La falta de diálogo entre directivos e inversionistas en EU

Dentro del elitista grupo de directores, está mal visto comunicarse con los accionistas, grandes o pequeños
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La razón de que desde siempre las juntas directivas han evitado hablar con los inversionistas es múltiple. Foto: Getty
La razón de que desde siempre las juntas directivas han evitado hablar con los inversionistas es múltiple. Foto: Getty
¿Qué sucedería si los legisladores no hablaran con los ciudadanos de su distrito?
 
Aunque parezca raro, así es como se manejan las corporaciones en Estados Unidos. Los accionistas votan para nombrar a los directores pero éstos rara vez llegan a comunicarse con aquellos.
 
Dentro del elitista grupo de directores, está mal visto comunicarse con los accionistas, grandes o pequeños.
 
 “Nosotros apoyamos el principio de que la interacción que implique la participación directa de los directores no debe de ser una forma sistemática de interacción en la mayoría de las compañías estadounidenses y para la mayoría de los inversionistas”, según la Brigada de Participación Corporativa y de Inversionistas de la Junta del Centro de la Conferencia de Administración.
 
Por eso es tan raro que los presidentes de la junta directiva de por lo menos mil compañías públicas grandes de Estados Unidos hayan recibido este mes una carta de un grupo de accionistas, que en total representan más de 10 billones de dólares en activos, con una solicitud: hablen con nosotros. 
 
Firmada por representantes de algunos de los grupos de inversión más grandes, como BlackRock, Vanguard y Calstrs, la carta insistía en que se abrieran las juntas directivas.
 

Ya llegó el momento de la participación entre los directores de compañías públicas y los accionistas”, señaló el grupo, llamado Intercambio Accionistas-Directores. “Pensamos que las compañías públicas estadounidenses, en consulta con la gerencia, deben de considerar la adopción de una política que establezca la participación entre accionistas y directores.”
 
Lo que fue insólito de esta carta es que no provino de inversionistas activistas como Carl C. Icahn o William A. Ackman, sino de inversionistas institucionales que hasta hace poco siempre habían apoyado cualquier cosa que recomendara la junta directiva. Ahora esos inversionistas quieren diálogo.
 
La razón de que desde siempre las juntas directivas han evitado hablar con los inversionistas es múltiple. La administración -el director ejecutivo, el director financiero y así sucesivamente- por lo general se reúne con los accionistas más grandes de la empresa. Algunos directores evitan las reuniones, interesados en hablar con una sola voz. La mayoría no las considera su responsabilidad. 
 
A algunos les preocupa revelar accidentalmente información delicada. Un memo enviado al respecto a los directores por la firma Latham & Watkins se titulaba explícitamente “¿Palabras peligrosas?”
 
Algunos directores ejecutivos son inseguros y no quieren que los accionistas se acerquen mucho a la junta directiva por miedo de que ejerzan una influencia indebida. 
 
Después de todo, la mayoría de los directores dependen de la gerencia y de sus presentaciones para saber lo que está ocurriendo en el interior de la empresa y lo que piensan los accionistas.
 
Y además está lo siguiente: “Muchos altos ejecutivos parecen pensar que no se les pueden confiar dichas interacciones a los miembros de la junta directiva”, según Harvard Business Review. 
 
Empero, si no se puede confiar en que los directores se reúnan con los accionistas y  los escuchen ¿Cómo puede esperarse que administren de manera competente la corporación?”
 
El Intercambio Accionistas-Directores -que fue creado por el despacho de abogados Cadwalader, Wickersham & Taft y las empresas de asesoría corporativa Teneo y Tapestry Networks- elaboraron lo que llaman el Protocolo SDX, una serie de lineamientos que esperan que las compañías públicas adopten y publiquen para determinar cuándo es apropiada la interacción de accionistas y directores.
 
Los lineamientos señalan que las compañías deben decidir en qué circunstancias se ha de satisfacer la solicitud de los accionistas para reunirse con el director; por ejemplo, para discutir la composición de la junta directiva o el desempeño administrativo. 
 
La idea es que las compañías decidan, de antemano y con transparencia, cómo piensan comunicarse con los accionistas mucho antes de que pudiera estallar una lucha de delegados.
 
Por supuesto, toda esta transparencia tiene una posible desventaja: si la junta se entusiasma demasiado con la opinión en particular de un grupo de accionistas, podría provocar un razonamiento cortoplacista que socavaría el desempeño a largo plazo.
 
Un estudio reciente del Instituto de Gobernación de Organizaciones Públicas y Privadas, en el que se examinaron otros estudios sobre el valor del activismo, determina que “la conclusión más generosa a la que se puede llegar a partir de estos estudios empíricos tiene que ser que los fondos de reserva 'activistas’ crean algo de riqueza en el corto plazo para algunos accionistas debido a los accionistas que creen en la propaganda de los fondos de reserva (y en algunos estudios académicos) y brincan sobre las acciones de las compañías deseadas.”
 
También existe el problema del acceso injusto. Los inversionistas grandes pueden tener la oportunidad de reunirse con los directores mientras que los pequeños con toda seguridad jamás la tendrán.
 
Cosa rara, hay una razón que contradice el sentido común de que no hablen los accionistas y los directores. Pese a lo mucho que digan querer un diálogo, los accionistas en realidad no están interesados. 
 
Según Tapestry Networks, en una conferencia, David Frick, miembro de la junta directiva de Nestlé, “habló de un programa para invitar a sus accionistas más grandes a reunirse con el presidente de la junta en diversas ciudades de Estados Unidos y Europa. Afirmó que los accionistas o rechazaron la invitación o de plano no se presentaron a la reunión.”
 
Aun así, la temporada de delegados del año pasado mostró que solo la cuarta parte de las empresas del índice accionario de 500 empresas de Standard & Poor’s “reportaron públicamente los esfuerzos o políticas de interacción en sus declaraciones de delegados”, según el Intercambio Accionistas-Directores.
 
En una era de activismo que evidentemente no ha concluido, parecería que cierta forma de interacción de los directores con los accionistas -en lugar de que los directores simplemente siguieran las indicaciones de la gerencia- sería de mucho provecho para que las juntas directivas trabajaran en favor de todos los accionistas y no solo de los más vociferantes.
 
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