Pedro Alonso

Consejería

Pedro Alonso

30 Sep, 2014

Falta poco para ver de qué lado masca la iguana

Desde hace varios meses en este espacio he escrito sobre la importancia que los conflictos geopolíticos tienen para los mercados en general y para las condiciones económicas de quienes se ven expuestos a ellos, unos de forma directa y otros, aunque no tanto, pero siempre reciben algún impacto negativo.

Desde el inicio de los problemas entre Rusia y Ucrania —que es evidentemente el conflicto de mayor peso en el planeta— se han sumado otros que, sin restarles importancia, claramente no tienen la dimensión de aquél. Asimismo, otros temas han surgido que si bien suponen cierta conflictividad, han podido ser resueltos de manera civilizada, como fue el caso de la postura separatista de Escocia.

Desde luego, en el lado opuesto están los asuntos “no civilizados”, como es el levantamiento del llamado Ejército Islámico de Irak y Siria (ISIS, por sus siglas en inglés) que además de la brutalidad con la que actúa, ha demostrado ser una fuerza organizada, no menor y bien armada.

Si bien este no es un conflicto de grandes dimensiones, sí es uno de difícil solución por sus características generales (ubicación geográfica, orígenes religioso-ideológico, países involucrados, antecedentes desafortunados de intervenciones de Estados Unidos en esa parte del mundo, sentimientos nacionalistas, heridas abiertas, etc.) y por los costos que puede ocasionar en muchos terrenos: humano, seguridad internacional, político y económico. Más los que a usted se le ocurran. Las decisiones para encontrar una solución pronta y con costos razonables y las acciones que de ellas deriven, requerirán de una cuidadosa evaluación, para no causar un desastre mayor.

Así las cosas, los mercados parecen estar dispuestos a “comprar” cualquier manifestación más o menos importante o que por lo menos ocupe aunque sea por unos días a los medios de comunicación y a convertirle en un tema de “conflicto”, de cualquier especie. Por ejemplo, el viernes pasado la renuncia de un importante —y famoso— ejecutivo de una de las firmas de operación de portafolios más importantes del mundo ocupó las cabezas de los medios especializados y a más de un participante le pareció que podía derivar en una calamidad.

En la línea de las acciones separatistas, los eventos que hemos conocido en Hong Kong con relación a China y en Cataluña, con relación a España, También han levantado cierta ámpula entre los participantes del mercado. En su momento también causó inquietud la contienda entre Israel y Palestina y hasta el asunto de los bonos de la deuda de Argentina.

Lo anterior vale —pienso— para ilustrar la ansiedad con la que hoy se está operando, apoyada desde luego por eventos como: la “normalización” de la política monetaria en Estados Unidos, Europa con su baja inflación, raquítico crecimiento y acciones insuficientes para buscar una solución, en medio de un enredo político, China con bajo crecimiento, el dólar caro en todos lados, etcétera.

Lo cierto es que el panorama no es sencillo y por eso es que no me animo a tomar una posición optimista de mediano plazo. Me cuesta trabajo eliminar así nada más porque sí, todos los elementos que se tienen enfrente; los reales y los que se nos ocurren a cada rato y que van y vienen según la dirección y fuerza del humor de los interesados.

En todo caso, pienso en lo que puede pasar en los próximos tres meses, los que empiezan mañana, 1° de octubre. Confío en que los resultados corporativos muestren una buena cara y que se combine esto con la baja de precios que hemos visto en las semanas recientes. Espero que las condiciones técnicas que comenté recientemente, cumplan su papel y sirvan de posición de arranque para un alza de corto plazo que me permita mejorar mis resultados del año.

Si no fuese así, por la razón que sea, estoy dispuesto a tomar mis utilidades —pequeñas— y a asumir mis pérdidas —no tan pequeñas—, a acortar más aún mi plazo de operación y los márgenes en que me muevo, con una cantidad de recursos menor a lo habitual y a operar con más agresividad, lo que no significa con descuido; al contrario. Digamos que estaría dispuesto a ganar poco y a perder menos que poco. Veré si puedo hacerlo. En cualquier caso, no falta mucho para ver de qué lado masca la iguana. Suerte.

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