Jesús Alberto Cano

Colegio Nacional de Economistas

Jesús Alberto Cano

6 Oct, 2014

Los cambios estructurales en México serán fundamentales para adecuarnos a lo que está ocurriendo en el mundo

El mundo está entrando a un proceso de cambios diversos y muy intensos, que los historiadores económicos podrán discernir con los mayores elementos de que disponen, por lo que ha ocurrido en el pasado; pero sucede que, como en pocas ocasiones en que nos haya tocado vivir, esos cambios —que de hecho ya empezaron— y no obstante que no están afectando a todos los países por igual, México probablemente estará entre los ganadores, si bien no está muy claro cómo podrá impactar a todos los segmentos de nuestra población, lo que ocurra.

Quizá podríamos apreciar mejor los cambios, si comparáramos las tendencias económicas de largo plazo con lo que ocurre con los ciclos económicos, en los que en sus cortas etapas de subida y de bajada, la predisposición es afectar a todos los participantes (la población) esencialmente por igual, en su suerte económica; por ejemplo, empleo o desempleo, etcétera...

Por otro lado está lo que ocurre en los cambios permanentes, de largo plazo, y no los que conforman los ciclos, sino las tendencias duraderas, como es por ejemplo la relativamente reciente magna entrada de China e India en la ecuación económica del mundo y los efectos que están teniendo y tendrán en el poderío económico de EU, Japón y Europa.

Las reformas estructurales, que acabamos de vivir en sus inicios, fueron acciones encuadradas en los fenómenos de largo plazo —los de las adecuaciones permanentes— y eso tiene que ver con lo que ocurre en México, por sus propias circunstancias y lo hemos vivido muchos mexicanos, más allá de las acciones gubernamentales y legislativas. De ahí la importancia de las políticas sociales a implantar, la lucha contra la pobreza y los esfuerzos a favor de la educación.

Por ejemplo, en la Ciudad de México hemos tenido la “fiebre de construcciones” de edificios altos para oficinas y también para viviendas, no obstante que simultáneamente hemos vivido una especie de mini recesión, desde 1997 hasta la fecha, además de un aletargamiento de 33 años de nuestra economía, pero alguien ya percibe que se van a necesitar tantos espacios, como los que estamos observando en construcción.

Luego, también, estamos más conscientes que nunca de la necesidad de financiar y construir viviendas para los segmentos de menores ingresos, en parte porque las poblaciones ya están con nosotros y les urge contar con viviendas mejores; y porque también vienen más familias, no obstante que el gran crecimiento de la población de México, en las décadas de los 50’s 60’s y 70’s ya concluyó.

Tenemos ahora que adecuarnos a vivir y preparar el México permanente de lento crecimiento de la población, constante y de largo plazo.

Ahora tenemos otra etapa de gran necesidad de construir infraestructura, porque nuestra economía va a crecer y crecer mucho. El componente poblacional ya está, y los recientes descubrimientos petrolíferos del continente americano sólo necesitan ser explotados, con los cercanos desarrollos tecnológicos en esa materia, para el gas y el petróleo de lutitas (“shale”) de que disponemos en nuestro país, Estados Unidos y Canadá. De ahí que la futura zona energética de Norteamérica se está formando, si juntamos y analizamos todo lo que hemos leído en los años y meses recientes sobre esos temas.

Estos cambios logrados y los ajustes que aún quedan por hacerse, serán de gran importancia para todo lo que está por venir. Por ejemplo, las elevadas olas de volatilidad y los riesgos de salidas masivas de capital de México por la normalización que estará llevando a cabo el Banco Central de Reservas de Estados Unidos a principios del año que entra, podría causar grandes daños a México, de no ser por las recientes reformas estructurales.

Todo apunta ahora a que las expectativas para México, en el relativo corto plazo, es que va a recibir entradas importantes de capitales para invertir y participar en el crecimiento de la economía mexicana, por parte de empresas de otros países; de ahí que el impacto neto de entradas y salidas de capital probablemente favorecerá a México o se equilibrará.

Esos son los elementos de la ecuación del área que va a crecer. En lo que concierne a la que puede enfrentar problemas de contracción económica como parece que les puede ocurrir a varios de los países europeos, su zona euro lleva ya algunos años de estancamiento, como le ocurrió a Japón durante las décadas de lento crecimiento nuestro.

Ese “viejo continente” conjunta países ganadores y perdedores. Por ejemplo, están por un lado Alemania, los países nórdicos, Holanda, el resto de Europa del norte y los del sur, como Italia, Francia, España, Portugal y Grecia, que están teniendo serios problemas para ajustarse.

Quizás tengan que adecuar algunas de sus prácticas como la del “euro”, que les ha causado inmensas restricciones en su capacidad de ajustarse a desequilibrios de balanza de pagos, cuando se está del lado deficitario.

 

(*) Economista

@acanovelez

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