Rodrigo Pérez-Alonso

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Rodrigo Pérez-Alonso

10 Sep, 2014

¿Nuevo iPhone?

Ayer, en un evento que repitió la fórmula que le ha funcionado en varias ocasiones, Apple anunció el lanzamiento del nuevo iPhone Air con pantalla retina y mayor tamaño. Un evento que contó como invitados especiales a los principales analistas y periodistas de tecnología a escala mundial y transmitido en forma masiva por internet. Apple demostró una vez más su poderío en el sector de dispositivos móviles de consumo.

Sin embargo, ¿qué cambió en estos dispositivos? ¿Estos eventos son comparables con la primera vez en que Steve Jobs anunció el lanzamiento del primer iPhone o el primer iPad? La respuesta tiene que ver con el principio de obsolescencia programada. Cada año Apple lanza una modificación a los productos que más le representan ingresos (como el iPad y el iPhone). En realidad las modificaciones a estos dispositivos son pequeños y no son por sí mismos eventos innovadores.

Las industrias de electrónica y telecomunicaciones basan la mayor parte de sus ingresos en este principio. Éste dicta que las compañías toman decisiones de producir de forma que los consumidores tengan que sustituir sus productos dado que se vuelven obsoletos o se descomponen dentro de un determinado periodo de tiempo. El principal objetivo de este tipo de manufactura es que los consumidores tienen que comprar productos en múltiples ocasiones, lo que estimula la demanda.

El concepto no es nuevo. Brooks Stevens, un diseñador industrial de los años 50 utilizó por primera vez esta idea en automóviles nuevos. Mientras que antes los conductores sustituían sus automóviles con poca frecuencia, General Motors, bajo el mando de Alfred Sloan, inició la producción anual de automóviles con pequeños cambios. Así, el modelo Cadillac en los 50 fue modificado cada año, principalmente en aspectos estéticos.

Lo mismo ha hecho Apple y otras compañías productoras y operadoras de telefonía móvil, software y electrónicos como Samsung, Microsoft, Telcel, Iusacell y otros. En la medida en que sacan nuevos productos al mercado de mayor velocidad, mejor estética y más accesorios, generan más demanda y sustitución de los productos. En esta ocasión, Apple introdujo al mercado iPads con mejor estética, procesadores y pantallas, no obstante que sus modelos más viejos siguen sirviendo bien. Telcel, Telefónica y Iusacell introducen cada poco tiempo smartphones nuevos y planes tarifarios para atraer a los usuarios a cambiarse de plan y generar más ingresos por usuario.

Sin embargo, el mercado de consumo de estos aparatos se ha ido consolidando en países con mercados de telecomunicaciones más maduros como EU. En una encuesta publicada por mobilefuture.org señala que en 2007 los consumidores de ese país sustituían sus smartphones cada 18.7 meses mientras que en 2011 cada 21.1 meses. Sin embargo, en nuestro país el mercado tiene mucho potencial. La penetración ronda en alrededor de 20% de smartphones y 15% en tablets.

Así, el verdadero poder de las economías de consumo es que los consumidores estamos dispuestos a caer en la trampa de la obsolescencia programada. Mientras tanto, mi próxima entrega será escrita en un nuevo y más rápido iPhone Air.

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