Salo Grabinsky

Del verbo emprender

Salo Grabinsky

13 Sep, 2014

Los emprendedores y la creatividad

Siguiendo con el tema, pero esta vez con nuestros amigos(as) emprendedores y su proceso creativo, voy a arriesgarme a ofrecer un teoría simple basada sobre todo en mis experiencias con cientos (tal vez miles) de estas personas a través de décadas de un trato profundo y directo.

Los emprendedores tienen muchas características afines a los seres creativos, tanto en las ciencias como en las humanidades. Son hombres y mujeres inconformes, tenaces y obsesionados con su proyecto y por ende muy trabajadores para lograr su objetivo. Ahí empieza a haber divergencias notables, porque no son, por definición personas detallistas, cuidando hasta los más mínimos conceptos y pasos en su negocio. Por el contrario, son gente que sabe lo que quiere lograr a grandes rasgos y busca todos los caminos para hacer nacer y crecer su empresa, sin fijarse en los detalles.

Ambos grupos son personas curiosas y observadoras y les apasiona experimentar, tomando riesgos a veces extremos, pero si lo logran a base de su tesón el resultado es interesante, sobre todo su reacción al éxito.

Como vimos, un porcentaje importante de los genios creativos tiene problemas y enfermedades mentales, viven algunos con depresión permanente e incluso adicciones y un número mayor a la población en general  tiene miembros familiares con los mismos síntomas y con casos de suicidio.

Los emprendedores innatos o por vocación, a diferencia de los que lo son por necesidad económica, son, a mi juicio, personas razonablemente inteligentes, astutas, ambiciosas y con una obsesión que puede llevarlos a extremos en su trato con los demás. Es más la transpiración que la intuición ya que ellos trabajan y obligan, sobre todo al principio, a sus familiares y a otros que tienen el dudoso placer de estar empleados, a seguir su ejemplo sin contradecirlos.

Un rasgo que no se si considerará un mal mental (yo creo que sí) es que muchos de mis amigos tienen un alto grado de arrogancia, de sentirse inmortales, con el grado de neurosis correspondiente. No aceptan de buen grado los tratamientos con psicólogos porque piensan que ellos (as) están bien y los demás están equivocados.

Esa arrogancia es, para mí, una de las mayores deficiencias de los emprendedores exitosos ya que, tarde o temprano se enfrentan a errores graves cometidos por ellos. Ser exitoso en los negocios debe ser, correctamente, motivo de orgullo y de que la gente admire su actuación y la creación de un patrimonio importante, pero puede ser su peor enemigo. Ellos  no pueden aceptar la pérdida de su poder y del control del negocio e incluso el rechazo a su autoridad por parte de sus familiares y el entorno social.

Hay emprendedores muy creativos, ideando productos o servicios únicos en el sector al que pertenecen y triunfan por proveer algo diferente al montón. Otros están en ramas comerciales o industriales donde se requiere trabajo y no hay mucho más que hacer. Hay de todo en este mundo.

Es en el proceso de sucesión  donde más se perfila la personalidad del fundador (a) que, al ver llegar el final de su carrera lo rechaza, se vuelve más dictatorial y, al salir de su empresa-bebé sufre unas consecuencias de angustia y depresión que son terribles. Yo creo firmemente que con un proyecto de vida, donde impere el sentido común y la creatividad en diversos campos, el emprendedor arrogante y todopoderoso puede vivir una espléndida época dorada y, al tener metas, su arrogancia y otras enfermedades tanto físicas como mentales disminuyen para bien de ellos y todos los demás.

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