Pedro Alonso

Consejería

Pedro Alonso

11 Sep, 2014

El crecimiento no surge por generación espontánea

Quizá usted recuerde que en algunas ocasiones he escrito que la inversión es precondición del crecimiento. Y de tiempo en tiempo insisto en ello, pues por lo general se habla del crecimiento como si fuera algo que brota por generación espontánea y obviamente no es así, pero de la manera en que se habla de ello da la impresión que sí, cuando al final es una resultante de varias cosas que además deben ponerse en cierta cantidad y en cierto orden, pues de otra manera el resultado probablemente no será el esperado.

Digo lo anterior porque ayer se publicaron los datos de la Inversión Fija Bruta (IFB) al mes de junio pasado y al verlas uno confirma las ideas de por qué, al menos en una parte importante las cosas relativas al crecimiento de nuestra economía, están como sabemos.

Lo que dicen los datos es que en promedio, durante el primer semestre de este año la IFB fue negativa en -0.6%, en igual periodo de 2013 fue -0.3% y en el de 2012, creció 5.5%. Si consideramos al segundo semestre de 2013, el dato resulta en una caída de -3.3%, de tal manera que durante tres semestres consecutivos la inversión en maquinaria y equipo, así como en construcción, ha sido negativa y entonces es difícil esperar buenos datos en el crecimiento.

Quizá algo que puede señalarse como un dato positivo, es que la IFB en mayo y junio de este año, registró crecimientos positivos de 0.4% y 2.2%, comportamiento que se repite en el componente de maquinaria y equipo, en tanto que en construcción sólo es en junio cuando aparece un dato positivo; el primero en diecinueve meses.

Interpretar estos últimos datos como la señal del inicio de una recuperación de la economía me parece prematuro, sobre todo porque las tasas de crecimiento son pequeñas, pero tampoco puedo ignorar los datos, que eventualmente pueden ser una etapa menos dura que los pasados veinte meses. En cualquier caso habrá que ver los siguientes datos y juzgar por la realidad qué es lo que está ocurriendo.

No hay que perder de vista que la inversión requiere de algún tiempo para que rinda frutos, por lo que estos pequeños datos positivos tendrán un efecto en el mismo orden de magnitud, cuando se traduzcan en crecimiento, entre otras cosas porque la inversión es un proceso de acumulación continuada, para que surta efecto.

Incidentalmente, ayer tuve oportunidad de ver parcialmente la comparecencia del secretario de Hacienda y Crédito Público (SHCP), Luis Videgaray en la Cámara de Diputados. Verla completa al menos para mí, resulta complicado y en realidad, un tanto inútil, pues me es difícil mantener la atención sobre un evento que cambia poco de principio a fin, cuando la duración puede ser de cinco o seis horas. No dudo que haya quien pueda. Yo no.

Salvo las posturas del PRI y el PVEM, que en todo caso por ser amable las califico de alabanzas, los demás grupos parlamentarios no perdieron oportunidad de atacar justamente el tema del crecimiento y de la gestión general de la SHCP, unos con mejor discurso que otros, pero todos tiraron duro y a la cabeza, al menos en la primera ronda  (fueron tres, más las preguntas y respuestas y algo más) de posicionamientos —supongo que lo que no vi debe haber tenido mismos tonos y colores—. Por su puesto no perdieron oportunidad para recordarle al secretario sus intervenciones con críticas similares a las que hoy hacen los diputados, cuando él ocupó un lugar en la Cámara.

El secretario aguantó los embates, y en algún momento de los que le corresponden para responder reconoció la insuficiencia del crecimiento, comparándolo con el de las pasadas tres décadas, para repartir un poco la tranquiza. Pero reconocer lo mal que se han hecho las cosas no resuelve nada y suena a un parlamento que todos hemos escuchado, sí, por décadas.

Y como el movimiento se demuestra andando algo habrá que ver que sí se hace, para respaldar los dichos sobre la estrategia económica y las reformas estructurales, de las que más allá de los logros legislativos, poco o nada hemos visto. Por eso la insistencia propagandística —invasiva— en torno a las reformas de energía y telecomunicaciones, que por ser las más recientes están aún en el terreno de la promesa. La laboral, la educativa, la financiera, la fiscal, etc., están en el terreno de la realidad. Suerte.

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