Revolucionan la educación al vincularla con el trabajo

Mientras una cuarta parte de los jóvenes de la Unión Europea y 15 por ciento de los estaduniden-ses están desempleados, una veintena de instituciones educativas y empresas están empezando a trabajar juntas para ofrecer títulos por habilidades a menores precios
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La Universidad de Wisconsin es una de las instituciones estadunidenses que están ofreciendo la oportunidad de obtener  un título basado en las habilidades por 2,500 dólares al año; la tendencia presagia una revolución, aseguran expertos.  Foto: Especial
La Universidad de Wisconsin es una de las instituciones estadunidenses que están ofreciendo la oportunidad de obtener un título basado en las habilidades por 2,500 dólares al año; la tendencia presagia una revolución, aseguran expertos. Foto: Especial

CIUDAD DE MÉXICO.- Durante décadas, la educación vocacional ha sufrido las maldiciones gemelas de un bajo estatus y una innovación limitada. Los políticos han equiparado la educación superior con las universidades tradicionales del tipo a las que ellos mismos asistieron. Los padres han alejado a sus hijos de los “talleres de artes manuales”.

Un reciente informe de la consultora administrativa McKinsey, llamado Educación para el empleo: Poniendo a trabajar a los jóvenes de Europa, pinta un panorama desalentador del estado de la educación vocacional. En cuatro de los siete países analizados, más de la mitad de los jóvenes que tomaban un curso académico dijeron que habrían preferido uno vocacional. Pero habían sido ahuyentados por la desorganización y la falta de prestigio. Gran Bretaña tiene más de 20,000 títulos vocacionales ofrecidos por 150 organismos diferentes. En Estados Unidos, la responsabilidad está dispersa entre departamentos gubernamentales.

La gran excepción a esto ha sido siempre Alemania, por supuesto,  pero otros países están reviviendo el tema. Australia, por ejemplo, ha creado la Agencia de Fuerza Laboral y Productividad. Los innovadores educativos están inundando el mercado vocacional.

Educación vocacional y desempleo

Hay buenas razones por las cuales la educación vocacional debería estar ganando terreno. El mundo está plagado por el desempleo juvenil. En la Unión Europea, alrededor de una cuarta parte de los jóvenes entre 15 y 25 años de edad carecen de trabajo. La cifra es menor en Estados Unidos (15 por ciento) pero sigue siendo notablemente alta para un país que alguna vez se enorgullecía de tener empleo pleno y un mercado laboral flexible.

Al mismo tiempo, las empresas se quejan amargamente sobre la escasez de habilidades: 27 por ciento de los empleadores europeos sondeados por McKinsey dijeron que había dejado una vacante abierta en el último año porque no pudieron encontrar a alguien con los atributos correctos; un tercio dijo que la falta de habilidades está causando grandes problemas a su empresa.

La burbuja universitaria también está empezando a estallar. La democratización de las universidades ha resultado una forma costosa e ineficiente de ofrecer educación superior masiva. Los estadunidenses, que están a la cabeza, han incurrido en más de mil millones de dólares en deuda estudiantil. Pero un creciente número piensa que recibieron poco valor por su dinero: con clases impartidas por estudiantes de doctorado y no profesores; forzados a subsidiar costosos programas de investigación y a cuadros administrativos, y recibiendo, al final de todo, un título universitario que ya no conlleva automáticamente un empleo deseable.

La frustración con el status quo finalmente está conduciendo a un estallido de innovación. El internet es muy adecuado para la educación vocacional: Ayuda a reducir los costos mientras facilita ganarse la vida y se recibe alguna capacitación vocacional. Igualmente importante es el nacimiento de un nuevo concepto de lo que se está ofreciendo.

¿Qué habilidades tienes?

La “educación basada en competencias” suena tediosa pero revierte la mayoría de los principios básicos de la enseñanza académica. Trata de transmitir el dominio de las habilidades relacionadas con el trabajo (o “competencias”) en vez de el dominio de una disciplina académica en particular. Está diseñada para un mundo de aprendizaje continuo en vez del sistema universitario de “tres o cuatro años y acabaste”. El conocimiento es dividido en “módulos”. Los estudiantes toman estos módulos a su conveniencia –a lo largo de meses o años, en las noches o asistiendo a cursos de tiempo completo– y los combinan en cualquier forma que resulte tener más sentido para su carrera. La evaluación es continua conforme los estudiantes dominan diferentes habilidades, en vez de representarse en un sólo certificado de título: un currículo ofrece un resumen constantemente actualizado de las habilidades que la persona ha adquirido.

Esta mezcla de tecnología nueva y métodos de enseñanza diferentes está atrayendo a una veintena de participantes, desde universidades que buscan a clientes hasta innovadores que esperan crear nuevas empresas. El Colegio de América de la Universidad del Sur de Nueva Hampshire allanó el camino ofreciendo títulos basados en competencias por 2,500 dólares al año. Otros primeros participantes incluyen al UW Flex de la Universidad de Wisconsin y el FlexPath de la Universidad Capella. Udacity, una empresa de educación por internet, se ha unido a empresas como AT&T para ofrecer “nano-títulos”: certificados relacionados con empleos que pueden completarse en entre seis y 12 meses por 200 dólares al mes. Dev Bootcamp ofrece un curso de nueve semanas para programadores computacionales pagado en parte por un sistema de pago por tasa de éxito. La empresa cobra a los empleadores por cada graduado contratado después de que completan 100 días en el puesto, y al mismo tiempo reembolsa a los estudiantes una parte importante de sus pagos de colegiatura.

Revolución, afuera de la web

En un nuevo libro electrónico, Clayton Christensen, de la Escuela de Negocios de Harvard, y Michelle Weise, del Instituto Christensen, argumentan que esto presagia una revolución: los estudiantes podrán tomar cursos que les ofrezcan habilidades esenciales rápidamente y de manera barata. El gran trastornador de la educación superior no serán los MOOCs (siglas en inglés de cursos abiertos masivos en línea), insisten: éstos se enfocan principalmente en ofrecer educación académica estándar a través de internet y sufren de tasas de deserción de hasta 95 por ciento.

Más bien, será un nuevo enfoque de aprendizaje que haga mucho uso del internet pero vincule la educación más estrechamente con el trabajo. El énfasis en las competencias en vez de en los temas hará que la educación vocacional sea más adecuada para las economías postindustriales. También desafiará al dominio de las universidades conforme los estudiantes se den cuenta de que ya no tienen que amasar enormes deudas para adquirir habilidades negociables.

La innovación vocacional producirá un mercado educativo más dinámico que ofrezca una posición clave a los colegios vocacionales, en vez de tratarlos como algo secundario.

 

 

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