Salo Grabinsky

Del verbo emprender

Salo Grabinsky

4 Oct, 2014

Por qué tener reglas

Es harto conocido en  organizaciones, empresas y gobiernos que una de las causas de problemas que los afectan y provocan su ruina son la  indisciplina y el desorden por falta de reglas. A veces el tener políticas muy rígidas o dictatoriales causa desobediencia, revoluciones o golpes de Estado, ya que las consideran injustas o selectivas y no se aplican a los poderosos. Los procesos democráticos se afianzan cada vez más en el sentir de la gente y continúan siendo los métodos de gobierno más conducentes a la paz social y al crecimiento. Hay imperfecciones, actos de corrupción y la tendencia a adueñarse del poder y no soltarlo, pero a pesar de esto, son preferibles las dictaduras de cualquier tipo a los movimientos fundamentalistas mesiánicos que tienen a muchas regiones en un vilo.

En las empresas familiares no existe una democracia sino, en el mejor de los casos, una dictadura benigna y flexible, que esté encaminada a la continuidad y la supervivencia del negocio y del patrimonio familiar. Lo que  debe haber es una  comunicación entre las partes, familiares y socios, ejecutivos y empleados que  dé credibilidad y provoque confianza y apoyo en las decisiones que se tomen.

Uno de los puntos más importantes que definen a los negocios familiares es su planeación a largo plazo, debiendo cuidarse de las crisis que se presenten en el camino. Esta certidumbre en el entorno es una de las fuerzas por las cuales muchos empleados continúan por décadas laborando lealmente en el negocio.

Para dar certidumbre a los miembros y posibles sucesores de la familia dueña a través del tiempo, es necesario fijar reglas lógicas de aplicación inmediata en el sistema familia-empresa-patrimonio de los dueños ya que estos tres elementos están muy relacionados entre sí y con frecuencia se traslapan, creando conflictos.

Las reglas evitan confusiones, aclaran dudas, previenen malos entendidos y actos dañinos efectuados por ignorancia o mala fe. Al formularlas y ponerlas a la disposición de las partes interesadas se evitan ambigüedades y se les da certeza a los miembros  de la empresa familiar. Al estar escritas y firmadas por los responsables se vuelven leyes que deben cumplirse ya que el infringirlas tiene una penalización, también fijada dentro del reglamento tanto familiar como del negocio.

Es fácil pensar que los parientes del/los dueño(s) fundador(es)  tienen el derecho de exigir puestos altos de trabajo por el hecho de ser miembros, recibir ventajas monetarias, prestaciones y otros privilegios, apelando a sus influencias. Este fenómeno es bastante común y muy peligroso porque se provoca desorden, envidias y conflictos. El definir y plantear ciertos conceptos y formalizarlos en un protocolo familiar y/o en los estatutos de la empresa va a hacer menos complicada (porque toda sucesión tiene problemas únicos) la transición generacional e incluso la venta o fusión de un negocio o sus partes.

Las reglas y sus reglamentos son indispensables como una parte del engranaje de un sistema tan delicado como el de la empresa familiar y, por supuesto, deben irse adaptando a las circunstancias y ponerse al día con los años.

Como asesor de empresas familiares he ayudado por varias décadas a cientos de empresas familiares a ponerse sus reglas y, a pesar de algunos fracasos, el resultado es definitivamente positivo. El 17 de octubre voy a impartir el seminario Las reglas del juego en las empresas familiares, en el DF, ya que el interés es cada día mayor dado el cambio generacional y las turbulencias que experimentamos en todos los aspectos.

Los invito a llamarnos al (55) 5294 8407 o 5294 8633 para información e inscribirse sobre este tema clave, porque les va a cambiar radicalmente su planteamiento.

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