Salo Grabinsky

Del verbo emprender

Salo Grabinsky

30 Ago, 2014

Otras reformas importantes

La semana pasada hablamos de los cambios estructurales aprobados con las reformas ya vigentes y que falta ponerlas en marcha. Finalizo con otras ya en operación como la fiscal y la electoral, así como lo pendiente, con sus claroscuros.

Reforma Fiscal. Esta serie de regulaciones aprobadas y en funcionamiento han sido un verdadero terremoto para los contribuyentes, tanto personas físicas como empresas y un golpe al bolsillo y los planes de muchos, sobre todo en el ahorro y previsión futuros. Los contadores están muy ocupados en adecuarse a estas disposiciones en tiempo y forma y jamás han sido más necesarios para llevar las cuentas, los impuestos y declaraciones en orden. Después de la inmensa confusión inicial parece que la mayoría ya nos estamos adaptando. Es importante que entendamos los humildes mortales que la informática y el control a través de la red ya son irreversibles en nuestra vida diaria, ingresos, gastos y, claro está, nuestros tributos. No hay más remedio que asesorarnos y cumplir. Ni modo.

Lo malo es que, según una estadística reciente, la mitad de la población está en la economía informal que, aparte de los millones de ambulantes en todo el país, son controlados por decenas de grupos muy bien organizados y algunos líderes políticos que los usan para sus fines electoreros y para ejercer presión con base en demostraciones de todo tipo. Los enormes ingresos que se reciben de actividades informales no llegan al fisco y ahí estamos en profunda desventaja los que cumplimos. Es un gran agujero financiero, es injusto para el país, además de que denota una corrupción rampante.

Reforma Electoral. Otra muestra de crecimiento y madurez de nuestra todavía imperfecta democracia, es esta reforma que, con pragmatismo y, espero, buena fe, ha sido aprobada y se verá en toda su fuerza inicial en los comicios de 2015 y posteriores. Avanzamos, pero habrá que ver qué sucede en la realidad.

Lo pésimo es que no nos tenemos confianza mutua y nuestras elecciones y su control son ejercicios carísimos donde nos vemos muy mal ante otros países de América Latina y qué decir del mundo desarrollado, cuando hay abusos y gastos discrecionales, acarreados pagados y un mal sabor de boca que redunda en un alto abstencionismo. La polémica que continúa acerca de los congresistas plurinominales y su costo es absurda ya que los tiempos cambiaron de cuando el PRI detentaba todo el poder, pero por otro lado, nadie importante dentro de cada partido se quiere arriesgar a ir a una elección directa y la posibilidad de perderla. Es un círculo vicioso y muy costoso.

Otras reformas. Aunque se me habrán ido algunas más, la reforma básica que debemos promover por justicia, convencimiento y necesidad es la Reforma del Campo. Ahí está uno de nuestros grandes problemas de pobreza, desnutrición y falta de verdaderos estímulos para sacar a millones de personas de la miseria y hacerlas partícipes del México moderno. Por ahora estamos dando paliativos necesarios para reducir el hambre y las enfermedades sobre todo en los niños, pero también estamos replicando un problema de siglos sin una solución a largo plazo, con demagogia, populismo y falta de educación de calidad en zonas marginadas tanto rurales como urbanas. No tengo una solución y sé que éste es un proceso a largo plazo y que debemos apoyarlo y supervisarlo para que no haya desvíos. Hay que convencer a las comunidades indígenas que son las más afectadas, pero éste es un problema estratégico básico que no puede ser pospuesto más.

Otra vez, los emprendedores con mucha visión social y arraigo van a ser muy efectivos, además de tener oportunidades de progreso y empleo para muchos.

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