté más vinculada a factores internos cuyos beneficios deberían ser una mayor generación de empleos y una mejoría en el nivel de vida de la población, que en resumidas cuentas debe ser el principal objetivo a lograr con las reformas.

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