Víctor Beltri

Víctor Beltri

18 Sep, 2014

La Rusia que viene

No es necesario haber conocido el Moscú de la Unión Soviética –aunque, qué afortunados quienes lo hicieron– para sorprenderse ante la riqueza de los rusos. El derroche, el gusto por lo ostentoso, los vendedores que se frotan las manos cuando los ven entrar a los grandes almacenes.

El nombre del juego en la Rusia contemporánea es “Energía”. Basta con hacer una búsqueda en internet para encontrarse con que la mayoría de las grandes fortunas pertenecen a este sector. Gente que hace 30 años vivía en un sistema comunista ahora podría mantener a ciudades enteras del antiguo régimen.

En México, el sector energético está a punto de abrirse, lo que indudablemente traerá nuevas oportunidades de negocio y miles de fuentes de empleo. Sería aventurado afirmar que la riqueza generada podrá compararse con la de los rusos: las condiciones, los tiempos, son distintos. Sin embargo, los negocios, los recursos, las grandes fortunas estarán aquí antes de lo imaginado.

¿Cómo aprovechar las oportunidades que vendrán, tras las reformas estructurales aprobadas el año pasado? Porque las oportunidades estarán, para todos, a despecho de quienes lo niegan interesadamente. El secreto está en entender los nuevos paradigmas, abrirse al cambio, ser capaces de adaptar los modelos de negocio a la nueva coyuntura. Las empresas que no estén abiertas a la innovación tendrán una desventaja substancial frente a aquellas que sí lo estén. Las empresas tradicionales serán incapaces de aprovechar las nuevas condiciones con la misma rapidez de aquellas abiertas a la innovación. ¿De qué tipo es la suya?

Hay diferencias claras entre unas y otras. En un ambiente de innovación, por ejemplo, las metas no siempre están claras y definidas, sino que por el mismo grado de incertidumbre las metas son más bien ambiguas. En la operación tradicional, los resultados o entregables se conocen con anterioridad, mientras que en innovación el resultado normalmente se conoce hasta que se produce.

La innovación no es favorecida por la administración por silos o compartimentalizada, lo que sí ocurre en la operación tradicional, e incluso se procura. La operación tradicional, por otra parte, implica riesgos familiares y transparentes, que pueden asumirse con un grado mayor de certidumbre: en la innovación los riesgos son nuevos y poco comunes y, el factor humano, la gente, actúa como un verdadero agente creador, mientras que en la operación tradicional son meros módulos intercambiables.

La innovación presenta beneficios palpables, del orden estratégico y operativo. Los beneficios de tipo estratégico pueden ser, entre otros, la creación de nuevos productos y servicios; el desarrollo de nuevos modelos de negocio, o la apertura de nuevos mercados. Los beneficios de tipo operativo incluyen un aumento de eficiencia o la mejora continua de la organización entera. Los beneficios de uno u otro tipo tendrán como resultado, necesariamente, una posición diferente, más ventajosa, respecto a sus competidores. La innovación permite a cualquier organización agregar más valor a sus productos y servicios, convertir un genérico en un producto diferenciado, o realizar sus actividades con mayor eficiencia para utilizar mejor los recursos existentes.

La innovación presenta retos, sin embargo: innovar es altamente complejo, y por eso genera alto valor agregado. Para poder lograrla, hay que entender el entorno en el que se desenvuelve la organización, las capacidades con que cuenta, la estrategia y objetivos existentes y a partir de ahí ser capaces de crear soluciones únicas. Los modelos tradicionales de management no siempre ayudan a conseguirla, dado que las estructuras organizacionales no están preparadas para recibir y aprovechar las ideas o soluciones que proponen sus miembros.

Las oportunidades vendrán en poco tiempo, como hemos afirmado con anterioridad. Todas las empresas de nuestro país podrán aprovecharlas, si están preparadas adecuadamente. La decisión sobre tomar el barco, o ver cómo se aleja desde el muelle, es suya. Lo invito a continuar la conversación a través de Twitter o de mi correo electrónico. Innovemos juntos.

vbeltri@duxdiligens.com

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